El Inversor - Tomas Bulat - LOS IMPUESTOS



Impuestos: origen y constitución. Cuánto pagamos y cómo se descuentan. Para conocer en detalle nuestras obligaciones y nuestros derechos.

Tomás Bulat: "El ajuste termina en el discurso"


Por Tomás Bulat
Uno de los mayores desafíos de la ciencia económica es entender cómo funciona una sociedad en sus vínculos económicos, tanto cuáles son las acciones de quienes aplican la política económica, como las reacciones que tiene la gente frente a ellas.
Aquel que logre predecir mejor qué hará un gobierno en los diferentes frentes -fiscales, monetarios, cambiarios o de ingresos-, y ante cada acción sepa predecir mejor la reacción de los actores económicos, será quien podrá leer con mayor precisión lo que puede pasar en el futuro.

Mientras más dudas haya sobre lo que hará un gobierno, más dudas tenemos para saber qué pasará. Y si a ello le sumamos que desconocemos cómo reaccionará la gente, menos sabremos qué podemos esperar.
Como ejemplo simplificado, voy a tomar la actual crisis europea. Hay dos modelos, con sus respectivos errores:
El primero es el griego, donde no fue claro en sus cuentas y de un día para el otro resulta que tenía un nivel de endeudamiento mayor al que se suponía.

A esta situación de sobreendeudamiento y mala información, los mercados reaccionaron muy desfavorablemente. Hubo un problema de política del gobierno, que no fue claro en lo que hacia, por lo tanto esa incertidumbre significó una restricción abrupta del crédito a Grecia y mayor recesión.
El otro modelo es el alemán. La reacción de Alemania ante la misma crisis significó que Merkel junto a sus asesores, decidieron tratar el problema de deuda de Grecia como si lo griegos fueran sus compatriotas. Por lo tanto supuso que ante el riesgo de default, el pueblo griego reaccionaría como el pueblo alemán.

Pero por supuesto reaccionó distinto y, por lo tanto, todas las políticas explicadas claramente fueron un fracaso, porque no se entendió que la conducta de la población es diferente.
Este ejemplo simplificado de la realidad me sirve para extrapolarlo a la Argentina. Y tratar de ver qué puede pasar en el 2012.

Los errores del gobierno
Como economista, recibo cotidianamente consultas de la gente acerca de lo que preveo que va a hacer el gobierno con tal o cual cosa. Esto ya habla de que no hay un discurso económico que esté dirigido a brindar certezas de lo que se va a hacer. Antes de las elecciones me preguntaban, ¿qué pasará con los subsidios?.

Yo contestaba: se irán reduciendo, pero no sé ni cómo ni cuánto. Se irá viendo. La siguiente pregunta, casi obligada era ¿Viendo qué? y, viendo el impacto político y económico de las medidas", contestaba. Respuesta, que era lo más parecido a no sé. Pero cualquier otra era tan válida como la mía.
Se sabe que los subsidios se reducirán, que el dólar subirá, que las tasas de interés y la inflación serán más o menos las mismas, y que ante cada problema hay una nueva intervención regulatoria estatal. Pero imposible medir en qué rangos.
Como en el discurso del gobierno no hay ajuste, no hay señales claras de lo que va a hacer, ni qué reglas va a establecer. Por lo tanto hay fuerte incertidumbre.

Errores de los opositores
Los opositores, por otro lado, no entienden la reacción de la mayoría de los argentinos. Creen que va a haber reacciones violentas ante medidas que generan cambios institucionales, como las AFJP, o ante restricciones para adquirir dólares, por ejemplo, y que la gente va a salir con las cacerolas a la calle.
Esto es un error sesgado por la crisis 2001/2002, que fue excepcional. La mayoría de las veces, ante cada nueva regulación, los argentinos se adaptan rápidamente; ve la oportunidad de corto plazo que genera y sigue para adelante. Las reacciones son individuales y no colectivas.

La mayoría de la gente no quiere vivir en conflicto permanente, no quiere repetir el 2002. Se quiere vivir mas tranquilo, no en una sociedad en convulsión permanente.
El trabajador sigue trabajando, el chacarero cosechando, el fabricante produciendo, el medico curando y el periodista informando. Seguimos haciendo lo que sabemos hacer, más molestos, más preocupados, pero la vida sigue, no la paramos.

Si nos ponen restricciones para comprar dólares, no salimos a la plaza con cacerolas; salimos a ver quién nos puede vender, compramos un poco menos, o un poco mas caro, pero no iniciamos una revolución.
Es por esto que muchas medidas regulatorias no tienen el impacto que muchos analistas en los diarios predicen. La gente no reacciona de manera abrupta, sino adaptativa y hay que entenderla para saber qué puede venir. Me animo a decir, en este punto, que el gobierno también tiene miedo a la reacción de la gente si dijera la verdad.

Cree que el impacto de llamar a las cosas por su nombre sería más negativo que el que tiene continuar con esta política de lo no dicho.

Lo que viene en el 2012
El 2012 va a ser un año económico más difícil que el 2011. El grado de dificultad dependerá de que haga el gobierno nacional y de las reacciones que genere.
Hay, obviamente, un lento y sistemático deterioro de la actividad económica, primero en la inversión privadas de largo plazo (energía, infraestructura, fábricas nuevas), luego en la inversión de mediano plazo (ampliación de fábricas, maquinaria, ganadería, etc.) y finalmente queda una economía solo liderada por el consumo y la inversión de corto plazo (soja, armadores, etc.).
Para que la adversa situación económica tenga un impacto menor, el gobierno debería empezar por el discurso, sin eufemismos. Y dentro del marco de ese discurso algunas medidas que tengan reglas y se cumplan.
El dar mayor transparencia y reglas claras y precisas, permitirían que los momentos de crisis fueran sobrellevados por todos con el menor daño colateral posible.