La Argentina produce hoy menos cantidad de nafta que hace 20 años

29 DIC 2010 10:03h

Nafta

 La cantidad de autos creció, pero la capacidad de refinación de las petroleras no acompañó esa tendencia. Desde 1990 hasta el año pasado, hubo una caída de alrededor del 16% en la producción de nafta.


Por Marcelo Canton 


A la hora de explicar los faltantes de combustibles, los discursos son muchos. Pero la realidad es una: hoy la Argentina produce menos nafta que hace veinte años. La cantidad de autos creció, pero la capacidad de refinación de las petroleras no acompañó esa tendencia.
En 1990, la Argentina produjo 7.165.032 metros cúbicos de nafta, según datos el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas. En 2009, último dato anual completo, la producción fue de 6.035.175 m3.
Una caída de alrededor del 16 por ciento.
Podrán algunos alegar que comparar la situación actual con los tantas veces criticados años ‘90 puede tener connotaciones políticas. Entonces, comparemos el año 2003, cuando asumió el gobierno Néstor Kirchner, con el año pasado, mandato de su esposa: la producción total de naftas en ese período cayó en casi 190.000 m3.
La tendencia se mantuvo. ¿Se habrá quebrado en 2010? Habrá que esperar los números finales del año, pero hasta aquí los datos son estos.
Las petroleras conocen, claro, la situación. Ayer, consultada una de las más grandes del país sobre el tema, sacó a relucir cuadros de venta de naftas. Es que las exportaciones de ese combustible, que en algún momento se hicieron, podrían desdibujar las cifras finales. Sin embargo, las conclusiones son similares. Según los datos que expuso la compañía, cuya fuente última son los registros de la secretaría de Energía, hace 15 años, se despacharon en los surtidores de todo el país 6.456.658 m3 de naftas. El año pasado fueron 5.759.280: 700 mil metros cúbicos menos . Y en este año, en que las empresas aseguran que habrá un alza de la demanda, esperan que las ventas lleguen a 6.248.819, aún por debajo del registro de 1995 . ¿Puede seguir hablándose de que la falta de combustibles en el país es un problema del crecimiento? Difícil de sostener.
¿Qué pasó para que se registre esa curiosa evolución, cuando la cantidad de autos no paró de crecer? “En los ‘90 se eliminó el impuesto a los combustibles para el gasoil y creció el parque automotriz gasolero -señaló el ex secretario de Energía Daniel Montamat-. Las petroleras priorizaron ese combustible”. También en los ‘90 apareció el fenómeno del GNC , y hoy hay alrededor de 1,5 millón de vehículos que se mueven con ese combustible. Pero la nafta sigue faltando.
“La explicación es que no hay nueva capacidad de refino, se hicieron toques a las refinerías existentes, pero no hay ninguna nueva”, agrega Montamat. Es un problema que el propio Gobierno diagnosticó tiempo atrás, cuando planteaba obligar a las petroleras a aportar US$ 2.000 millones para hacer una refinería nueva en Comodoro Rivadavia. Se llamaría Gral. Mosconi. El proyecto quedó en la nada cuando las petroleras plantearon que preferían hacer cada una su propio plan de inversión. Pero los números demuestran que, al menos hasta ahora, esos planes no han fructificado tanto como para quebrar la tendencia: el país aún produce menos nafta que 10 o 20 años atrás.

http://www.ieco.clarin.com/economia/Argentina-produce-cantidad-nafta-anos_0_398960353.html

La economía en el “País de las Maravillas”: cómo fue el 2010 para el INDEC

27 DIC 2010 09:42h

INDEC


Con la inflación manipulada, hubo aumentos notables en los indicadores oficiales de ingresos.

Por Ismael Bermúdez

En el “mundo” del INDEC, en el que la inflación anual ronda el 11%, este año fue extraordinario para los más humildes, para los indigentes y pobres, para los jubilados y para los asalariados en blanco y en negro. Y como en los tres años anteriores, los precios subieron moderamente en la versión oficiail, 2007, 2008 y 2009 fueron también más que beneficiosos para la gran mayoría de los argentinos.
Se acumulan cuatro años de mejoras que desafían todos los manuales de economía, aunque este período coincide con las sospechas de que los índices de inflación están manipulados .
Con los números del INDEC, los asalariados formales -8 millones- pueden comprar un 16% más que a fines de 2009, sin considerar los plus que recibieron o están recibiendo algunos gremios en estos días porque dicen que el salario no les alcanza . Los más de 4 millones que están “en negro” también fortalecieron el poder adquisitivo, pero “apenas” un 10%, solo porque entre 2007 y 2009 ya habían tenido una recuperación más que sorprendente.
Así, y luego de la normalización salarial que se produjo hacia fines de 2006 tras la crisis de 2001-2002, en solo 4 años el poder de compra de los asalariados no registrados creció el 77%, dejando atrás a los trabajadores formales que mejoraron un 52%. Esto pasó porque los empleadores consintieron en dar aumentos salariales que superaron ampliamente el 110%, en tanto remarcaron los precios minoristas menos del 40%.
Que los salarios suban año tras año por el ascensor y los precios por la escalera es otro “mérito” de la estadística oficial .
Aunque siguen colapsando con juicios los tribunales de la Seguridad Social, más de 5 millones de jubilados y pensionados no se quedaron atrás porque recibieron dos aumentos en el año y en diciembre los $ 500 extras, que les permitieron fortalecer un 15% la capacidad de compra . Y en estos cuatro años, si bien no les fue tan bien como a los empleados en negro, no deberían quejarse: cotejando los aumentos de los haberes y la inflación oficial pueden comprar un 60% más. Algo similar sucedió con los pensionados.
Todo esto tuvo lugar con el agregado de que este año los hijos de los desocupados y trabajadores informales cobraron la asignación de $ 180 mensuales que luego se elevó a $ 220, absorbiendo lo que percibían de los planes sociales.
Sin embargo, esta mejora real no modificó mayormente los datos de indigencia y pobreza que bajaron poco en 2010 porque ya habían caído mucho desde que se empezó a manipular los datos de inflación a fines de 2006 . El INDEC puso así en cuestión el impacto de la implementación de la Asignación por Hijo -algo que no motivó la reprimenda del Gobierno-, porque si hubiera tomado en cuenta plenamente la incidencia social, las cifras de indigencia hubieran sido negativas , algo imposible.
De todas maneras, con las mejoras reales y los beneficios surgidos de la baja estadística inflación oficial, no es extraño que para el INDEC no haya casi indigentes -apenas el 3,1% según los datos de la primera mitad de 2010- y en estos 4 años hayan salido de la pobreza 8 millones de personas, aunque el consultor oficialista Artemio López contradiga esos números y asegure que el número de pobres duplica las cifras oficiales.

La mitad de los trabajadores en blanco gana menos de $ 2.500 mensuales

12 OCT 2010 08:48h

Sueldos

Tienen empleo, pero este nivel de ingresos no les alcanza para salir de la pobreza.

Por Ismael Bermúdez

En la Argentina hay actualmente 6.663.732 trabajadores en relación de dependencia que están registrados o “en blanco”. Pero están sometidos a situaciones muy dispares en materia salarial. Por caso, una cuarta parte gana menos de 1.500 pesos al mes. Y la mitad percibe apenas menos de 2.500 pesos.
En esta radiografía salarial, las mujeres llevan la peor parte y también los jóvenes, quienes además registran una alta proporción de desempleo y trabajo en negro.
Esto implica que tener un trabajo en la Argentina de hoy no es garantía de bienestar. Es más, se puede concluir que buena parte de los que tienen empleos “en blanco” no ganan lo suficiente para salir de la pobreza o para comprar una canasta familiar que incluya bienes y servicios medios que se evalúa, para una familia tipo, en más de $ 3.000 mensuales.
Estos datos surgen de las estadísticas oficiales basadas en la información que declararon las empresas ante el sistema de la Seguridad Social.
Incluye los sueldos del sector privado y también los del sector público nacional y de las provincias que transfirieron sus cajas jubilatorias a la Nación. Son salarios que están sujetos a aportes, es decir, antes de los descuentos de jubilación y obra social.
Los datos corresponden a marzo de 2010. Desde entonces se estima que los sueldos tuvieron, en promedio, un aumento del 15% , acompañando a la inflación real, no a la que registra el INDEC.
Pero ese aumento nominal no altera el ingreso de bolsillo porque las cifras a marzo corresponden a los sueldos brutos, sobre los cuales hay que deducir el 17% por los descuentos de jubilación y salud.
Si esta es la realidad de los ingresos de los trabajadores que están en blanco, peor es la de los 4 millones que están en negro con sueldos calculados entre un 30 y 40% inferiores a los formales .
Entre los que ganan más de $ 7.000 al mes hay apenas 577.298 empleados, menos del 9%. Y solo 67.615 (el 1%) ganan por encima del tope salarial sobre el que se efectúan los descuentos de Seguridad Social. Sin embargo, además de los descuentos de jubilación y salud hasta el tope, en el caso de los salarios más altos el ingreso neto se reduce por las retenciones de Ganancias y no tienen derecho al cobro de las asignaciones familiares que se pierde cuando el sueldo bruto supera los 4.800 pesos.
Las actividades con los sueldos proporcionalmente más bajos son el sector agropecuario, comercio, enseñanza, actividades inmobiliarias, construcción y algunas ramas industriales , como “prendas de vestir”. A su vez, Tucumán y Santiago del Estero son las provincias con el sueldo promedio más bajo.
De los 6.663.732 de asalariados, un tercio son mujeres quienes, además, en proporción, tienen sueldos más bajos que los varones . Eso obedece a que es mayor la proporción de mujeres ocupadas en negro y, preponderante, en el servicio doméstico, que dispone de un régimen especial.
Por edades, casi el 30% de los asalariados formales (1,9 millones) tiene menos de 29 años y un poco más de la mitad (3,6 millones) entre 30 y 49 años. El resto (1,2 millones) supera los 50 años.
La baja proporción de asalariados formales jóvenes se explica porque una gran parte está desocupada y el resto se desempeña en negro. También sorprende e impacta que 2,8 millones de jóvenes entre 18 y 29 años -el 35% del total- se declaren inactivos ya sea porque estudian y no trabajan o ni estudian ni trabajan.

Trabajadores pobres

DOMINGO, 14 DE MARZO DE 2010

EL SALARIO MINIMO, VITAL Y MOVIL Y LA DISTRIBUCION DE LA RIQUEZA

Trabajadores pobres

La condición esencial del trabajo es la existencia de un salario. Y la del salario, permitir acceder a cubrir las necesidades básicas. Salario mínimo vital y distribución de la riqueza son conceptos inseparables.
 Por Matias Cremonte *

“El salario es la herramienta de distribución de la riqueza por excelencia”, afirma Cremonte.
El debate sobre la cuestión de la pobreza volvió a ocupar un lugar destacado. Cuando se discute ese tema se construye una idea de pobreza basada estrictamente en la necesidad de sobrevivir, ocultando el derecho a vivir dignamente. Conceptos idealmente contradictorios, actualmente conviven, en tanto el discurso no los contrapone: trabajo y pobreza pueden coincidir en una misma persona, cuando justamente aquél debiera marcar la diferencia sobre ésta. La historia del movimiento obrero está estrechamente ligada a la miseria y a la pobreza que el desarrollo del capitalismo implicó para la clase trabajadora. Esto que puso sobre el tapete la denominada “cuestión social”, hizo indispensable acordar la vigencia de un jornal mínimo, teniendo en cuenta las necesidades del trabajador y su supervivencia. Desde allí comenzó a desarrollarse el concepto de “salario asistencial”, basado en la doctrina de la Iglesia, y el sustento es que se trata de un “derecho natural”.
La “cuestión social” que comenzara a debatirse a comienzos del siglo pasado, con demasiada sangre obrera de por medio, derivó en leyes laborales y en reformas constitucionales que ampliaron el arco de reconocimiento de derechos civiles y políticos hacia los derechos sociales. Pero al mismo tiempo el mundo derivó en una guerra mundial, una revolución socialista, y una gran crisis económica en 1929. Los sindicatos adquirieron una importancia trascendental, hasta el punto de lograr en muchos casos una fuerza similar a la del capital. Y sin perjuicio de que finalmente ello derivó en la Segunda Guerra Mundial, en muchos casos implicó que, en general, el nivel de vida de los asalariados, luego de la primera posguerra y hasta la crisis siguiente y/o luego la segunda guerra, era superior a lo que significaran los “salarios asistenciales”.
En Estados Unidos estalla la crisis del ‘29, y sólo a partir de 1933 logra comenzar a vislumbrar la salida. Fue con la asunción de Roosevelt que el país toma un giro, y entre otras medidas decretó que el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) que debía pagarse era aquel que “no solamente permita la subsistencia, sino que hagan posible una vida decente” de los trabajadores. Y agregó que “ningún comercio, cuya existencia dependa del pago de salarios menores que los suficientes para la vida a sus obreros, tiene derecho a continuar en este país”.
En nuestro país, lo propio impulsó Perón en 1945 (decreto 33.302/45): “Salario vital mínimo es la remuneración del trabajo que permite asegurar en cada zona, al empleado y obrero y a su familia, alimentación adecuada, vivienda higiénica, vestuario, educación de los hijos, asistencia sanitaria, transporte o movilidad, previsión, vacaciones y recreaciones”.
Por su parte, la reforma constitucional de 1957, que introdujo el artículo 14 bis, estableció el derecho a una “retribución justa”, y a un “salario mínimo vital y móvil”, entendido de ese modo. Aún lo plantea así nuestra Ley de Contrato de Trabajo: “salario mínimo vital es la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento”. Es decir, el salario justo dejó así de ser considerado solamente el que asegurara las necesidades vitales, sino el que asegurara una vida digna, que incluye el esparcimiento, el desarrollo personal y cultural. Salario mínimo vital en esos términos y justa distribución de la riqueza eran conceptos inseparables.
Pero esos conceptos se separaron. Se dejó de calcular oficialmente el salario mínimo vital y comenzó a hablarse de líneas de pobreza e indigencia. Así, la variable pasó a ser la supervivencia física, sin ninguna relación con la justicia distributiva ni con la finalidad social que el concepto de salario justo persigue. El Consejo del Salario como institución que fija el SMVM se plantea tratar de alcanzar ese límite estadístico, y no ya el que establece su definición. Incluso suele fijarse por debajo de esa línea que mide la pobreza. Se llega así a la paradójica situación de afirmar que siendo trabajador se puede ser pobre. Se asiste entonces a la conformista aspiración general de asimilar el salario mínimo con la línea de pobreza.
La condición esencial del trabajo es la existencia de un salario, y la de éste, permitir acceder a cubrir las necesidades que su definición establece. Eso no invalida las soluciones de emergencia ante la evidencia de la pobreza y la miseria, como las asignaciones universales, seguros de empleo y demás opciones, pero mientras no se acompañen de un plan general para salir de la crisis, que persiga salarios dignos y pleno empleo, no implicará una solución de fondo. El salario es la herramienta de distribución de la riqueza por excelencia, y en la medida que se abandone la lucha por su vigencia en los términos que la ley lo define, no será posible una solución de fondo para la pobreza. Está muy bien discutir la pobreza, pero asumiendo que esa discusión es inescindible de la riqueza. Y discutir salarios es discutir riqueza. Debiera por tanto comenzarse, por lo menos, por defender el cumplimiento de la Constitución Nacional, y exigir la (re)instauración real de un Salario Mínimo Vital y Móvil acorde a su definición legal, o lo que es lo mismo, un salario digno.
* Abogado laboralista, director del Departamento Jurídico de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), Consejo Directivo Nacional.

FUENTE: PÁGINA 12