Más intervencionismo: controlará el Gobierno el mercado de capitales




En un nuevo avance intervencionista sobre la economía, el Gobierno enviará hoy al Congreso un proyecto de ley para reformar el mercado de capitales y otorgarle a la Comisión Nacional de Valores (CNV) un mayor control sobre el funcionamiento bursátil. Así lo anunció ayer el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, durante un acto en el Museo del Bicentenario junto con la presidenta Cristina Kirchner.
Allí se presentó también el Plan Nacional Estratégico del Seguro (Planes), que, entre otras cosas, obligará a las aseguradoras a invertir una porción de sus carteras en proyectos de "economía real".
El proyecto de reforma, que tiene más de 160 artículos y que hasta anoche no era conocido por las autoridades bursátiles (ninguna había sido invitada al acto), contempla un nuevo marco legal para el mercado de capitales, en el que los operadores perderán la autorregulación que rige hoy y pasarán a ser controlados totalmente por la CNV.
La iniciativa elimina la exigencia de ser accionista de un mercado, como el de Valores (Merval) o el Rofex (mercado de futuros) para poder ser agente bursátil. Y abre el juego para que universidades, colegios profesionales y consultoras participen de un negocio que hasta ahora estaba reservado exclusivamente para las calificadoras de riesgo.
Según explicó Lorenzino, la reforma es necesaria para "abrir los mercados al público y proteger a los pequeños inversores", y crear las condiciones para que los inversores, como las compañías de seguros, puedan volcar sus fondos al mercado de capitales.
Operadores del sector recibieron anoche con extrema cautela el avance sobre un sector clave para el financiamiento de las empresas. Algunos temen que la regulación pueda ser usada para afectar a empresas que tienen conflictos con el Gobierno, como el Grupo Clarín.
El plan del seguro establece, entre otras cosas, que las compañías deberán invertir como mínimo el 5% de sus carteras en la economía real para marzo de 2013 y entre el 5 y el 12% (según el ramo) para mayo.
El proyecto de reforma del mercado, de hecho, había sido elaborado por la CNV en forma exclusiva y había estado circulando por meses en el Ministerio de Economía. Pero no fue hasta ayer que salió a la luz.
Con la regulación del mercado, será la CNV la que tendrá a su cargo directamente la fiscalización de instituciones como el Mercado de Valores (Merval) o el MAE, que es el mercado en el que operan los bancos. Hasta ahora, si hay una irregularidad con algún agente del Merval, la CNV podía investigarlo, pero luego debía solicitarle al mercado que lo sancionara. Sólo si la irregularidad derivaba en un delito penal el organismo podía accionar.
Según el proyecto, el organismo regulador asumiría también exclusivamente todas las funciones que hoy comparte con la Bolsa de Comercio. Según explicó a LA NACION el presidente de la CNV, Alejandro Vanoli, la idea es que todo el trámite relacionado con la oferta pública lo tenga el organismo regulador, como hoy sucede en otros mercados bursátiles del mundo, como el español. "A la Bolsa le quedaría el papel de listado y negociación", detalló Vanoli, que tuvo ayer un lugar en el escenario al lado de Lorenzino.
Este cambio, no obstante, le daría a su vez un mayor poder de acción a la CNV en las causas que impulsa el Gobierno y que involucran a empresas cotizantes, como el Grupo Clarín, según la primera interpretación que hicieron algunos operadores anoche.
Del mismo modo, y en línea con la experiencia internacional, la desmutualización implica que no será necesario ser accionista de los mercados para poder actuar como agente bursátil. Hoy, por caso, hace falta comprar una acción del Merval (que vale alrededor de 5 millones de pesos) para ser agente bursátil y tener una sociedad de Bolsa. El nuevo proyecto prevé distintas clasificaciones de los agentes en función del tamaño, actividades, etc.
"La ley [actual] limita la posibilidad de fiscalización de la CNV", dijo Lorenzino. "El proyecto extiende la fiscalización estatal sobre las etapas de la oferta pública y los agentes. Va a haber una nueva estructura, con un mercado más simple y bajando los costos burocráticos", aseguró.

Única plataforma

Vanoli adelantó que la reforma contempla a su vez un mayor intercambio informativo entre la CNV, la Superintendencia de Seguros y el Banco Central, lo que para algunos genera cierta alarma, ya que podría dar pie para que el Estado tenga un detalle de las tenencias de acciones y de bonos de los inversores locales.
El Gobierno, anticipó Lorenzino, propondrá que los propios mercados funcionen como sociedades anónimas abiertas y coticen en Bolsa, y dijo que la CNV propenderá a la unificación de todos los mercados.
En la Argentina hay muchos mercados: el Merval, el MAE, el Rofex (el mercado de futuros), el Matba (mercado a término de cereales), además de las bolsas del interior del país, como las de Mar del Plata, Bahía Blanca o Chaco, entre otras.
"Ya estuvimos trabajando en la interconexión tecnológica de todos los mercados para que compartan sistemas compatibles", explicó Vanoli. "Queremos que haya una única plataforma de negociación. Y en el futuro, que tiendan hacia la unificación, como pasó en Brasil", agregó. El presidente de la CNV aclaró, sin embargo, que la unificación no está incluida en el proyecto, ya que no pueden "imponer la fusión" de los mercados.
Las calificadoras de riesgo, entretanto, dejarían de tener la exclusividad del negocio de calificación de los títulos con cotización bursátil. El proyecto abriría las puertas para que también participen universidades, consultoras y colegios de profesionales.
"[Las calificadoras] son un gran verso y una gran estafa internacional" porque además "califican de acuerdo con sus intereses y de quienes les pagan", afirmó ayer Cristina Kirchner, que no ahorró críticas para esas compañías..

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No sabemos cómo estamos, ni dónde vamos


Tomás Bulat Periodista



Lo más interesante que generan mis conferencias en el interior del país y en Buenos Aires, es lo que despierta en quienes participan. No solamente escuchar lo que me cuentan acerca de su situación particular, sino también el tipo de preguntas que realizan. Es que el tipo de preguntas que hacen refleja las angustias que tienen. Y el título de esta nota las resume cabalmente, porque la pregunta más frecuente no es solo hacia dónde vamos, sino cómo estamos como país.

¿Cómo estamos?

Se supone que la angustia principal del hombre se vincula siempre al futuro, no al presente. Pero este momento de tanta confrontación, sumado a la falta de datos objetivos y a permanentes interpretaciones en blanco o negro, las percepciones de cómo estamos no están claras.
Argentina es tan diversa que las situaciones son variadas. De todas maneras hay un claro lugar común: ningún sector de los que he visitado está mejor que el año pasado. En el mejor de los casos no están peor. Si venden más, sus rentabilidades bajaron (el menor de los casos) u otros venden menos. Pero todos preguntan cómo está el país, tienen la percepción de que su situación particular no refleja lo que le pasa a la Argentina.
Trabajadores que ven su salario disminuir entre la inflación y la cuarta categoría de ganancias que no se modifica. Muchos temen perder su trabajo, porque si se pierde, es difícil volver a encontrar otro.
El hecho de que las estadísticas del INDEC no provean información confiable, lo que ha logrado es cuestionar la información que da cualquiera. Pasa, por ejemplo, que cuando muestro la evolución de las reservas del BCRA, en seguida la pregunta es ¿Pero existen realmente? Todo dato es cuestionable, más allá de toda opinión, y eso complica mucho el análisis de la realidad.
Cuando no hay datos confiables, indefectiblemente los debates se vuelven cada vez más subjetivos. Todo es un ‘depende’, donde los prejuicios y sentimientos ganan espacios por sobre la razón. Todos tenemos nuestra subjetividad y nuestra visión de la vida, pero lo ideal sería poder usar datos científicos para ir ajustando la realidad de manera de tener algunas certezas y no de incrementar la incertidumbre. Porque entender cómo estamos como sociedad requiere más objetividad que subjetividad y buenas deseos.
Es llamativo entonces que la principal angustia sea que no sabemos dónde y cómo estamos. Y, en consecuencia, es imposible saber donde vamos.

¿Dónde vamos?

A esta altura del partido es casi obvio que vamos a una economía más controlada y, por lo tanto, a una sociedad menos libre y más cerrada. Como resultado de los últimos acontecimientos sucedidos (la deuda de Chaco en pesos, el traspaso compulsivo del pago de los sueldos estatales al Banco Nación, etc.) los contratos privados y públicos son modificables sin ningún tipo de problema, entonces todas las operaciones económicas van a ser de intercambio instantáneo.
¿Que significa esto? Los contratos son los que garantizan cumplimientos de reglas en el mediano y largo plazo. Cuando uno alquila, firma un contrato a 2 o 3 años con normas claras que dan certidumbre tanto al inquilino como al que alquila. Pero si las cláusulas que se firman incluyen medidas que, en esencia, pueden cambiar la certidumbre del contrato o directamente se firma a un año o no se firma, todo vínculo se convierte en precario.
Cuando la economía de corto plazo avanza, la primera víctima es la inversión de largo plazo. La energía, la infraestructura, la construcción, la compra de bienes de capital se empiezan lentamente a derrumbar y solo se priorizan las decisiones de hoy y se postergan las de mañana.
Así es como Argentina no consigue incrementar sus inversiones en energía a pesar de tener una demanda creciente y un precio elevado. También la construcción de viviendas cae lentamente mes a mes y cada vez se inician menos proyectos.
Otra gran paradoja es que la soja se encuentra en los valores más altos de la historia. La producción de este año puede ser récord y alcanzar los 56 millones de toneladas, sin embargo la compra de tractores y cosechadoras cae más de un 20%.
No sabemos dónde vamos porque estamos ignorando el futuro. Ese es el otro signo común de recorrer el país. La mayoría de las preguntas son sobre las incógnitas de un futuro de corto plazo ¿Puede pasar algo en el verano?, ¿Se llega sin grandes problemas económicos a las elecciones del 2013? Todas preguntas que reflejan incertidumbre en el corto plazo, que necesariamente tienen su correlato económico.
Cuando el futuro es tan incierto, las decisiones econó micas son todas del aquí y del ahora.

Conflictividad y futuro

Sociedades que se jactan de la conflictividad, que la ven como virtud y no como problema, solo tienen un destino de confrontación. (Recomiendo leer la desgravación que publicó diario Perfil de Ernesto Laclau en Tecnópolis, una verdadera apología al enfrentamiento social). La confrontación trae un signo de interrogación hasta ver quién es el ganador y en función de eso ver cómo continúa la película.
La mayoría de los ciudadanos de este país estamos con el temor del enfrentamiento mientras una minoría se jacta de ello. Las sociedades donde dominan los violentos no tienen un futuro mejor, porque la fuerza le gana a la razón. Lo más interesante es que la historia muestra que las sociedades que viven enfrentándose generan más pobres y no viceversa.
Mientras la lógica del enfrentamiento siga, la economía solo será de corto plazo.
La economía no está nunca alejada del humor de las sociedades, y es por eso que las proyecciones económicas que no tienen en cuenta los momentos políticos y sociales suelen errar mucho en sus proyecciones.
El futuro de la economía va en línea con la sociedad. Si no hay futuro social común, tampoco lo habrá económico.