¿Es progresista emitir tanto?

REVISTA NOTICIAS

El Banco Central emite más pesos para recalentar la economía y no dejar de crecer. Peligros: la inflación y la falta de inversiones. (Artículo del año 2010)

Por Orlando Ferreres*



Cortocircuito. Marcó del Pont y Boudou se pelean por el ritmo de la emisión de pesos y los adelantos al Tesoro. Kirchner apoya a la presidenta del Central y tiene en la mira al ministro. El debate sobre circulante, inflación y desinversión.

La posición monetarista –también conocida como liberal o “neoliberal” según sus críticos ideológicos– establece que todo aumento de la cantidad de dinero local, que no guarde relación con el aumento de la cantidad ofertada de bienes y servicios, provoca, a la larga, un aumento en el nivel de precios, es decir, provoca inflación. Por lo tanto, se recomienda ser muy cauto en la expansión monetaria, o fabricación de billetes, para evitar una pérdida permanente o creciente en el valor de la moneda, que no es otra cosa que inflacionaria.
Ahora bien, no está muy claro cuánto tiempo toma a esa mayor emisión o cantidad de dinero en circulación en influir sobre el nivel de precios. Se estima que en los Estados Unidos, por ejemplo, el impacto tiene un retraso de alrededor de 22 meses desde que el dinero se emite hasta que se refleja en el nivel de precios. De acuerdo con la experiencia reciente de ese país, el incremento de la base monetaria de 142% en aproximadamente 18 meses –desde la crisis financiera de fines del 2008– sólo influyó a corto plazo en una pequeña medida en el índice general de precios.
Es que si la demanda de dinero está creciendo, es posible aumentar su oferta, o sea, la mayor emisión monetaria, sin mayor impacto en la evolución de la inflación. Si bien tenemos una seria diferencia de posiciones con esa corriente liberal o monetarista, podemos coincidir en que la expansión de la cantidad emitida para financiar, por ejemplo, gasto publico, no es una política recomendable en forma permanente. En medio de una crisis, es factible incrementar la cantidad de dinero para mejorar la actividad. Y si hay capacidad ociosa, el dinero en el corto plazo incrementará el “output”, el rendimiento. En última instancia, el PBI y no los precios. Pero, en el largo plazo, el impacto se daría a través del aumento de precios.
Keynes a full. La posición progresista, o no ortodoxa –la que los críticos suelen calificar de “populista”– considera que puede ser adecuado, en determinadas circunstancias, aumentar la cantidad de dinero o usar recursos del Banco Central para financiar al Tesoro, aunque esto pueda provocar un aumento importante en el nivel de inflación. Estas ideas tienen su fuente originaria en la crisis mundial de 1929, época en la que se generaron altos índices de desempleo por la caída de la actividad. La teoría vigente en aquel momento, ortodoxa, no tenía claro cómo enfrentar el problema. En la práctica, los gobiernos hicieron obras públicas para mejorar el nivel de empleo. En la Argentina, por ejemplo, se creó Vialidad Nacional para ocupar gente desempleada en esas obras. Al mismo tiempo, se mejoraba la infraestructura con nuevos caminos pavimentados.
En 1936, siete años después de iniciada la crisis del '29, John Maynard Keynes, recogiendo las medidas que la mayoría de los gobiernos había llevado a la práctica, es decir obras públicas, proclamó que se podía llegar a un equilibrio macroeconómico permanente en un nivel menor al del pleno empleo, objetivo que no era posible para la economía ortodoxa hasta ese momento porque suponía que todos los precios se iban a ajustar a la baja, incluso los salarios, hasta llegar al pleno empleo. Para Keynes, que sabía que los salarios nominales no eran flexibles a la baja, el mayor peligro era el desempleo permanente. Y que la forma de corregir esa deficiencia del sistema económico era a fuerza de aumentar el gasto público. Así, por el multiplicador del gasto, aumentaba el Producto Bruto y el empleo, hasta llegar a la plena utilización de los recursos productivos, siempre y cuando hubiera, previamente, capacidad ociosa de producción. “Es mejor hacer un pozo y volver a taparlo que tener gente desempleada”, fue también una idea keynesiana de esa época. Para los políticos de entonces fue como la justificación de lo que estaban haciendo. Les pareció una idea genial.
Pero, claro, después de que se llegó al pleno empleo, los gobiernos siguieron aumentando sin control el gasto público. Ese era otro capítulo de Keynes y los políticos no habían llegado a leerlo muy bien. Porque los recursos no aumentaron como los gastos públicos y el desfase se tradujo en déficit permanente. Se recurrió entonces, para financiar ese gasto, a la emisión de dinero, pero en situación de pleno empleo en los principales centros productivos. Ese proceso generó un constante aumento de precios. O sea: inflación con algo de crecimiento. Por eso algunos funcionarios, supuestamente heterodoxos, están acostumbrados a decir: “Es mejor algo de inflación si no se resigna el crecimiento”. Barack Obama, por ejemplo, trató de usar todos los recursos a mano para reactivar la economía después del crac. Además de incrementar más de un 100% la base monetaria –la cantidad de dinero circulante en la calle–, seguro de que en el corto plazo no generaría inflación, no quiso errarle y también llevó el déficit fiscal al 12% del PBI debido a un fuerte aumento del gasto público. La economía, sin embargo, no reaccionó lo suficiente y el desempleo superó las peores previsiones. Ahora se encuentra con una expansión monetaria exagerada, un gasto público alto, un desempleo elevado y una deuda por déficit muy costosa para pagar. Típicas condiciones para un futuro ajuste por la vía de aumentos de los impuestos.

El efecto inflación. ¿Qué pasó en lo que va del año en nuestro país? “El Banco Central está financiando al Tesoro, y eso es inflacionario”, acusan los más críticos. Sin embargo, esa misma política la venía aplicando el Central desde hace varios años, con adelantos transitorios y pago de dividendos de ganancias contables transferidos al Tesoro nacional. Y no había tanta inflación como este año, estimada en un 25% anual, y creciendo. “El uso de reservas acelera la emisión”, se quejan los que objetan los manejos del Central. Y es cierto. Pero cuando se pagó al contado la deuda con el Fondo Monetario Internacional –cerca de 10.000 millones de dólares de una sola vez– la inflación no se disparó. Ahora, en cambio, con 6.500 millones de dólares de reservas “disponibles”, que incluso no se han usado mayormente aún, se nota una presión inflacionaria elevada. ¿En qué quedamos? ¿Se nos queman las teorías?
Como puede verse en los gráficos adjuntos, es cierto que hay más medios de pago este año ya que el agregado M2 –la suma de billetes en efectivo más depósitos en cuenta corriente más depósitos en cajas de ahorro– está superando holgadamente al programa monetario de este año. Y estamos en medio de una presión inflacionaria en alza. Comparemos de nuevo: en el 2003 creció la base monetaria un 61,7% más que este año y sin embargo la tasa de inflación de ese año fue del 3,7%. En una palabra: necesitamos elementos adicionales para entender lo que está pasando.
PBI potencial y real. La otra clave es comparar el PBI potencial con el PBI real (ver gráfico). En el 2003, se podía aumentar cerca del 25% el PBI sin hacer nuevas inversiones pues había mucha capacidad ociosa, inversión física realizada antes que no se estaba usando. Las curvas del Producto aparecen muy separadas. Actualmente se han juntado: el PBI real es casi igual al potencial. Es decir, ahora no se puede crecer sino al ritmo de las nuevas inversiones y los intentos de superar esta barrera, la falta de oferta, se van a los precios y no a aumentos del Producto Bruto. Cuando el PBI real se junta con el potencial, la economía se “recalienta” y hay inflación. Más aún si se acelera la demanda agregada por los constantes incentivos al consumo. Si a ello se le suma una fuerte emisión como la que tenemos este año por un crecimiento desproporcionado del gasto público, surge la imagen de querer apagar el fuego con nafta.
Allí radica el cambio de escenario. Ya no se puede hacer lo mismo que antes. No es que antes el Banco Central fuera más liberal y ahora progresista. En este momento, lo que necesitamos son inversiones para aumentar el Producto potencial. Si bien la tasa de inversión algo crece actualmente, resulta insuficiente para separar las curvas del PBI real y potencial. Entonces, por más dinero que emita el Central y por más gasto público que se promueva, ya el sistema no funciona como antes, lo que se verá más crudamente cuando se pase el primer efecto de la inflación: doblar el consumo y gastar más rápido el dinero para que no se licue y ganarles a los precios. Este proceso dura sólo algunos meses. Después hay que pagar las deudas. Llega la desaceleración económica. Se complica el tipo de cambio. En cualquier caso, es mejor acomodar las variables para el 2011, con este Gobierno o con cualquier otro.

Marx, más vivo y actual que nunca

Jueves, 15 de marzo de 2012 |



Por Atilio A. Boron *


En un día como ayer, hace 129 años, moría plácidamente en Londres, a los 65 años, Karl Marx. Corrió la suerte de todos los grandes genios, siempre incomprendidos por la mediocridad reinante y el pensamiento encadenado al poder y a las clases dominantes. Como Copérnico, Galileo, Servet, Darwin, Einstein y Freud, para mencionar apenas unos pocos, fue denostado, perseguido, humillado. Fue ridiculizado por enanos intelectuales y burócratas académicos que no le llegaban ni a los tobillos, y por políticos complacientes con los poderosos de turno a quienes les repugnaban sus revolucionarias concepciones.

La academia se cuidó muy bien de sellar sus puertas, y ni él ni su amigo y eminente colega Friedrich Engels, jamás accedieron a los claustros universitarios. Es más, Engels, de quien Marx dijera que era “el hombre más culto de Europa”, ni siquiera estudió en la universidad. Sin embargo, Marx y Engels produjeron una auténtica revolución copernicana en las humanidades y las ciencias sociales: luego de ellos, y aunque sea difícil separar su obra, podemos decir que después de Marx, ni las humanidades ni las ciencias sociales volverían a ser las de antes. La amplitud enciclopédica de sus conocimientos, la profundidad de su mirada, su empecinada búsqueda de las evidencias que confirmaran sus teorías hicieron que Marx, tantas veces dadas por muertas sus teorías y su legado filosófico, sea más actual que nunca.

El mundo de hoy se parece de manera sorprendente a lo que él y su joven amigo Engels pronosticaron en un texto asombroso: El Manifiesto Comunista. Este sórdido mundo de oligopolios rapaces y predatorios, de guerras de conquista, degradación de la naturaleza y saqueo de los bienes comunes, de desintegración social, de sociedades polarizadas y de naciones separadas por abismos de riqueza, poder y tecnología, de plutocracias travestidas para aparentar ser democracias, de uniformización cultural pautada por el American way of life, es el mundo que anticipara en todos sus escritos. Por eso son muchos quienes ya, en los capitalismos desarrollados, se preguntan si el siglo veintiuno no será el siglo de Marx. Respondo a esa pregunta con un sí sin atenuantes, y ya lo estamos viendo: las revoluciones en marcha en el mundo árabe, las movilizaciones de los indignados en Europa, la potencia plebeya de los islandeses al enfrentarse y derrotar a los banqueros y las luchas de los griegos contra los sádicos burócratas de la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo, el reguero de pólvora de los movimientos Occupy Wall Street que abarcó a más de cien ciudades estadounidenses, las grandes luchas que en América latina derrotaron al ALCA y la supervivencia de los gobiernos de izquierda en la región, comenzando por el heroico ejemplo cubano, son tantas otras muestras de que el legado del gran maestro está más vivo que nunca.

El carácter decisivo de la acumulación capitalista, estudiada como nadie más en El Capital, era negado por todo el pensamiento de la burguesía y por los gobiernos de esa clase que afirmaban que la historia era movida por la pasión de los grandes hombres, las creencias religiosas, los resultados de heroicas batallas o imprevistas contingencias de la historia. Marx sacó a la economía de las catacumbas y no sólo señaló su centralidad, sino que demostró que toda la economía es política, que ninguna decisión económica está despojada de connotaciones políticas. Es más, que no hay saber más político y politizado que el de la economía, dando al traste con los tecnócratas de ayer y hoy que sostienen que sus planes de ajuste y sus absurdas elucubraciones econométricas obedecen a meros cálculos técnicos y que son políticamente neutros. Hoy ya nadie cree seriamente en esas patrañas, ni siquiera los personeros de la derecha (aunque se abstengan de confesarlo). Podría decirse, provocando la sonrisa socarrona de Marx desde el más allá, que hoy son todos marxistas pero a la Monsieur Jordan, ese personaje de El burgués gentilhombre, de Molière, que hablaba en prosa sin saberlo. Por eso cuando estalló la nueva crisis general del capitalismo todos corrieron a comprar El Capital, comenzando por los gobernantes de los capitalismos metropolitanos. Es que la cosa era, y es, muy grave como para perder el tiempo leyendo las boberías de Milton Friedman, Friedrich von Hayek o las monumentales sandeces de los economistas del FMI, el Banco Mundial o el Banco Central Europeo, tan ineptos como corruptos y que por causa de ambas cosas no fueron capaces de pronosticar la crisis que, como un tsunami, está arrasando los capitalismos metropolitanos. Por eso, por méritos propios y por vicios ajenos Marx está más vivo que nunca y el faro de su pensamiento arroja una luz cada vez más esclarecedora sobre las tenebrosas realidades del mundo actual.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-189607-2012-03-15.html

El Zafarrancho

CRONISTA.COM


13-03-12 00:00



Tomás Bulat, Economista. Periodista


La presidente Cristina Fernández de Kirchner en su discurso inaugural de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional dijo (y ratificó luego) que las modificaciones a la carta orgánica del BCRA propuestas no tenían por objeto convertirse en un zafarrancho. De este modo, dejó entrever las dudas que el proyecto genera: justamente el destrozo de la moneda nacional. Vale la pena recordar que destrozo es la tercera acepción para el término zafarrancho que ofrece la RAE.
No voy a analizar el proyecto de ley que ya ha sido debidamente explicado en todos los medios, sino cuáles son las condiciones que podrían convertirlo en un zafarrancho.
n ¿Por qué razones emite moneda el BCRA?
Si bien la Presidente del BCRA tiene poder suficiente para emitir el dinero que considere necesario, ninguna autoridad es capaz de imprimir sin una razón económica que la justifique. Entre las que se encuentran las siguientes:
1. Crisis financiera: Un Banco Central es prestamista de última instancia, por lo tanto en caso de que haya un retiro masivo de depósitos, el BCRA emite dinero para darle a los bancos para que cumplan sus obligaciones. De no hacerlo, los bancos quebrarían. Esta emisión pasó en Argentina durante el período 2002 / 2003
2. Aumento de demanda de dinero: Hay momentos en que la gente comienza a demandar más dinero para recuperar la actividad económica o por mayores certidumbres de la moneda local. Ese aumento genuino de demanda debe ser satisfecho con emisión para no provocar un aumento de la tasa de interés que frene la actividad económica. Esta emisión fue la sucedida a partir del año 2003 y hasta el 2005 cuando luego de la crisis económica, la demanda de dinero creció fuertemente.
3. La necesidad de acumular reservas: Para poder adquirir dólares o euros, el BCRA se lo debe comprar a los particulares, a los cuales les entrega pesos que emite. Esta situación se dio principalmente en Argentina desde el 2005 hasta el 2008, y continua en estos dias.
4. Financiar al estado nacional si éste se encuentra en déficit fiscal: Si no consigue o no quiere endeudarse para cerrar el déficit entonces aparece la justificación de emisión que se da a través de los adelantos transitorios (durante período 2005/2011), o de distribuir los dividendos (2009/2011) del Banco Central a su dueño, la Tesorería.
5. Préstamos baratos: Es otra razón vinculada al sistema financiero. Se da cuando los bancos captan pocos fondos de los ahorristas o a muy corto plazo, o a tasas muy elevadas. Para compensar esto se inventa un nuevo depositante, que es el BCRA. Emite dinero, se lo da a los bancos para que luego los preste a empresas a tasas bajas. Esto se llama redescuento y es la situación que se plantearía en el 2012.
No existen más razones que estas cinco, que no son pocas, para emitir. Todas tienen un propósito y una justificación. La única razón que tiene un Banco Central para no emitir, es mantener baja la inflación. Si no existiera riesgo de que aumentara la inflación, no habría mucho que debatir. Resumiendo: existen 5 razones para emitir, pero solo una para no hacerlo (esperemos que no se trate de goleada).
n Las probabilidades del zafarrancho:
Está claro que cuando los problemas no existen, la necesidad de emitir tampoco. Por ejemplo, cuando no hay crisis financiera, no hay necesidad de emisión monetaria; tampoco la hay cuando no existe déficit fiscal; si los bancos captaran dinero barato y a más largo plazo, no tendrían necesidad de redescuentos; y si no se pagara deuda con reservas, no habría necesidad de comprar divisas.
Sin embargo, si continúa el déficit fiscal, si se sigue comprando para mantener las reservas, si se emite para que los bancos den crédito, entonces la única condición para que la Presidente tenga razón y esta ley no sea para hacer zafarrancho, es lo que suceda con el resto de la política económica. Claro que un Banco Central independiente debería tener la posibilidad de decir que NO al deterioro de la moneda. Pero no es el caso.
Dado que la única restricción a emitir que existe es tener como objetivo una meta de inflación baja, y la inflación no existe, las probabilidades del zafarrancho crecen junto a los desequilibrios de la economíaà y a la implementación de esta ley.            

CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHER y 194 minutos (1.03.12)

Apertura del 130º periodo de sesiones ordinarias del Congreso Nacional: Discurso de la Presidenta de la Nación
DISCURSO DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHER EN LA APERTURA DEL 130° PERIODO ORDINARIO DE SESIONES DEL CONGRESO NACIONAL


Muchas gracias, muy buenos días a todos y a todas. Honorable Asamblea Legislativa; señores dirigentes sindicales y de otros partidos políticos que nos acompañan; Madres y Abuelas de Plaza de Mayo; señor juez Baltasar Garzón, que hoy nos honra con su presencia (aplausos): como todos estos últimos años en cumplimiento del artículo 99 de nuestra Constitución, inciso 8°, vengo no solamente a presidir la apertura de las sesiones, en la Asamblea Legislativa de este Parlamento año 2012, sino también a ofrecer, conforme obliga la Constitución Nacional, el estado de situación de la Nación Argentina.
La Nación Argentina sigue protagonizando desde el año 2003 uno de los más vigorosos crecimientos económicos con inclusión social que se tenga memoria, no ya solamente en nuestra propia historia sino también en el marco de una situación internacional donde de acuerdo a fuentes tales como el Fondo Monetario Internacional –en el que yo sé que algunos de ustedes confían más que en nuestras propias estadísticas, hay que darle a todo el mundo la tranquilidad de que estamos diciendo las cosas – se ubica a la Argentina, luego de India y China, en el tercer lugar en cuanto a crecimiento económico durante el último año 2011. (Aplausos)
Si nosotros pudiéramos comparar en un gráfico los crecimientos en el período 1970 a 1976, 1982 a 1988  y 1994 a 2000 y del 2006 al 2011, como promedio de crecimiento estaríamos, en el primero de los períodos, 1970 al 76, en un promedio de crecimiento del 3 por ciento; luego del 82 al 88 la Argentina fue para abajo, no sólo no creció sino que decreció, el promedio de la caída del Producto Bruto, del crecimiento económico de la Argentina, fue para esa década el 0,7. Luego, del año 1990 hasta el año 1998 el promedio de crecimiento fue del 4,1, pero con un crecimiento muy particular, porque al mismo tiempo que había crecimiento de la actividad económica avanzaba el proceso de desindustrialización del país, que había comenzado a desarrollarse en 1976 y tuvo su epicentro en la crisis que nos tocó vivir en el año 2001. El promedio de crecimiento de estos años ha sido del 7,8, lo que nos coloca, en cuanto a toda América Latina, en el proceso de expansión y crecimiento económico más importante de toda la región. (Aplausos)
El crecimiento del Producto Bruto medido en términos de paridad de poder adquisitivo, esto es una medida utilizada por el Fondo Monetario para comparar el poder de compra de un dólar en cada país considerando el tipo de cambio y los precios internos: en el año 2003 esa paridad de poder adquisitivo era de 8.797 dólares per cápita; hoy es de 17.376 dólares. (Aplausos) Como les decía, el PBI argentino fue el que más creció después de China y de India, tanto en la evolución del PBI como en la paridad adquisitiva que recién les estaba contando.
También sobre base elaborada por el Fondo Monetario Internacional, el PBI en paridad de poder adquisitivo fue de los primeros 25 puestos en todo el ranking mundial. Esto no fue viento de cola como algunos quieren afirmar, porque si bien los términos de intercambio han mejorado sustancialmente en los países emergentes y también en los países de la región, lo cierto es que por ejemplo Venezuela, Chile, Bolivia, Perú y Colombia tuvieron una magnitud de aumento que cuadruplicaron sus términos de intercambio mientras que la Argentina solamente lo duplicó en el 42 por ciento. Para que tengan una idea, la variación acumulada en los términos de intercambio fue para Venezuela en un 195,  para Chile en un 119, para Bolivia en un 82, para Perú 61, Colombia 54, la Argentina 42, Brasil 38 y el promedio de la región 37. Ustedes dirán por qué, es muy simple, porque se cuadruplicaron los precios de commodities de minerales y petróleo que producen estos países y nuestros commodities solamente se duplicaron, con lo cual el crecimiento de la Argentina no se explica únicamente a través de condiciones macroeconómicas en las economías emergentes sino a partir de un modelo de desarrollo que ha hecho del mercado interno, del consumo popular y la distribución del ingreso sus banderas principales, que nos han permitido crecer en la forma que lo hemos hecho. (Aplausos)

Cristina defendió la política ferroviaria del kirchnerismo

Respondió en forma casi directa a las denuncias que hay sobre las deficiencias en los serivicios ferroviarios. "Nunca hubo ningún pedido de rescisión por parte de ningún organismo de control", argumentó y agregó: "Se ha hecho bastante más de lo que se había hecho hasta que llegamos nosotros". También destacó la política de subsidios y la megaminería. 


La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugura las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. (Pepe Mateos)

AMADO BOUDOU. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugura las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. (Pepe Mateos)

BALTAZAR GARZON. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugura las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. (Pepe Mateos)

VICTORIA DONDA. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugura las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. (Pepe Mateos)

MOYANO Y RECALDE. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugura las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. (Pepe Mateos)

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugura las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. (Pepe Mateos)

El secretario de comercio, Guillermo Moreno, y sus globos de “Clarín Miente” durante la apertura de la asamblea legislativa. (DyN)

El secretario de comercio, Guillermo Moreno, y sus globos de “Clarín Miente” durante la apertura de la asamblea legislativa. (DyN)

El secretario de comercio, Guillermo Moreno, ofrece alfajores con la etiqueta “Clarín Miente” durante la apertura de la asamblea legislativa. (DyN)

Manifestantes apoyan a la presidenta Cristina Fernández quien arriba al congreso para inaugurar la asamblea legislativa. (DyN)

VICTORIA DONDA. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugura las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. (Pepe Mateos)

MOYANO Y RECALDE. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugura las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. (Pepe Mateos)
Manifestantes apoyan a la presidenta Cristina Fernández quien arriba al congreso para inaugurar la asamblea legislativa. (DyN)

Audio:

Militantes peronistas esperan el discurso de Cristina en la Plaza de los dos Congresos. Pablo de León, Clarín.com

Militantes peronistas esperan el discurso de Cristina en la Plaza de los dos Congresos. Pablo de León, Clarín.com

01/03/12 - 15:29
La presidenta Cristina Kirchner inauguró hoy por quinta vez desde que llegó a la Rosada y por primera en su segundo mandato las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. Durante un discurso maratónico, que duró más de tres horas, elogió la política ferroviaria del kirchnerismo, aunque no hizo anuncios sobre la materia. Ocurre a ocho días de la tragedia en la estación de Once, donde murieron 51 personas. También destacó la política de subsidios aplicada "desde el 2003 a la fecha", que el Gobierno está revisando desde fines del año pasado, defendió la megaminería, criticó duramente a Mauricio Macri por rechazar el traspaso del subte, y propuso aumentar los vuelos a las islas Malvinas, aunque pidió que salgan desde Buenos Aires y los lleve a cabo Aerolíneas Argentinas (hoy son dos y están a cargo de LAN).

Cristina dijo que el deterioro de los trenes arrancó en la década del sesenta y que "se acentúo en la década de los noventa". Y destacó que la tarifa se mantuvo estancada en los últimos ocho años. Pero remarcó que "nunca hubo un pedido de rescisión por parte de ningún organismo de control" por las malas condiciones de la red o de los trenes. "Cuando propuse hacer un tren de alta velocidad me mataron", recordó la Presidenta en alusión al proyecto asignado a la empresa francesa Alstom y que pretendía unir Buenos Aires, Rosario y Córdoba. No hubo aplausos.

La Presidenta destacó las obras que se están llevando a cabo para el soterramiento del Sarmiento –largamente demoradas- y volvió a pedir que la Justicia no demore las pericias sobre la tragedia del miércoles pasado. "No me va temblar la mano para tomar decisiones, pero es necesario tener las pericias terminadas, no es tan difícil", manifestó.

En su extenso discurso, plagado de números, la Presidenta sostuvo que la política de subsidios “fue uno de los factores que permitió el desarrollo” del país. Y destacó la necesidad de hacer uso de la "sintonía fina para que los subsidios lleguen a las personas que los necesitan".

Antes, elogió el crecimiento económico de los últimos años y se encargó de enfatizar que el crecimiento económico del país es, según el FMI, el tercero más alto del planeta, después de China y la India. También sostuvo que "no es solamente viento de cola", ya que, dijo, la mejora de los términos de intercambio (la relación entre los precios de lo que el país importa y exporta) fue menor a la de otras naciones de la región.

Cristina también destacó que unos dos tercios del crecimiento del PIB se dieron gracias al consumo interno, negó que el país haya "reprimarizado" sus exportaciones, recalcó el crecimiento de la inversión externa y dio datos sobre turismo interno. Y aunque elogió que hay "siete millones de trabajadores registrados", reconoció que hay "un 34,6% de trabajadores" en negro.

En medio de la marea de datos económicos, donde hizo hincapié en la recaudación y las políticas agropecuarias, Cristina recordó a Néstor Kirchner y deslizó: "Tengo dudas si vale la pena seguir adelante". Emocionada, agregó: "No solamente tengo un compromiso con mi carrera y con la persona que más quise en mi vida".

Sobre el final, Cristina Kirchner cuestionó duramente la decisión de Mauricio Macri de rechazar el traspaso del subte. Dijo que se trata de un "episodio bochornoso", aunque anunció que la Policía Federal seguirá otro mes más en subte, uno de los elementos que tomó el jefe de Gobierno para suspender el traspaso y que generó el paro de subtes.

"Es un episodio bochornoso, por conferencia me quisieron devolver los subtes. Tienen que tener un asesor letrado. No se pueden devolver contratos y concesiones como si fueran zapatos", se quejó la Presidenta, al tiempo que destacó el aumento del 127 por ciento sobre la tarifa que aplicó el macrismo.

Cristina llegó al Congreso a las 12:48, vestida de negro. La recepción, esta vez, estuvo a cargo de Beatriz Liliana Rojkés de Alperovich, Julián Dominguez y el vice Amado Boudou. Se saludaron formalmente y todos sonrieron. Tres minutos después, se anunció el inicio de la cadena nacional. Durante cinco minutos, solo se escucharon los cantitos de los militantes de La Cámpora, que otra vez llenaron los palcos principales

"Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación", se escuchaba de fondo. Hubo tiempo suficiente para todo el repertorio camporista. A las 12,56, una lluvia de papelitos anunció su ingreso al recinto. Y sonó nuevamente de fondo "Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación".

Antes de darle la palabra a la Presidenta, Boudou pidió un minuto de silencio por la tragedia en la estación de Once. Como en otras ocasiones, Cristina arrancó su discurso elogiando el modelo económico y las políticas aplicadas durante la era k. Utilizó innumerables cifras y datos. Y muchos tecnicismos.

Entre los anuncios, se destacó la creación de una comisión para la reforma, actualización y unificación de los Códigos Civil y de Comercio. La misma incluirá temas como la simplificación del juicio de divorcio, la creación de convenciones prenupciales y el reconocimiento de las uniones de convivencia. Al hablar ante la Asamblea Legislativa, lCristina informó que asimismo regulará temas como la reproducción asistida, la gestación por sustitución y la adopción; "discusiones que la sociedad tiene que dar como dimos en su momento la discusión por el matrimonio igualitario".

A las 15.15, luego de más de tres horas y quince minutos de discurso, Cristina lloró y cerró su discurso de manera emotiva. "Les pido que me ayuden", lanzó.

Finalmente, no hubo anuncios sobre la situación de YPF, la petrolera hispano argentina con la que el Gobierno entró en abierta confrontación tras un idilio que había comenzado cuando el grupo Eskenazy compró acciones y se asoció a Repsol. Se especulaba que podía declarar "de interés público" a las reservas petroleras.

Además de funcionarios nacionales de todos los niveles y gobernadores, entre los invitados se destacó el ex juez español Baltazar Garzón, quien compartió el palco con la titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y la de Abuelas de Plaza de Mayo, estela de Carlotto. En dos oportunidades, Cristina elogió a Garzón, que tuvo que pararse para recibir los aplausos.

En los alrededores del Congreso hubo menos gente que en otras sesiones inaugurales, aunque la zona estaba llena de micros escolares. Pasadas las 11, llegó un contingente grande de la JP Evita. También hicieron sentir su presencia la Corriente Peronista y el Movimiento Evita, de Emilio Pérsico y Fernando "Chino" Navarro. En cambio, hubo escasa asistencia de intendentes (entre los que se destaca un cartel de Mario Ishi, de José C. Paz) y casi nula de sindicatos (entre otros, se mostró el SOMU, de los trabajadores marítimos). La Cámpora nuevamente se hizo notar con gran cantidad de banderas.