Enfáticamente, la
Presidente de la Nación anunció el día jueves que el superávit comercial
de los primeros 4 meses del año alcanza los 4000 millones de dólares,
lo que representa casi 1000 millones más respecto al año 2011.
Esta buena noticia tiene una pequeña
contra: no es el resultado de un crecimiento de las exportaciones sino
de una baja importante de las importaciones.
Pero la baja en las importaciones no es gratuita, sino que ya se llevó puesto el crecimiento económico y ni hablar de la inversión.
Si además a esto le sumamos las restricciones a la compra de dólares, que se acentuó fuertemente en los últimos días, sólo logra convencer a los consumidores que todo comienza a estar peor.
¿Y qué pasa cuando la incertidumbre avanza? Sencillo. El consumo cae.
Es muy interesante ver los últimos datos
del índice de confianza del consumidor que mide la Universidad Torcuato
Di Tella. Muestra una fuerte caída, pero principalmente en dos aspectos:
primero, la percepción sobre la situación macroeconómica, y segundo,
sobre las expectativas. En resumen para la gente: estamos bien pero
vamos mal.
Esta combinación de políticas ha logrado un
doble efecto. Ha retraído el consumo por un lado mientras que las
trabas a las importaciones han restringido la oferta.
Por supuesto que el parate económico tiene
otras consecuencias. La primera es que la tasa de crecimiento de la
recaudación fiscal se cae. Los últimos datos de abril (un crecimiento
del 24%) son preocupantes y lo peor es que está pasando lo mismo en las
provincias.
Con la situación fiscal más complicada, crecen los rumores de cuasi monedas en las provincias,
de corralitos a depósitos en dólares en la Nación, etc. Rumores que hoy
por hoy no tienen real asidero, pero que de no cambiar el deterioro de
las cuentas fiscales, aumentará su verosimilitud.
El segundo es que la inversión ya no
encuentra ningún estímulo y por lo tanto se está cayendo. Los bienes de
capital importados cayeron 30% en el mes de marzo.
El corto plazo mata el largo plazo
En economía hay que tener
metas, pero priorizar una afecta a las otras. Moreno dijo claramente que
el objetivo era tener un superávit de 12.000 millones de dólares en el
2012.
Quizás lo logre, el problema es que se llevó puesto el crecimiento económico y con ello todo lo que viene atrás.