Los ceros en la historia de nuestra moneda

Por El Abuelo | Viernes, 10 de Mayo de 2013



Con todo este movimiento económico que se suscita a consecuencia del dólar, se me ocurrió rever mi modesta colección de billetes y hacer algunas cuentas.
No soy economista, no soy un especialista en numismática, pero mi catálogo de billetes de la República Argentina me ayudó para hacer un resumen por lo menos de los últimos 80 años.
Delos primeros billetes oficiales, que según la historia argentina circularon en nuestro país fue el de los pesos Moneda Nacional, que se emitió en el año 1881 y duró hasta el año 1969. Treinta y siete años de mi vida conviví con esos billetes, todos llevaban la efigie del progreso, y había de 0,50 centavos de 1, 5, 10, 50 y 100 pesos. Conservo uno de 100 pesos, hermoso, casi nuevo, grande (9 cm. x 18 cm.) con las firmas de Ernesto Mallea y Alberto Castex. No puedo negar que cada vez que abro el álbum de mis viejos billetes me emociona ver estos antiguos representantes de una historia Argentina que no se repetirá, buena o mala, pero única.
De los pesos moneda nacional, se emitió una nueva serie, con nuevo diseño, Leyes 12.155 – 12.962 (del 27 de marzo de 1947) y 13.571, se eliminó la efigie del progreso y se usó al Gral. José de San Martín en su retrato de Joven y de Anciano. Los valores eran de 0,50, 1, 5, 10, 50, 100, 500, 1.000 estos tenían en el reverso la imagen de la muy famosa Fragata Presidente Sarmiento, 5.000 con San Martín joven y 10.000 con San Martín anciano. Billetes de esta serie dicen pesos moneda Nacional otros no.
Luego en el año 1970, se dictó la Ley 18.188, que creaba un billete nuevo que reemplazaba al anterior de los pesos Moneda Nacional. En este reemplazo nuestros billetes pierden dos ceros y duró desde el año 1970 a 1983. Se registra aquí el primer resellado en la historia de nuestros billetes, los de 100 pesos llevaban un sello de 1 peso, los de 500 de 5, los de 1000 (la fragata) de 10 los de 5.000 de 50 y los de 10.000 de 100. En el año 1982 la inflación era muy grande y llegué a cobrar en mi cargo del Hospital, diciembre 1982, la exorbitante suma de ocho millones setecientos mil pesos, en esa época yase habían emitido los billetes de 1.000.000.
En el año 1983, se reemplazó el peso ley 18188 por el Peso Argentino, que denominábamos $a. Cada peso argentino equivalía a 10.000 pesos ley 18.188, de manera que aquí se perdieron cuatro ceros.
Pero el Peso Argentino duró poco el 14 de junio del año 1985, nació el austral. Y le sacamos otros tres ceros a nuestra moneda. Tengamos en cuenta que el austral llegó a depreciarse en un 5.000 % . Los pesos argentinos fueron resellados y los billetes de 10.000 pasaron a ser 10 australes. Luego se emitieron billetes de 1, 5, 10, 50, 100, 500, 1000, 5000, 10000, 50000, 100000 y por último se emitió un billete de 500.000 australes, que hoy en día para aquel que quiera coleccionarlo le costará más de 300 pesos de los actuales. Los billetes tenían el retrato de Bernardino Rivadavia, un austral, Justo José de Urquiza, cinco australes, Santiago Derqui, 10 australes, Bartolomé Mitre, 50 australes, Domingo Faustino Sarmiento, 100 australes, Nicolás Avellaneda, 500 australes, Julio Argentino Roca, 1000 australes, Miguel Ángel Juárez Celman el billete de 5.000 australes, el de 10.000 australes tenía la figura del Dr. Carlos Pellegrini, el de 50.000 lleva la figura de Luis Saenz Peña y por fin el de mayor valor entre los australes, 500.000, lleva la figura del Dr. Manuel Quintana.
El 10 de octubre del año 1991, por Decreto del Poder Ejecutivo nº 2128, nació en nuestro país el peso, que también llamaron peso convertible, que con algunas modificaciones y/o agregados circula hoy. En cierta forma es acertado decir que circula, porque nuestra moneda parece un auto viejo circulando por una autopista, todos lo pasan “como poste”.
Solo Dios y quizás Kristina sepan que será de nuestra moneda.
En otra oportunidad charlaremos sobre las monedas argentinas que tienen una historia tan jugosa como la de los billetes.

http://www.informatesalta.com.ar/columnista.asp?q=8&r=141

Devaluación e inflación. 2002 Vs 2014


En 2013 la devaluación, junto a una política monetaria y fiscal expansiva y sus efectos acumulativos, ha estado impulsando los precios al alza durante todo el segundo semestre del año pasado. Este proceso se está agudizando.
A continuación un informe de la consultora Finsoport, compara los efectos de la devaluación de 2002 sobre los precios y las diferencias con la actual situación.
La devaluación de 2002 y su impacto sobre los precios
La importante devaluación de 2002 excedió, por diversos motivos, el atraso cambiario estimado a nivel técnico ‐que era de $1,40‐ y fue lo que inspiró el intento inicial de fijar en ese valor el nuevo tipo de cambio. La escasez de reservas (US$ 14.000 millones de los cuales US$ 5.000 no eran de libre disponibilidad), fue una cuestión dominante para diseñar la política económica de ese momento.
En especial, los depósitos bancarios denominados en dólares (US$ 50.000 millones), congelados mediante el corralito a fines de 2001, creaban un conflicto que afortunadamente hoy no existe.
El tipo de cambio pasó velozmente del 1 por 1 de la convertibilidad a un pico mensual de $ 3,80 en abril de 2002 y un año después estaba en $ 2,83 por dólar, en un mercado libre. La tendencia del mercado al cabo de ese lapso era a la baja, dado que se revirtió el saldo negativo externo y esto estabilizó las reservas internacionales y permitió después el conocido proceso de acumulación de las mismas.
La evolución de los precios, fue baja en relación al tamaño de la devaluación. Alcanzó su pico en abril de 2002 con un 10,4% y desde ese momento en adelante comenzó a descender hasta incluso valores negativos a mediados de 2003 (al momento de la asunción de Néstor Kirchner).
En 2002 la inflación promedio fue de 25,9% y la interanual de diciembre 40,9%. En 2003 los datos fueron respectivamente de 13,4% y 3,7%.
Hubo diversos factores que incidieron en la baja traslación a la inflación y, en particular, al hecho de que el impacto se concentrara en pocos meses. Se ha atribuido trascendencia a la circunstancia de que la economía se encontraba en una prolongada trayectoria recesiva y eso, naturalmente, tuvo alguna influencia. Pero nótese que, aún cuando el PBI comenzó a crecer en los meses siguientes, la inflación se mantuvo extremadamente baja.
La razón fundamental del bajo traslado a la inflación fue la gestión monetaria y
fiscal.  Ello permitió también que la elevada capacidad ociosa de la economía se pusiera rápidamente en movimiento.
Pese a las críticas condiciones, la cuestión fiscal estuvo en el centro de atención, incluyendo el reordenamiento financiero de las provincias.
El déficit consolidado de la Nación y las Provincias fue reducido en 2002 y se transformó en superávit a partir de 2003. El informe estima que en 2014 la magnitud del déficit fiscal será superior al del año final de vigencia de la convertibilidad.
Desde este punto de vista es preocupante la coexistencia de un elevado y creciente déficit con un proceso devaluatorio.
En especial, el financiamiento monetario del déficit ha crecido en 2013 a casi el doble de su magnitud en 2012. La pérdida de reservas ha generado una contracción monetaria que contribuyó a que la expansión de la base monetaria tuviera algún contrapeso. Pero naturalmente, no es un camino deseable.


Momento crítico
De modo que la economía argentina llega a este momento crítico con una gran expansión monetaria previa. Esta expansión monetaria tiene efectos acumulativos a lo largo del tiempo. El vértigo ha sido tal, que, tomando como base el año 2003, la expansión monetaria ha sido del 692%.
Al negar la inflación, el gobierno ha elaborado la "teoría" de que esta situación no tenía efectos sobre la inflación, pero obviamente no era esperable que así fuera.
Para apoyar su relato, diversos funcionarios del gobierno han apelado a lo largo del tiempo a destacar que, en nuestro país, la relación entre la cantidad de dinero y la magnitud de la economía (el PBI), es relativamente baja en términos internacionales.
La cuestión central es que no todos los países toleran la misma cantidad de dinero (lo que se denomina la demanda de dinero). Esto depende, en gran medida, de la confianza de la sociedad en la moneda nacional, que en nuestro país es baja por los conocidos fenómenos de crisis.
Por otro lado, algunos países, como los miembros de la Unión Europea, tienen una moneda común y un Banco Central conjunto, lo que (a la vez que plantea ciertas inflexibilidades) hace imposible una corrida contra la moneda.
La medida de la tolerancia de una economía a la expansión monetaria es la inflación.
Es la señal de alerta en ambas direcciones. Una deflación es un alerta respecto de la existencia de una situación de depresión. Una inflación moderada impulsa la demanda y la inversión y una inflación excesiva termina desestabilizando la economía.
Cuánto es una inflación moderada es tema de debate, pero en general para un país en desarrollo existe un cierto consenso alrededor de que un rango entre 4% y 6% anual es adecuado. Para una economía madura este rango es del 2%/3% anual.
Para concluir, es indudable que en 2013 la devaluación, junto a una política monetaria  y fiscal expansiva y sus efectos acumulativos, ha estado impulsando los precios al alza durante todo el segundo semestre del año pasado.
En ese contexto, de acuerdo a las previsiones de la consultora que dirige el economista Jorge Todesca, esto seguirá ocurriendo si el actual proceso devaluatorio no es acompañado por una política monetaria y fiscal que compense este efecto.