Control de precios, Artemio y después…





Control de precios, Artemio y después…


En una columna de opinión publicada en Infobae, el otro día escribió Artemio López -fiel a su estilo, un interesante y polémico artículo- sobre el control cambiario. Lo bueno de Artemio es que promueve el debate y, según él mismo lo dice, se rebela frente al sentido común.
Por supuesto que el artículo me sedujo, como a muchos, y me propuse aportar algunas observaciones sobre él para sumar al debate.
Para esto voy a tomar como guía el artículo de Artemio y, en los principales puntos, darle el otro punto de vista, que hoy es a contramano de lo que plantea. Lo que ponga en comillas es parte del texto de su artículo y luego mis comentarios.
El control de precios
“…otra gran medida de gestión orientada a sostener los niveles de consumo y el empleo, mejorando las condiciones de vida cotidiana del conjunto de la ciudadanía, en especial, de los sectores más vulnerables”, afirma Artemio.
Por supuesto esta frase es muy buena porque reconoce que el aumento de precios (es decir, la inflación) afecta a los que menos tienen, sea vía el consumo, o bien vía el empleo. Debe ser el primer artículo de una persona vinculada al oficialismo que resulta tan claro para mostrar los efectos nefastos de la inflación en los trabajadores. Bien por Artemio.
En cuanto a la medida que se refiere, no “se trata de un acuerdo de precios”. Debemos poner las palabras en su justa definición: se trata de un congelamiento de precios, no se acordó con nadie, nada. Es una medida impuesta de facto por la Secretaría de Comercio. Un acuerdo significa que las partes involucradas se sientan a negociar las medidas antes de su implementación. Un acuerdo siempre significa diálogo y negociación. No es este el caso.
Pero ¿cómo se evalúa si una política es o no exitosa? Sencillo, se ven las consecuencias de su implementación en un período de tiempo determinado. Decidir de cuánto será ese período es crucial según lo que se quiera demostrar.
En economía, como en la vida, realizar análisis desde las fotos, en lugar de mirar la película, lleva a conclusiones alejadas de la realidad. Artemio elige algunas fotos, e incluso se atreve a breves cortos, pero decide obviar la película para que la realidad se adapte mejor a su relato, y no viceversa.
En mis primeros años de facultad tuve un compañero que era un gran alumno, se sacaba las mejores notas, no salía de noche, evitaba cualquier actividad social o extracurricular que lo distrajera de su objetivo: el estudio. Vivía para estudiar, su mundo se reducía a esforzarse para ser el mejor académicamente. Y de hecho hasta la mitad de la carrera, lo fue. Sin embargo, a los 20 años, tanta dedicación y esfuerzo son difíciles de sostener en el tiempo y mi compañero decidió comenzar a disfrutar su vida de otra manera. Fiestas, noche y alcohol y cierto deseo de recuperar el tiempo perdido convirtieron al otrora estudiante brillante en un coleccionistas de cuatros que tardó bastante más que el promedio en recibirse.
Este simple ejemplo sirve para mostrar dos cuestiones: por un lado, si se evalúa la carrera de mi compañero hasta la mitad, se podría hablar de excelencia; si se la analiza completa, fue simplemente mediocre. Es decir, en función de dónde se hace el corte para el análisis de una situación, es posible arribar a una conclusión diferente.
Por otro lado, no es posible pensar lo sucedido en la segunda parte de la carrera como desvinculado de la primera parte. El exceso de rigidez del principio influyó de manera determinante en el descontrol que eligió después. No se trata de situaciones independientes.
En este artículo vamos a extender un poco más el tiempo de análisis de Artemio y ver qué pasó después, siempre dentro de los mismos gobiernos peronistas que analiza, para excluir los nefastos golpes de Estado que sobrevinieron.
Artemio pone de subtítulo en la nota “¡LES VA A SALIR UNA JOROBITA!”: debo decir que no lo entendí. Probablemente se trate de mi propia limitación, pero “LES VA A CRECER LA NARIZ” hubiera sido más preciso si quería expresar que quienes opinaban otra cosa estaban mintiendo. Que yo sepa Pinocho no tenía joroba. En fin, quizás es otra historia que se reescribe.
“En esta humildísima columna vamos a señalar los tres acuerdos de precios peronistas exitosos”, Artemio, nunca humilde y podías haber elegido otros ejemplos no peronistas, pero alcanzan.
1. “Viajemos, entonces, al año 1952, cuando Juan Domingo Perón crea la Comisión Nacional de Precios y Salarios que tenía la función de vincular aumentos salariales con los niveles de productividad y evitar aumentos de precios no justificados. Las medidas de control o acuerdo de precios que generó el “Pocho” lograron revertir la situación, y la inflación pasó del 38% en 1952 al 4% en 1953 y cayó al 3,8% en el año 1954”.
Para comenzar, es necesario aclarar cómo se llegó al 38% en 1952. Lo cierto es que Perón asumió con una inflación del 17% en 1946 y alcanzó el 38% en promedio, pero con un pico del 50% anual en diciembre de 1952. Ese fue el registro de inflación más alto desde 1943 hasta 1959. Es decir, el problema de la inflación surgió dentro del propio gobierno de Perón, quien luego implementó el acuerdo de precios. No se trató de una herencia.
Si bien la inflación de 1954 fue 3,8%, la misma empezó a acelerarse desde septiembre del 1954 y si se compara diciembre de 1954 versus diciembre de 1953, alcanzó el 16%. La inflación, de hecho, se consolidó por encima del 12% de ahí en adelante. En 1955 la inflación siguió su curso elevado hasta el derrocamiento de Perón.
Es decir, si corto el análisis en agosto de 1954 el plan fue exitoso, pero si lo extiendo un año más, ya no presentaba tantos éxitos antiinflacionarios. El impacto del acuerdo de precios duró tan solo 18 meses y no más. Todo dentro del propio gobierno de Perón. El golpe llamado revolución libertadora fue en septiembre de 1955.
2. “En el año 1973, con el regreso definitivo del General Perón, el Pacto Social, que impulsara como principal medida de política económica supuso también acuerdo de precios, y fue tan exitoso que logró bajar la inflación drásticamente del 100% existente, cuando iniciara el gobierno el “Tío” Cámpora, al 30% en solo un año”.
En esta afirmación de Artemio existe un problema de datos. Según el Indec, la inflación de 1972 fue del 58,5% y la de 1973 fue del 60,3% (60 es más que 58 que yo sepa). Por lo tanto, el párrafo anterior mucho sostén no parece tener.
Le vamos a aportar algunos datos a Artemio de lo que pasó luego. La inflación promedio de 1974 sí fue menor, bajó al 24%. El acuerdo de precios que inició Gelbard durante el gobierno de Cámpora logró que la inflación anualizada bajara del 79% en mayo de 1973 al 12% en mayo de 1974. No obstante, ya en diciembre del mismo año había alcanzado al 40% anual y en 1975 la inflación fue del 182,8%. También gobierno peronista.
Entonces, las consecuencias positivas del acuerdo de precios duró 12 meses y no más.
3. “Por último, llegamos al año 2006, durante la etapa más reciente de acuerdos de precios que fue desplegada exitosamente por otro gran patriota peronista, Néstor Kirchner”.
Al evaluar el impacto del acuerdo de precios del 2006 surge un claro problema: a partir del 2007 las estadísticas del Indec decidieron rifar su prestigio y no medir más la inflación como hasta ese momento. Sin embargo, resulta evidente que si la inflación hubiera estado tan controlada, el Indec la seguiría midiendo adecuadamente. Es real que la inflación del 12,3% en 2005 bajó al 9,8% en el 2006. Un éxito más que evidente si tenemos en cuenta que llegamos al 2012 con el país con la cuarta inflación más alta del mundo.
Las consideraciones de Artemio respecto a la mejora en la distribución del ingreso son ciertas, porque durante un breve período de congelamientos de precios, el poder adquisitivo de los salarios sube. El problema es que no es sustentable en el tiempo y después pasa lo que dijo el General: “los precios suben por ascensor y los salarios por escalera
La frase es más que acertada. Cuando yo competía con mi hijo a ver quién subía más rápido si yo por ascensor -obvio, ¿no?- o él por escalera, pasaba que hasta el primer piso mi hijo me ganaba. Ya en el segundo estábamos parejos, pero desde el tercero en adelante le ganaba yo (¡en el ascensor!). Con los salarios y la inflación pasa lo mismo. Al principio gana el salario, pero después pierde irremediablemente.
Las mejoras del ingreso suceden al principio, hasta el segundo piso, después no son posibles de sostener en el tiempo si no hay aumentos de inversión y de productividad. El control de precios con suerte da una sensación de alivio que dura muy poco tiempo, porque no resuelve los problemas de fondo que lo originan. Es una aspirina, no un antibiótico.
Argumentar que los controles de precios son exitosos en Argentina con las fotos elegidas por Artemio no resulta muy sólido; de hecho, tuvo que forzar algunos datos para encontrar justificaciones a su relato. No obstante, es justo reconocer que también le pega y con gran razón a muchos neoliberales que cuando se hicieron cargo del gobierno no hicieron nada para combatir la inflación. Así que en ese punto Artemio, te doy la derecha.
La yapa, el relato histórico
“Finalmente -y como para que tengan, guarden y repartan-, ¿qué hicieron los gurúes libremercadistas durante sus diversas gestiones de gobierno, incluida la última dictadura?  Fácil: tomaron un país con 3% de pobreza en 1975 y lo devolvieron con 54% en 2003, mientras a la indigencia la dispararon del 2% al 27,6 en igual lapso. Por suerte, el desempleo solo pasó del 3% en 1975 al 24% en 2003, y la participación de los trabajadores sobre el producto cayó del 47% de 1974 al 17% de mayo del 2003”.
Acá Artemio pecó de injusto o de ignorante (cosa que definitivamente no es). Meter en la bolsa neoliberal a Alfonsín es -como mínimo- mala leche.  Es una tergiversación histórica más que importante. Llamar a Grispun o a Sourruile neoliberales es una barbaridad. Se puede decir que fracasaron en su gestión, pero no que son lo mismo que Martínez de Hoz. La democracia se recuperó desde Alfonsín (y te recuerdo a Artemio que el candidato peronista estaba a favor de la ley de autoamnistía).
Lo segundo que le recuerdo es que al hablar de políticas económicas peronistas, debería poder incluir el gobierno de los 90 que tanto critica, y así hacerse cargo de la historia (película) completa y no sólo de las tres fotos que le convengan a su relato.
Existen cosas buenas y malas en la historia argentina en general, y en el peronismo en particular, pero no inventemos una historia que nos convenga coyunturalmente. (Artemio, para la próxima te paso tres fotos en las que todavía tengo pelo y me armás un relato acerca de mi frondosa cabellera, ¿sí?)
Militancia sí, mentiras no. “(¡Ay, perdón, me crispé!)”

FUENTE: INFOBAE

Chile y su avance hacia el "pleno empleo"


Anuncio en Chile
Las cifras positivas de desempleo no tienen precedentes en Chile.
Mientras en España la desocupación alcanza cifras récord, en Chile también hay cifras históricas pero en el sentido positivo, al punto de que autoridades y especialistas han llegado a hablar de una inminente situación de "pleno empleo".
El propio presidente Sebastián Piñera mencionó ante su par español Mariano Rajoy, en la antesala de la cumbre Celac-UE que se realizó en Santiago, que el crecimiento económico permitió a su país "alcanzar una situación muy cercana al pleno empleo".
Según el especialista Joseph Ramos, académico de la facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, este concepto no apunta a una cesantía nula sino "a una situación donde más o menos hay tanta gente buscando trabajo como empresas buscando trabajadores, y que el desempleo se da porque toma cierto tiempo emparejarlos".
Y con la tendencia de crecimiento positivo que muestra la economía local, el "pleno empleo" podría llegar durante 2013, dijo Ramos a BBC Mundo, explicando que para un país como Chile puede representarse con "una cifra (de desempleo) debajo del 6% y tal vez más cercana al 5,5%".
Pese a todo, los analistas advierten que la consecución del pleno empleo no significa que estén mejorando las condiciones para los trabajadores, que en muchos casos deben realizar tareas poco remuneradas y en situación de temporalidad.

¿Una oferta con mejores salarios?

Sebastián Piñera
Piñera aseguró que el crecimiento económico permitió a su país "alcanzar una situación muy cercana al pleno empleo".
Un recorrido rápido por el centro de Santiago permite encontrar más de un aviso solicitando trabajadores, en especial para la atención de restaurantes o locales comerciales, y también para la construcción.
La pregunta es si esta tendencia se traduce en mejores condiciones laborales y si efectivamente la mayor oferta hace que se paguen sueldos más altos o exista mayor estabilidad.
Una respuesta la da el viceministro del Trabajo, Bruno Baranda, quien le señaló a BBC Mundo que los últimos indicadores "dan cuenta de un incremento real y efectivo de las remuneraciones", a lo que se suma un aumento en la cantidad de asalariados con contrato, de un 75% en 2006 a un 77,2% en la actualidad.
Sin embargo, especialistas estiman que si bien gran parte de la población tiene trabajo, estos puestos son en su mayoría precarios y como máximo perciben el salario mínimo, que en Chile es de $193.000 (unos US$380).
Según un estudio de la Fundación Sol, en los últimos 32 meses se han creado 489.000 puestos asalariados, pero el 70% corresponde a empleo externalizado y con ello se aumenta la probabilidad de tener bajos salarios, se reduce la opción de un empleo protegido, baja la participación en organizaciones sindicales y aumenta la probabilidad de ser un subempleado.
Similar es la visión de Joseph Ramos, quien afirma que una cosa es hablar de pleno empleo, pero "hay otro tema que es la calidad del empleo, y eso es de otro alcance. Los trabajos en Chile en general son bastante modestos o mediocres desde el punto de vista tanto de productividad como de salario, y como ejemplo la mitad de la gente gana menos de $400.000 (unos US$800) al mes".

Falta mano de obra

Anuncios de empleo
Algunos estudios indican que en los últimos 32 meses se han creado 489.000 puestos de trabajo.
Mientras autoridades como el ministro de Economía, Pablo Longueira, hablan de que "ha sido la visión y las políticas económicas de un gobierno de centro derecha las que han permitido que el país alcance el pleno empleo", el sector exportador y agrícola pide medidas extra ante la falta de mano de obra que los afecta.
Así, se espera que en marzo ingrese al Congreso un proyecto para modificar la ley de extranjería, que permitiría facilitar la concesión de visas de trabajo y que las empresas puedan contar con más de un 15% de operarios foráneos, como están actualmente facultados.
Esta medida iría en directo beneficio de la actividad agrícola, donde sus representantes denuncian que la escasez de mano de obra está llevando a muchos productores a sufrir pérdidas por la necesidad de subir los salarios, aunque en el gobierno aseguran que lo principal es impulsar el trabajo local.

CIFRAS DE DESEMPLEO

  • El desempleo en el Gran Santiago según cifras de la Universidad de Chile -que marca una tendencia para el país- fue de 5,2% en diciembre y rompió un récord que databa de 1973.
  • La última medición del Instituto Nacional de Estadísticas también trajo buenas noticias, con un 6,1% en el trimestre móvil octubre-diciembre y un promedio en 2012 de 6,4%.
"Sin perjuicio de tener la convicción de que las políticas migratorias son una herramienta eficaz para responder a los desafíos de desarrollo del país, sobre todo a nivel trabajo y empleo, creemos que todavía tenemos un grupo muy importante al que nuestro gobierno está mirando y estamos generando programas e instrumentos para que tengan más y mejores empleos", señaló el ministro del Trabajo.
Chile creció un 5,6% durante 2012 y la OCDE proyecta para este año un incremento de 4,6%, que sería la mejor cifra de este grupo.
El panorama parece ser positivo mientras se debate si se llegará o no al "pleno empleo", aunque economistas de la Fundación Sol advierten que es necesario cambiar el paradigma y no basarse en cuantía o volúmenes, sino en calidad. Y ahí, el subempleo o los bajos sueldos conforman un escenario menos halagüeño.
"No celebramos las buenas cifras con ánimo triunfalista", remarca Bruno Baranda, subrayando que "seguimos preocupados porque hay sectores de la economía y personas que debemos incorporar al mundo del trabajo o que necesitamos mejorar la calidad del empleo y el propio respeto a los derechos laborales".

FUENTE: BBC MUNDO

Lavagna, sobre el control de precios: "Esto ya pasó con Celestino Rodrigo, con Isabel"








El ex ministro de Economía aseguró que con los acuerdos
"se trata de generar la sensación de estabilidad por dos meses
de manera tal que las paritarias cierren en 20%; en abril los precios volverán a ajustarse,
pero les dirán a los sindicatos que no podrán pedir más aumentos"
07.02.2013 | 09:29
El ex ministro de Economía Roberto Lavagna fue durísimo con la política económica del Gobierno, en especial con los acuerdos de precios : "Esto ya pasó con Rodrigo, con Isabel. Las magnitudes son diferentes pero el mecanismo es el mismo", afirmó.
"La economía no crece. El año 2012 fue de cero crecimiento. Lo cual implica una caída si se lo compara con el número de habitantes, por lo que cae el ingreso por habitante. Esto es atribuible a una política de división de la sociedad. El año pasado no hubo inversión privada ni creación de empleo. Hay muchos jóvenes que no estudian ni trabajan, hay una inflación alta y los controles al dólar , toda una suma de desajustes. Y este año no va a ser muy distinto al final del año pasado", señaló Lavagna en declaraciones al programa "Cada Mañana", por Radio Mitre.
"Los factores de carácter internacional juegan tremendamente a favor de la Argentina. La soja valía 247 dólares la tonelada en 2007 y ahora está entre 500 y 600 dólares. El marco internacional es favorable. Cuando yo me fui las retenciones a la soja eran de 27%. Ahora están en 35%. Por la brecha del dólar el productor no la vende . Actúa con mucha racionalidad. A la espera de que el Gobierno haga un reconocimiento de esa realidad. Protegen sus ingresos", aseguró el ex ministro.
"El cepo es el resultado de una de las cosas más fracasadas, que es la política energética. Todos los dólares que genera la economía son para pagar la crisis energética ", dijo Lavagna.

ACUERDO DE PRECIOS

"Se trata de generar la sensación de estabilidad por dos meses de manera tal que las paritarias cierren en 20% . En abril los precios volverán a ajustarse, pero les dirán a los sindicatos que no podrán pedir más aumentos. Esto ya pasó con Rodrigo, con Isabel . Las magnitudes son diferentes pero el mecanismo es el mismo. Pero esto los sindicatos los saben. Van a exigir la inflación real", afirmó Lavagna.
"El sector empresarial tiene que animarse a reconocer que la actual política no conduce a ningún lado. Bajo crecimiento con una inflación que se acelera, con una brecha cambiara de 60 por ciento. Los empresarios saben que esto no es viable. Llega el momento en el que hay que hablar. Pasó con la convertibilidad, donde nadie hablaba y eso nos llevó a una crisis fenomenal. Hay un punto donde las cosas se hacen inviables.

DESDOBLAMIENTO CAMBIARIO Y NUEVA MONEDA

El desdoblamiento cambiario no sirve de nada. No lo recomiendo en absoluto. Son remedios transitorios. Hay tipos de cambio desdoblados por efecto de los impuestos. Puede ser que el Gobierno lo haga, pero no resuelve nada, sería un parche más", aseguró el ex ministro.
"Sobre la nueva moneda yo no escuché absolutamente nada. Pero también es cosmética. ¿Cuántas veces le sacamos ceros a la moneda? A veces viene más inflación porque se redondean los precios. Formaría parte del relato, que en definitiva es una mentira", cerró Lavagna..
FUENTE: LA NACIÓN 

El control de precios en la Argentina, una historia repetida

Distintos gobiernos, desde Perón a Alfonsín, intentaron hacer lo mismo; en ningún caso tuvieron éxito
06.02.2013 | 12:11


El congelamiento de precios impuesto por el Gobierno a las cadenas de supermercados y electrodomésticos, no es algo nuevo. La experiencia argentina de los últimos treinta años muestra varios intentos similares para frenar la inflación y la caída del poder adquisitivo de la población.
Más allá de la contradicción misma entre la declaración de la Presidenta que, el 25 de enero pasado aseguró en un discurso que "está demostrado por el paso de la historia que obligar y acordar no sirve" ya que es "el propio usuario y consumidor el que tiene que hacer valer sus derechos", y el hecho de que diez días después el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, haya convocado sorpresivamente a las cadenas de supermercados para comunicarles la decisión de no tocar los precios de los productos hasta el primero de abril , conviene hacer un repaso de los intentos llevados a cabo por los distintos gobiernos argentinos aplicando una mécanica similar.
Entre febrero de 1967 y noviembre de 1989 transcurrieron 24 ministros de economía y 274 meses. Según informe de la consultora FIEL, sólo en el 10% de ese tiempo hubo libertad de precios ya que en ese lapso estaban controlados por la autoridad pública. Sin embargo, la inflación fue devastadora en todo el período y en sólo uno, de esos 23 años, fue menor al 10%.
El propio Néstor Kirchner, a mediados del 2005, había implementado controles luego de criticar duramente a los supermercados . Pero, la primera vez que un gobierno argentino realizó congelamientos de precio se remonta a 1973, a la presidencia de Juan Domingo Perón.
El ministro de Economía de entonces, José Ber Gelbard, firmó un acuerdo llamado Acta de Compromiso Nacional entre la CGT y la entonces poderosa Confederación General Económica (CGE), mediante la cual se convenía mantener estables los precios y los salarios durante un plazo de dos años. Sin embargo, a los 10 meses hubo que revisar tal medida porque los empresarios adelantaron sus precios, previendo el triunfo del peronismo, recuerda el historiador Roberto Cortés Conde en su libro "Progreso y declinación de la economía argentina".
El aumento de los precios y las pujas salariales motivaron la salida de Gelbard, reemplazado por Alfredo Gómez Morales, que más tarde dejó su lugar a Celestino Rodrigo. El autor del célebre "Rodrigazo", en 1975, dispuso una devaluación que duplicó el valor del dólar y elevó las tarifas públicas y los combustibles más del 100 por ciento.
El 10 de marzo de 1976, pocos días antes del golpe militar, el último ministro de Economía de Isabel Perón, Emilio Mondelli, anunció el estado de "emergencia económica", que incluyó nuevos precios tope para el pan, fideos, quesos, manteca, leche en polvo y aceite. La medida rigió hasta el comienzo del gobierno militar.
El control de precios volvió el 13 de septiembre de 1982, con Reynaldo Bignone en la presidencia y Jorge Wehbe como ministro de Economía. "Rige un nuevo control de precios", tituló LA NACION al día siguiente. Entre los argumentos se cita la necesidad de "resguardar el salario real", amenazado por una "estructura industrial monopólica", argumentos sorprendentemente parecidos a los que se esgrimen hoy. Esta medida puso bajo control del Gobierno los productos de 675 empresas.
El 13 de diciembre de 1983, el recién asumido Raúl Alfonsín y su ministro de Economía, Bernardo Grinspun, anunciaron un nuevo sistema de regulación de precios. Este plan estableció márgenes máximos en la comercialización de alimentos. En el caso de los mayoristas, el margen no podía exceder el 20%, mientras que en los minoristas, el tope era del 40%. Los aumentos debían ser aprobados por la Secretaría de Comercio, que publicaba las listas con los precios indicados para los productos de la canasta básica familiar.
La situación fiscal era muy complicada, lo que llevó a la inflación "a magnitudes inéditas", refiere Cortés Conde en su libro. "En 1984 los precios habían trepado a más del 600% anual", señala.
En febrero de 1985, Grinspun es reemplazado por Juan Vital Sourrouille, que en junio anunció el Plan Austral, que congeló los precios, los salarios y los servicios públicos. También se publicaban listas con precios máximos de los productos. Nueve meses después de lanzado el plan, el Gobierno decidió abandonar el congelamiento. En julio de 1987 la inflación fue del 12%; en septiembre se anunció el Plan Primavera, que estableció un nuevo acuerdo.
La hiperinflación se desató en julio de 1989; el 8 asumió la presidencia Carlos Menem, y su ministro Néstor Rapanelli anunció el 17 de julio que se congelaban durante 90 días los precios de 300 empresas líderes, y se publicaba una lista orientativa de precios máximos de 30 productos. El año siguiente volvió la zozobra en materia de inflación, hasta que se liberó el control con la llegada de la convertibilidad, en 1991.
Hoy, el problema no es el congelamiento de precios, sino que no es una solución a una emisión monetaria de más del 33% anual del Banco Central que, incluso llegó al 38% el año pasado, la circulación monetaria creciendo a un 35%, y el déficit fiscal que se ubica en torno al 3% del Producto Bruto Interno (PBI).

FUENTE: LA NACIÓN

El control de precios en la Argentina, una historia repetida

 

Distintos gobiernos, desde Perón a Alfonsín, intentaron hacer lo mismo; en ningún caso tuvieron éxito

El congelamiento de precios impuesto por el Gobierno a las cadenas de supermercados y electrodomésticos, no es algo nuevo. La experiencia argentina de los últimos treinta años muestra varios intentos similares para frenar la inflación y la caída del poder adquisitivo de la población.
Más allá de la contradicción misma entre la declaración de la Presidenta que, el 25 de enero pasado aseguró en un discurso que "está demostrado por el paso de la historia que obligar y acordar no sirve" ya que es "el propio usuario y consumidor el que tiene que hacer valer sus derechos", y el hecho de que diez días después el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, haya convocado sorpresivamente a las cadenas de supermercados para comunicarles la decisión de no tocar los precios de los productos hasta el primero de abril , conviene hacer un repaso de los intentos llevados a cabo por los distintos gobiernos argentinos aplicando una mécanica similar.
Entre febrero de 1967 y noviembre de 1989 transcurrieron 24 ministros de economía y 274 meses. Según informe de la consultora FIEL, sólo en el 10% de ese tiempo hubo libertad de precios ya que en ese lapso estaban controlados por la autoridad pública. Sin embargo, la inflación fue devastadora en todo el período y en sólo uno, de esos 23 años, fue menor al 10%.
El propio Néstor Kirchner, a mediados del 2005, había implementado controles luego de criticar duramente a los supermercados . Pero, la primera vez que un gobierno argentino realizó congelamientos de precio se remonta a 1973, a la presidencia de Juan Domingo Perón.
El ministro de Economía de entonces, José Ber Gelbard, firmó un acuerdo llamado Acta de Compromiso Nacional entre la CGT y la entonces poderosa Confederación General Económica (CGE), mediante la cual se convenía mantener estables los precios y los salarios durante un plazo de dos años. Sin embargo, a los 10 meses hubo que revisar tal medida porque los empresarios adelantaron sus precios, previendo el triunfo del peronismo, recuerda el historiador Roberto Cortés Conde en su libro "Progreso y declinación de la economía argentina".
El aumento de los precios y las pujas salariales motivaron la salida de Gelbard, reemplazado por Alfredo Gómez Morales, que más tarde dejó su lugar a Celestino Rodrigo. El autor del célebre "Rodrigazo", en 1975, dispuso una devaluación que duplicó el valor del dólar y elevó las tarifas públicas y los combustibles más del 100 por ciento.
El 10 de marzo de 1976, pocos días antes del golpe militar, el último ministro de Economía de Isabel Perón, Emilio Mondelli, anunció el estado de "emergencia económica", que incluyó nuevos precios tope para el pan, fideos, quesos, manteca, leche en polvo y aceite. La medida rigió hasta el comienzo del gobierno militar.
El control de precios volvió el 13 de septiembre de 1982, con Reynaldo Bignone en la presidencia y Jorge Wehbe como ministro de Economía. "Rige un nuevo control de precios", tituló LA NACION al día siguiente. Entre los argumentos se cita la necesidad de "resguardar el salario real", amenazado por una "estructura industrial monopólica", argumentos sorprendentemente parecidos a los que se esgrimen hoy. Esta medida puso bajo control del Gobierno los productos de 675 empresas.
El 13 de diciembre de 1983, el recién asumido Raúl Alfonsín y su ministro de Economía, Bernardo Grinspun, anunciaron un nuevo sistema de regulación de precios. Este plan estableció márgenes máximos en la comercialización de alimentos. En el caso de los mayoristas, el margen no podía exceder el 20%, mientras que en los minoristas, el tope era del 40%. Los aumentos debían ser aprobados por la Secretaría de Comercio, que publicaba las listas con los precios indicados para los productos de la canasta básica familiar.
La situación fiscal era muy complicada, lo que llevó a la inflación "a magnitudes inéditas", refiere Cortés Conde en su libro. "En 1984 los precios habían trepado a más del 600% anual", señala.
En febrero de 1985, Grinspun es reemplazado por Juan Vital Sourrouille, que en junio anunció el Plan Austral, que congeló los precios, los salarios y los servicios públicos. También se publicaban listas con precios máximos de los productos. Nueve meses después de lanzado el plan, el Gobierno decidió abandonar el congelamiento. En julio de 1987 la inflación fue del 12%; en septiembre se anunció el Plan Primavera, que estableció un nuevo acuerdo.
La hiperinflación se desató en julio de 1989; el 8 asumió la presidencia Carlos Menem, y su ministro Néstor Rapanelli anunció el 17 de julio que se congelaban durante 90 días los precios de 300 empresas líderes, y se publicaba una lista orientativa de precios máximos de 30 productos. El año siguiente volvió la zozobra en materia de inflación, hasta que se liberó el control con la llegada de la convertibilidad, en 1991.
Hoy, el problema no es el congelamiento de precios, sino que no es una solución a una emisión monetaria de más del 33% anual del Banco Central que, incluso llegó al 38% el año pasado, la circulación monetaria creciendo a un 35%, y el déficit fiscal que se ubica en torno al 3% del Producto Bruto Interno (PBI).


FUENTE: LA NACIÓN

La Argentina tuvo en 2012 los peores indicadores de la región


Fue superada por los demás países en crecimiento, producción industrial, construcción, inversión y empleo; y tuvo la inflación más alta
Por Carlos Manzoni  | LA NACION
05/02/13 
"El mundo se nos cayó encima", suele decir la presidenta Cristina Kirchner para justificar la fuerte caída en la performance económica del país .
Según parece, el mundo se ha caído encima de la Argentina , pero no de sus vecinos: el año pasado fue superada por casi todos ellos en indicadores clave como crecimiento, actividad industrial, construcción, inflación y empleo, en un contexto internacional muy favorable para la región. Así, va camino de convertirse en la oveja negra de América latina, justo cuando el contexto externo para los países del área es muy favorable.
El desempleo en Brasil llega a su mínimo histórico , las inversiones llueven en Chile y Colombia y la construcción bate récords en Perú, mientras que la industria uruguaya mantiene un ritmo aceptable. Salvo en el caso de la producción industrial, donde apenas supera a Brasil, la Argentina pierde en los principales indicadores frente a todos sus vecinos , según un análisis de la consultora abeceb.com basado en las cifras oficiales de cada país.






Algo similar ocurre con la inflación. La Argentina no sólo está a la cabeza del ranking regional, sino que es el único país de América latina que en 2012 mostró una aceleración con respecto al año anterior, aun cuando se tomen como indicador real las cuestionadas estadísticas del Indec.

Luciana Díaz Frers, directora del programa de Política Fiscal del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), dice que los motivos por los cuales el país muestra menor crecimiento relativo en la región están relacionados con los desincentivos a la inversión privada.
"La incertidumbre provocada por la inflación, las restricciones en el mercado cambiario, la estatización de YPF y algunas trabas al comercio exterior actúan negativamente sobre el ambiente de negocios", explicó Díaz Frers.
Fue precisamente la restricción cambiaria la que derrumbó a la construcción, que, según datos del Indec, cayó 3,2% en 2012, la mayor variación negativa de la última década. En igual período y rubro, Perú creció 18%; Uruguay, 12%; Chile, 14%, Brasil, 3%, y Colombia, 1% por ciento.
Esta debacle comenzó a germinar a fines de 2011. A partir de allí, al país se le acabó el superávit comercial, con lo que, según Marina Dal Poggetto, directora de Estudio Bein & Asociados, le quedaban dos caminos: abrir la cuenta capital o tocar el tipo de cambio. "No hizo ni una cosa ni la otra, sino que limitó el acceso al mercado cambiario, prohibió por decreto la fuga de capitales y entregó reservas para financiar importaciones -detalló la economista-. Eso originó la brecha cambiaria que terminó por perjudicar a sectores clave de la economía, con la construcción a la cabeza."

FÁBRICAS FRENADAS

Por el lado de la industria, las comparaciones tampoco dejan bien parada a la Argentina. Mientras en Perú, Uruguay y Chile este rubro creció 2,9%, 2,8% y 2,6%, respectivamente, y en Colombia 0,8%, aquí registró una caída de 1,2% sólo superada por la de Brasil, que fue del 2,1%. "En este ítem golpeó muy fuerte la baja de la industria automotriz, afectada por trabas a las importaciones, caída del mercado interno y menor demanda brasileña", señaló Rodrigo Álvarez, socio y director de la consultora Analytica.
Otro factor que golpeó a la industria es el hecho de que el ritmo de consumo que alimentaba a cierto sector manufacturero ya no se puede sostener. Como dice Dal Poggetto, se terminó el aumento de salarios en dólares que se había registrado en los últimos años. En su opinión, a diferencia de sus vecinos regionales, la Argentina le dio prioridad al corto plazo con un excesivo fogoneo al consumo y desatendió la inflación, algo que en 2012 se pagó con menor crecimiento.
Si de inflación se habla, ahí sí que el país está a la cabeza. Como se advirtió, su índice no sólo es el más alto de la región, sino también el que más subió en 2012. Según los datos publicados por cada país, en todos los casos los precios se expandieron a un ritmo más moderado que el año anterior. Salvo aquí, donde, pese a la fuerte desaceleración de la actividad económica, subieron más que hace un año. En diciembre de 2011, la inflación anual, según el promedio de las estimaciones privadas que presentan los diputados de la oposición, fue del 22,8%. En 2012, el índice del Congreso consignó una inflación anual del 25,6 por ciento.
Hasta Venezuela, la reina de la inflación, exhibió una desaceleración notoria en puntos porcentuales, al pasar de 27,6% en 2011 a 20,1% en 2012. En Chile, en tanto, la tasa se redujo a la tercera parte: pasó de 4,4 a 1,5 por ciento. Incluso en países como Uruguay y Brasil, donde la tasa estuvo por encima de la meta fijada por los respectivos gobiernos, los precios crecieron en 2012 a un ritmo menor que el año anterior.
El empleo, otro caballito de batalla exhibido de manera recurrente por el Gobierno, tampoco ayuda al país a imponerse en la región aunque sea en un aspecto. Mientras que Brasil anunció el jueves pasado que la desocupación había alcanzado allí su mínimo histórico -un 5,5%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE)- y Chile registró un índice de 6,1% según el Instituto Nacional de Estadísticas de ese país, la Argentina se mantiene en 6,9%, según confirmó días atrás la presidenta Cristina Kirchner.
Javier Lindemboin, director del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (Ceped) de la UBA, dice que es una pena que el país no aproveche la bonanza regional, derivada del buen precio de las commodities, para mejorar sus índices de desempleo. "Esa bonanza sólo ha alcanzado para evitar que el país profundice sus dificultades, derivadas en gran parte de su propia gestión", analizó.

POCO ATRACTIVOS AL CAPITAL

En inversión extranjera directa, en tanto, los 5388 millones de dólares que recibió el país hasta el primer semestre de 2012 (último dato publicado) sólo le alcanzan para ubicarse sexto en la región, detrás de Brasil (US$ 43.175 millones), México (US$ 12.275 millones), Chile (US$ 9622 millones), Colombia (US$ 7798 millones) y Perú (US$ 5440 millones). Álvarez destaca que este rubro ya venía mal en el país y estima que los datos definitivos de 2012 van a dar que fue el peor año en este aspecto.
La explicación para esta sequía de inversiones es muy simple: como analiza Álvarez, cuando no hay libertad para reenviar las utilidades a su casa central, las empresas se vuelven reacias a volcar capital en el país. "Sobre todo cuando no hay horizonte de salida del control para girar dividendos -acotó el economista-. Es más: muchas compañías tienen que hacer un esfuerzo muy grande ante sus sedes para justificar inversiones aquí."
La Argentina decidió correr más rápido que el resto de la región, pero en 2012 comenzó a quedarse sin energía y con el sabor amargo de saber que, pese a haber forzado al extremo el gasto público, no mejoraba significativamente sus indicadores económicos. Por el contrario, sus pares regionales empezaron a mirar desde arriba cómo se convertía en la oveja negra de América latina.

A CONTRAMANO DE UN BUEN MOMENTO

La economía argentina tuvo en 2012 resultados magros
  • -1,2%
    Industria

    Fue la caída que tuvo aquí el sector fabril, sólo superada por Brasil (-2,1%). En otros países creció: Perú (2,9%), Uruguay (2,8%), Chile (2,6%) y Colombia (0,8%)
  • -3,7%
    Comercio exterior

    En exportaciones hubo retroceso. En cambio, crecieron en Colombia (10,3%), Perú (7,8%), Uruguay (6,9%), Chile (3,5%) y Brasil (0,1%)
  • Inflación
    Es el único rubro en que la Argentina es líder. El resto de la región, salvo Venezuela, no supera el 6%
  • -3,2%
    Construcción

    El cepo cambiario le asestó un golpe demoledor a este sector que, por el contrario, mejoró en Perú (16%), Uruguay (12%), Chile (8%), Brasil (3%) y Colombia (1%)
MALA NOTA EN COMERCIO EXTERIOR
El comercio exterior fue otro punto flojo de la Argentina en 2012. Los datos oficiales del primer semestre, únicos disponibles, muestran que quedó 5ª entre los exportadores. Brasil exportó US$ 117.214 millones; México, 184.137 millones; Venezuela, 49.500 millones; Chile, 40.580 millones, y la Argentina, 39.647 millones.
Pero según Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, las proyecciones de la Cepal para 2012 colocan a la Argentina con el peor resultado: el comercio del país cayó 3,7% y el de Brasil, 0,1%; mientras que crecieron el de Colombia (10,3%), Perú (7,8%), Uruguay (6,9%) y Chile (3,5%). El promedio regional será 3%.


Fuente: La Nación