La Argentina tuvo en 2012 los peores indicadores de la región


Fue superada por los demás países en crecimiento, producción industrial, construcción, inversión y empleo; y tuvo la inflación más alta
Por Carlos Manzoni  | LA NACION
05/02/13 
"El mundo se nos cayó encima", suele decir la presidenta Cristina Kirchner para justificar la fuerte caída en la performance económica del país .
Según parece, el mundo se ha caído encima de la Argentina , pero no de sus vecinos: el año pasado fue superada por casi todos ellos en indicadores clave como crecimiento, actividad industrial, construcción, inflación y empleo, en un contexto internacional muy favorable para la región. Así, va camino de convertirse en la oveja negra de América latina, justo cuando el contexto externo para los países del área es muy favorable.
El desempleo en Brasil llega a su mínimo histórico , las inversiones llueven en Chile y Colombia y la construcción bate récords en Perú, mientras que la industria uruguaya mantiene un ritmo aceptable. Salvo en el caso de la producción industrial, donde apenas supera a Brasil, la Argentina pierde en los principales indicadores frente a todos sus vecinos , según un análisis de la consultora abeceb.com basado en las cifras oficiales de cada país.






Algo similar ocurre con la inflación. La Argentina no sólo está a la cabeza del ranking regional, sino que es el único país de América latina que en 2012 mostró una aceleración con respecto al año anterior, aun cuando se tomen como indicador real las cuestionadas estadísticas del Indec.

Luciana Díaz Frers, directora del programa de Política Fiscal del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), dice que los motivos por los cuales el país muestra menor crecimiento relativo en la región están relacionados con los desincentivos a la inversión privada.
"La incertidumbre provocada por la inflación, las restricciones en el mercado cambiario, la estatización de YPF y algunas trabas al comercio exterior actúan negativamente sobre el ambiente de negocios", explicó Díaz Frers.
Fue precisamente la restricción cambiaria la que derrumbó a la construcción, que, según datos del Indec, cayó 3,2% en 2012, la mayor variación negativa de la última década. En igual período y rubro, Perú creció 18%; Uruguay, 12%; Chile, 14%, Brasil, 3%, y Colombia, 1% por ciento.
Esta debacle comenzó a germinar a fines de 2011. A partir de allí, al país se le acabó el superávit comercial, con lo que, según Marina Dal Poggetto, directora de Estudio Bein & Asociados, le quedaban dos caminos: abrir la cuenta capital o tocar el tipo de cambio. "No hizo ni una cosa ni la otra, sino que limitó el acceso al mercado cambiario, prohibió por decreto la fuga de capitales y entregó reservas para financiar importaciones -detalló la economista-. Eso originó la brecha cambiaria que terminó por perjudicar a sectores clave de la economía, con la construcción a la cabeza."

FÁBRICAS FRENADAS

Por el lado de la industria, las comparaciones tampoco dejan bien parada a la Argentina. Mientras en Perú, Uruguay y Chile este rubro creció 2,9%, 2,8% y 2,6%, respectivamente, y en Colombia 0,8%, aquí registró una caída de 1,2% sólo superada por la de Brasil, que fue del 2,1%. "En este ítem golpeó muy fuerte la baja de la industria automotriz, afectada por trabas a las importaciones, caída del mercado interno y menor demanda brasileña", señaló Rodrigo Álvarez, socio y director de la consultora Analytica.
Otro factor que golpeó a la industria es el hecho de que el ritmo de consumo que alimentaba a cierto sector manufacturero ya no se puede sostener. Como dice Dal Poggetto, se terminó el aumento de salarios en dólares que se había registrado en los últimos años. En su opinión, a diferencia de sus vecinos regionales, la Argentina le dio prioridad al corto plazo con un excesivo fogoneo al consumo y desatendió la inflación, algo que en 2012 se pagó con menor crecimiento.
Si de inflación se habla, ahí sí que el país está a la cabeza. Como se advirtió, su índice no sólo es el más alto de la región, sino también el que más subió en 2012. Según los datos publicados por cada país, en todos los casos los precios se expandieron a un ritmo más moderado que el año anterior. Salvo aquí, donde, pese a la fuerte desaceleración de la actividad económica, subieron más que hace un año. En diciembre de 2011, la inflación anual, según el promedio de las estimaciones privadas que presentan los diputados de la oposición, fue del 22,8%. En 2012, el índice del Congreso consignó una inflación anual del 25,6 por ciento.
Hasta Venezuela, la reina de la inflación, exhibió una desaceleración notoria en puntos porcentuales, al pasar de 27,6% en 2011 a 20,1% en 2012. En Chile, en tanto, la tasa se redujo a la tercera parte: pasó de 4,4 a 1,5 por ciento. Incluso en países como Uruguay y Brasil, donde la tasa estuvo por encima de la meta fijada por los respectivos gobiernos, los precios crecieron en 2012 a un ritmo menor que el año anterior.
El empleo, otro caballito de batalla exhibido de manera recurrente por el Gobierno, tampoco ayuda al país a imponerse en la región aunque sea en un aspecto. Mientras que Brasil anunció el jueves pasado que la desocupación había alcanzado allí su mínimo histórico -un 5,5%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE)- y Chile registró un índice de 6,1% según el Instituto Nacional de Estadísticas de ese país, la Argentina se mantiene en 6,9%, según confirmó días atrás la presidenta Cristina Kirchner.
Javier Lindemboin, director del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (Ceped) de la UBA, dice que es una pena que el país no aproveche la bonanza regional, derivada del buen precio de las commodities, para mejorar sus índices de desempleo. "Esa bonanza sólo ha alcanzado para evitar que el país profundice sus dificultades, derivadas en gran parte de su propia gestión", analizó.

POCO ATRACTIVOS AL CAPITAL

En inversión extranjera directa, en tanto, los 5388 millones de dólares que recibió el país hasta el primer semestre de 2012 (último dato publicado) sólo le alcanzan para ubicarse sexto en la región, detrás de Brasil (US$ 43.175 millones), México (US$ 12.275 millones), Chile (US$ 9622 millones), Colombia (US$ 7798 millones) y Perú (US$ 5440 millones). Álvarez destaca que este rubro ya venía mal en el país y estima que los datos definitivos de 2012 van a dar que fue el peor año en este aspecto.
La explicación para esta sequía de inversiones es muy simple: como analiza Álvarez, cuando no hay libertad para reenviar las utilidades a su casa central, las empresas se vuelven reacias a volcar capital en el país. "Sobre todo cuando no hay horizonte de salida del control para girar dividendos -acotó el economista-. Es más: muchas compañías tienen que hacer un esfuerzo muy grande ante sus sedes para justificar inversiones aquí."
La Argentina decidió correr más rápido que el resto de la región, pero en 2012 comenzó a quedarse sin energía y con el sabor amargo de saber que, pese a haber forzado al extremo el gasto público, no mejoraba significativamente sus indicadores económicos. Por el contrario, sus pares regionales empezaron a mirar desde arriba cómo se convertía en la oveja negra de América latina.

A CONTRAMANO DE UN BUEN MOMENTO

La economía argentina tuvo en 2012 resultados magros
  • -1,2%
    Industria

    Fue la caída que tuvo aquí el sector fabril, sólo superada por Brasil (-2,1%). En otros países creció: Perú (2,9%), Uruguay (2,8%), Chile (2,6%) y Colombia (0,8%)
  • -3,7%
    Comercio exterior

    En exportaciones hubo retroceso. En cambio, crecieron en Colombia (10,3%), Perú (7,8%), Uruguay (6,9%), Chile (3,5%) y Brasil (0,1%)
  • Inflación
    Es el único rubro en que la Argentina es líder. El resto de la región, salvo Venezuela, no supera el 6%
  • -3,2%
    Construcción

    El cepo cambiario le asestó un golpe demoledor a este sector que, por el contrario, mejoró en Perú (16%), Uruguay (12%), Chile (8%), Brasil (3%) y Colombia (1%)
MALA NOTA EN COMERCIO EXTERIOR
El comercio exterior fue otro punto flojo de la Argentina en 2012. Los datos oficiales del primer semestre, únicos disponibles, muestran que quedó 5ª entre los exportadores. Brasil exportó US$ 117.214 millones; México, 184.137 millones; Venezuela, 49.500 millones; Chile, 40.580 millones, y la Argentina, 39.647 millones.
Pero según Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, las proyecciones de la Cepal para 2012 colocan a la Argentina con el peor resultado: el comercio del país cayó 3,7% y el de Brasil, 0,1%; mientras que crecieron el de Colombia (10,3%), Perú (7,8%), Uruguay (6,9%) y Chile (3,5%). El promedio regional será 3%.


Fuente: La Nación

La sociedad que no nos gusta ver



Tomás Bulat



Las imágenes del jueves pasado de personas robando supermercados, pequeños negocios, destruyendo todo a su paso son imágenes de una sociedad que no nos gusta ver. Pero no es una excepción o anormalidad lo que sucedió ese día, es el resultado de una sociedad que desde hace varios años perdió el rumbo en sus valores de convivencia.
Responsables o culpables
Intentar analizar la situación de robos y saqueos organizados y masivos desde una visión unilateral del conflicto, resulta insuficiente, también es equivocado afirmar que se trata de una consecuencia de la pobreza. La pobreza no es símbolo de robar. Si bien la pobreza no ha bajado en estos años, tampoco ha subido de manera importante. Los niveles de pobreza de Argentina no son mayores a los de América Latina donde no se dan saqueos organizados. Tampoco hay un Estado ausente en políticas de ingresos. La cantidad de beneficiarios de políticas sociales entre jubilaciones, asignación universal por hijo, mas planes trabajar alcanza las 10 millones de personas.
El problema son ciertas reacciones empecinadas en la búsqueda de culpables y en no asumir las propias responsabilidades. Este gobierno tiene un discurso y una acción de fuerte presencia del Estado, lo que llama la atención es que se adjudique todo lo bueno que pueda suceder y busque culpables de todo lo malo. Esta no aceptación de las responsabilidades es lo que se transmite a la sociedad: si me va bien es todo gracias a mí, pero si me va mal, es culpa de otros.
Por otra parte, el discurso del vamos por todo, sin importarnos nada, también es parte de la lógica instaurada en la sociedad. Si el Gobierno va por todo, ¿por qué cada uno de nosotros no iría por todo también? Cuando uno va por todo, implica que las leyes son limitantes a nuestras necesidades y, por lo tanto, no hay que respetarlas. Hay una legitimidad acerca de que ante la existencia de un deseo o necesidad, debe ser satisfecho rápidamente sin importar las consecuencias. Y por supuesto no existen responsabilidades ni obligaciones.
Si no se aceptan nuestras responsabilidades y, por lo tanto, las consecuencias de nuestras decisiones, si los resultados no son los esperados, es necesariamente culpa de otros. La pobreza de cuna es inevitable, no es una opción. Uno nace donde le toca, pero después muchas de las decisiones son de cada uno. El Estado y la sociedad tienen el deber de ofrecer las oportunidades para compensar las diferencias de cunas, pero no hacerse cargo de la vida de las personas. Cada uno con su esfuerzo y trabajo se forja su destino y robar también es una elección individual. No una culpa colectiva. Que un grupo de personas decida robar no es culpa de la sociedad. Es culpa de la sociedad los valores que transmite. Si minimiza robar y no valora al que trabaja, esa sociedad definitivamente va camino a ser decadente.
Volver a las bases (valores)
Es necesario terminar con el vale todo, el vamos por todo, el hay para todos y todas. Ninguna sociedad debe generar expectativas que no puede cumplir y tampoco sus logros son diferentes a lo que hacen sus ciudadanos. Hay que entender que la riqueza de una sociedad no está dada. Un país puede tener un gran potencial de riqueza, pero el trabajo de cada uno de nosotros logra que eso se materialice. Si una sociedad no trabaja, es una sociedad pobre. Hay que promover el trabajo y la educación, sin culpa. El que trabaja y paga sus impuestos no es un boludo, y el que vive sin laburar tampoco es un piola. Esos valores descomponen la sociedad.
La asistencia social debe ser coyuntural para la vida. La asignación universal por hijo es hasta los 18, para tener recursos para formarse y criarse con salud y educación. Pero después cada uno se hace cargo de su vida. Vivir dando subsidios solo pervierte los valores de responsabilidad y esfuerzo. Se crea una relación de dependencia mercantil sin valores, solo siguiendo el dinero.
Dar plata no alcanza. Si no se acompaña con valores, con un proyecto de integración social, y la necesidad de sembrar futuro individual y social en base a los esfuerzos individuales y colectivos, dar plata solo daña.
La sociedad que tenemos no es la que queremos. No se cambia de un día para otro, pero para cambiarla hay que ser claros en lo que premiamos y lo que castigamos. Hagámonos cargo de nuestro destino y no busquemos culpables.
Las fiestas son un momento de celebración y reflexión. No pensemos solo en nuestros logros individuales o familiares, reflexionemos también la sociedad que estamos creando. Es ahí donde nuestros hijos van a crecer.

http://opinion.infobae.com/tomas-bulat/2012/12/24/la-sociedad-que-no-nos-gusta-ver/

8N: Quién quiera oír que oiga

 Publicada 10/11/2012
Política Nacional / Gabriela Pousa



Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quién quiera oír que oiga…”  Lito Nebbia


Imposible mayor contundencia. Incluso, las imágenes esta vez superan cualquier análisis. Las cartas se pusieron sobre la mesa. Truco cantaron envalentonados de un lado (durante casi 10 años), y del otro más allá de las especulaciones, los quiénes y los cómo retrucaron. Cae pues en saco roto, el proyecto reformista kirchnerista. Y es posible que hasta Cristina sienta que se ha sacado un peso de encima.
Por más que mañana, mil voces oficialistas se esfuercen en ningunear un jueves histórico en la Argentina, por más que la indiferencia se imponga como es costumbre cuando el pueblo se expresa en disidencia, por más que ciertos funcionarios continúen exaltando la posibilidad de un tercer periodo de la Presidente, los argentinos han dado un paso decisivo en su rol ciudadano.
Todo lo demás es anécdota. Cuanta gente se manifestó en capitales, pueblos o ciudades será motivo de debate, aunque poco importe la estadística frente a la observación directa. Difícilmente se coincida en una cifra, por eso es inútil detenerse en la aritmética. La única cuenta válida es la evidencia.
El gobierno debería saber que cuando se torna voluntaria la ceguera, lo que no se quiso ver suele adquirir dimensiones gigantescas. De todas maneras, lo cuantitativo se rinde frente a lo cualitativo de la protesta.
Es dable decir que no ha habido grandes sorpresas. El Ejecutivo sabía o sospechaba la magnitud que lograría el bendito 8N, más allá de donde se haya originado la idea. También sabía y sabe que no hay conspiración destituyente, aunque haya necesitado de ese artificio para intentar menguar fuerzas.
Igualmente, la diatriba del demonio resucitado continuará con caza de brujas, enfrentamientos mediáticos y argumentos prefabricados. Dar marcha atrás les cuesta tanto como admitir la realidad.
Lo importante es que hoy, la reelección indefinida, el vacuo Cristina eterna y toda la parafernalia tejida y destejida en torno a ella, es un prisionero de Zenda en esta fiesta.
Posiblemente, es la primera vez desde 1983, que la gente comprende cabalmente de que trata la democracia. La conciencia del fracaso de la representación está produciendo un giro hacia un sistema más directo, con menos intermediarios, paradójicamente o no, más democrático.
Esto no implica apropiarse roles que no corresponden, ni violar normas, ni desconocer las actuales autoridades. Se trata de un proceso como el que vivieran años atrás, los americanos al transitar de un régimen democrático madisoniano, a uno de índole jeffersoniano  (con mayor participación, digamos)
En sede gubernamental escuchan y observan, aun cuando luego, por obediencia debida, deban mostrarse ignorantes, negando hasta a sus madres. Obsérvese que tras la movilización del pasado 13 de Septiembre, menguó significativamente el uso de la cadena nacional y la aparición mediática de Cristina. Alguien tomó nota o se filtró la noticia
Es factible que archivar la ambición reformista, no sea lo que más cueste aceptar en Balcarce 50. Aquello que en estas horas está haciendo mella en la Presidente y sus pajes, es la pérdida de un bien que creían propio: la calle. Por soberbia y necedad, más que por conquista y logro, suponían tenerla bajo dominio absoluto. La pretendida propiedad no se gana por usufructuar impunemente el mote de nacional y popular, por eso les fue expropiada. Esta noche, muy a su pesar, el oficialismo está bebiendo de su propio brebaje.
Hace casi dos meses, pudieron vislumbrar que peligraba el dominio del bastión símbolo del peronismo. La heredera tiró por la borda el trabajo fino que empezara Néstor Kirchner el mismo día de su asunción, al abrir la Rosada a jeques piqueteros. Era su táctica para hacerse de la calle como demostración inequívoca de fuerza. Hubo, sin duda, una primera alianza, un pacto roto ahora por la desfachatez y la mentira sistemática.
Lo cierto es que la escisión que, conscientemente forjaron, no es una división de clases sociales como pretenden hacer creer para identificar un enemigo y justificar su constante belicismo. No han dividido a los argentinos en clases sociales sino en clases de hombre, algo diferente sustancialmente.
Conforme a los estereotipos que acunara Ortega y Gasset, es admisible situar por un lado a quienes hoy se han manifestado (no interesa siquiera si constituyen mayoría absoluta o minoría relativa). Son personas  comprometidas con los demás, consigo mismas, con la realidad.
En contrapartida, quedan del otro lado los hombres-masa, sometidos a explosiones de fanatismo y violencia como ocurriera durante la segunda presidencia de Perón. En ese marco, van cediendo la razón frente a una nueva lealtad partidaria.
Así, lo que ayer era: Primero la Patria, luego el movimiento, después los hombres,  hoy se traduce: Primero Cristina, luego la dignidad, por último la Argentina.
Nunca tan vigente aquella nota trasnochada, después de observar el despertar de la sociedad y sentir que: Hay vida en Argentina.
La discusión acerca de la espontaneidad de la marcha es fútil por demás.
Ha habido convocatoria a través de Internet y redes sociales. El 8N nació, seguramente, como nacen tantísimos actos oficiales: previa invitación. Lo que cuenta, en definitiva, es el éxito o no, que se mide en la respuesta. Y es inexpugnable la espontaneidad  de esta. No hay imágenes de micros, ni hay Vatayón Militante.
No estamos bajo una tiranía, pero estamos en manos de una tirana que, de no frenársela, nos llevará  directamente hacia aquella. Y frenar no es sinónimo de destituir, hoy los eufemismos no enturbian el sentido de lo que el pueblo quiso decir.
La democracia está aletargada, como lo estuvo también en la Atenas socrática, cuando  comenzaron con la vida cómoda y fácil, olvidaron las reglas, denostaron a los maestros y se mofaron de la ley. Los sofistas irrumpieron ensalzando el pragmatismo. Del relato de atril, nada muy distinto.
Cuando el Tribunal condena a Sócrates, cuyo inconformismo lo impulsó a enseñar a discernir y pensar, no faltó la irrupción de Critón, su discípulo, para proponerle un plan de fuga garantizado a través del soborno a jueces, de cohecho y venalidad.
Si Sócrates hubiera aceptado esas condiciones, habría auto-aniquilado su libertad, la mayéutica y la verdad. La decisión de morir tal como vivió fue la resurrección de la democracia ateniense. Del mismo modo, puede afirmarse que  la actitud de los argentinos frente al 8N  marcará el destino del sistema que regirá cuando el 2015  ponga fin al kirchnerismo.
¿Qué queremos decir con esto? Simplemente que es el mismo ciudadano quién debe defender la Patria y  la democracia real porque no hay otro sistema mejor en la actualidad. Llevó tiempo comprenderlo y más todavía puede llevar internalizarlo. De ahora en adelante, la lucha será por no olvidarlo
La gente demostró pacíficamente, saber  que una cosa son los derechos fundamentales de todos, y otra los proyectos y afanes políticos de algunos. Lo esencial es mantener presente que no hay espacio para una imposición tiránica de ideas por parte de los dirigentes, si cada uno de los ciudadanos así no lo quieren.
En lo que respecta a las respuestas que puedan emanar desde la Presidencia, conviene no entusiasmarse. La naturaleza es inviolable, y el kirchnerismo ha dado pruebas de sobra de ser el escorpión al que la rana se confió vanamente.
El actual gobierno no atiende cuestiones relacionadas al bienestar general, ni sabe de políticas concretas para solucionar las demandas de la gente. Esta misma tarde, la jefe de Estado sostuvo: cuando él sentía que no estaba fuerte, más erguía la cabeza. Eso me trasmitió a mí: no aflojar jamás, ni en los peores momentos. No voy a cambiar. Y posiblemente sea la primera vez que no miente.
No se trata de que nadie renuncie a sus ideas ni se inmole si ha hecho lo correcto. Basta con pasar un algodón crítico a las formas de reclamar de la gente, y a la manera de hacer política y gobernar de la dirigencia. Si de alguno de los dos lados sale manchado, no se está en buena senda. La blancura del algodón que pasó sobre el 8N es inobjetable. Del otro lado, sin embargo, hay sangre
Por último, es en vano pretender identificar a los manifestantes con etiquetas ininteligibles en esta época. De lo contrario, tendrán que aceptar que sufren de la hemiplejia moral a la que aludiera Ortega. Es esquizofrénica la división entre pobres y ricos, entre abundancia y carencia. Falta decir sino, que es la derecha quien propone revoluciones, mientras la izquierda propone tiranías. Y a hacerse cargo de las consecuencias y la autoría.
La legitimidad de la movilización la dará la historia, no Aníbal Fernández ni Carta Abierta. El olmo no da peras
Ha sido un triunfo del Todos y Todas de Cristina. Debería estar satisfecha.. Cuánto se ha soportado en diez años, se lo ha dicho sin violencia. Pero es un primer paso, no es todo el camino andado. Y hay que seguir transitándolo


http://www.economiaparatodos.com.ar/ver_nota.php?nota=4144

8N: la gente se hartó de tanta soberbia e incapacidad

 8N: la gente se hartó de tanta soberbia e incapacidad
El gigantesco cacerolazo del 8N fue, a mi entender, totalmente diferente en sus causas al cacerolazo del 2001 y al del 2008 cuando la crisis de la 125. En el 2001 la gente reaccionó saliendo a la calle porque el corralito le impedía acceder a su dinero. Sin duda que la situación económica era delicada, pero De la Rúa no fue un presidente de avasallar las instituciones, fue un hombre que no pudo manejar la crisis económica por diferentes razones y la economía se lo llevó puesto.
Cuando la 125, hubo un tema central que consistía en un gobierno que quería apropiarse de la renta del campo de forma tan desmesurada que el sector reaccionó y fue acompañado por el resto de la sociedad en diferentes cacerolazos.
El del 8N, desde mi punto de vista, tuvo como detonante la crisis económica, pero también afloraron un largo listado de temas que la gente ya no tolera más.
En primer lugar la soberbia con que se maneja el gobierno. En segundo lugar, las constantes mentiras con que construyen el relato oficial negando la inflación, la recesión, ignorando la inseguridad y tantos otros temas más. Por otro lado, esa ambición por el poder absoluto que no es otra cosa que el vamos por todo, se manifiesta en los intentos por la re reeleción. Si la presidente nunca dijo nada al respecto, la realidad es que, si ese no es su objetivo, debería decirlo explícitamente para dejar en claro que no pretende violentar el orden institucional vigente buscando una re reeleción que no le debería permitir ni siquiera una reforma constitucional, dado que ella llegó a su segundo mandato aceptando que las reglas de juego le impedían ir por un tercero.
El kirchnerismo construyó su proyecto de poder hegemónico en base a la caja y al populismo económico. Esa construcción de poder basada en una política económica inviable en el largo plazo, le permitió, por un tiempo atropellar, amedrentar y ser soberbios en su comportamiento, despreciando los valores más elementales de la república.
El dilema que tienen es que sin caja el proyecto se derrumba como un castillo de naipes, y la gente ahora le pasa la factura, no solo por la economía, sino por la corrupción, el atropello a la división de poderes, la intimidación, el apriete y demás formas de autoritarismo.
¿Podrá recuperar el cristinismo la vertical caída en el apoyo de la población? Si redobla la apuesta, como es su costumbre, solo profundizará la crisis económica y el malhumor de la sociedad. Sin el voto de la clase media, solo el fraude electoral podría salvarlos de una derrota en las urnas.
¿Cambiará de rumbo CFK? Lo dudo porque ya dijo que no lo hará.
Me parece que, rodeada de La Cámpora, un conjunto de inexpertos con ambiciones desmedidas de poder, solo atinará a generar más conflictividad social y, salvo que los planetas se alinean todos a su favor para frenar la caída de la actividad económica y la inflación, su destino puede estar sellado.
En síntesis, lo que vimos el 8N es una sociedad que, harta de tanta soberbia, le empezó a pasar la factura por la economía, el atropello a la república y la corrupción descarada.
Tanta soberbia e incapacidad para administrar la cosa pública finalmente se paga.
Roberto Cachanosky
Economía para Todos


Basta de consumo, es tiempo de ahorrar e invertir


Tomás Bulat Periodista
  
El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, expresó claramente cuál es el modelo: que la inflación no es importante sino el nivel de actividad y el empleo. Lo interesante es que para el gobierno ignorar la inflación es mantener el nivel de actividad económica.
Qué dicen los datos económicos:
Es importante ver qué nos muestran los datos del INDEC. Si bien son criticados por sus valores, hasta ahora, muestran bien las tendencias.
La inflación –según el INDEC– en el 2012 es más elevada que en el 2011. De hecho en 5 meses de este año la inflación fue más alta que el año pasado y en los otros 4 fue igual. Es decir que la inflación sube. Si esto es así, según la visión del gobierno, la actividad económica debería subir.
El nivel de actividad
Hay 3 indicadores clave de la actividad económica. El EMAE, es decir el Estimador Mensual de la Actividad Económica, que en agosto dio un valor de 1,4% anual y el acumulado en los 8 meses del año 2,3%. Lo que implica que la economía se desaceleró fuertemente.
El segundo es el EMI, que mide la actividad industrial, que en septiembre dio una caída del 4%, confirmando ya dos trimestres de retracción entrando técnicamente en recesión.
El tercero es la construcción, que su último dato de agosto cayó un 8,1% y lleva un 1,8% acumulado en los primeros 8 meses del año.
Es decir que la actividad económica está sostenida por los servicios, ya que el sector agrícola, el industrial y la construcción caen este año. Si uno se atiene a los datos de Orlando Ferreres, el sector que más esta aportando al crecimiento es el sistema financiero.
Entonces ¿qué pasa, que cada vez hay mas inflación y menos crecimiento económico?
El ahorro es la base de la fortuna. Desde que iba al colegio me enseñaron esa máxima gallega e italiana. Esta consigna tiene su origen en países que la pasaron muy mal y debían esforzarse por crecer. Porque el ahorro es lo que se necesita para invertir. El consumo es necesario y placentero en una sociedad, pero es la inversión la que crea más riqueza.
Entonces cuando vemos los países que más crecen son los que mas destinan al ahorro y no al consumo.
En la siguiente tabla podemos ver las tasas de ahorro de diferentes países y las tasas del crecimiento del PBI que tuvieron en 2011:
Inversión significa nuevos caminos, nuevas fábricas, nuevos pozos petroleros, etc. Si no se destinan a esto, los países no crecen.
Hay un viejo problema de interpretación con respecto al rol del consumo, y principalmente, al interno.
Ciclo económico y consumo
La economía como la vida tiene ciclos económicos. Cuando la economía se retrae, normalmente el sector privado también retrae primero su producción y luego sus inversiones. Cuando el consumo se retrae y en la industria comienza a haber capacidad ociosa, es razonable que el estado trate de fomentar el consumo.
Pero cuando la capacidad instalada de la industria supera el 80% como en la actualidad, no hay que incentivar el consumo, sino la inversión. No falta consumo, falta capacidad productiva, falta inversión.
La inflación –como sabemos– promueve el consumo. Suponga el lector que encuentra 500 pesos en un cajón que no recordaba que tenía. Primero piensa “qué lástima” que los había olvidado, pero inmediatamente piensa en qué gastarlo. Porque mientras más tiempo pase, más valor pierde.
La inflación atenta contra la inversión. Suponga que una persona tiene un buen capital y decide invertirlo, para lo cual necesita estimar su rentabilidad y tiempo de recuperación. Si es de largo plazo, las preguntas rondarán en si ganará o no dinero, qué inflación habrá en los próximos años, cuánto subirá su bien y cuánto sus insumos, qué pasará con la tasa de interés, etc. Una cosa es que dude con una inflación del 6% anual y se equivoque en un 1 o 2 % y otra es si tiene más de 25 y se equivoca por 15%.
Menos consumo y más ahorro
La Argentina tiene que recuperar su tasa de inversión, no solo en vivienda y construcción, sino en maquinarias que sean las productivas. Para eso necesita menos inflación y más ahorro. Claro que si necesitamos ahorrar más, hay que consumir menos, y eso en estos tiempos no suena bien, pero deberíamos volver a la sabiduría de nuestros abuelos, quienes construyeron este país.
El ahorro –y no el consumo– es la base de la fortuna.