La economía argentina tendrá en 2009 un año más complicado que en los
seis anteriores, afectada por la crisis internacional y por problemas
domésticos antiguos y recientes. Según coincide la mayoría de los
analistas, las siguientes son las principales claves para tener en
cuenta en el nuevo año:
- El mundo es otro. Después de cinco años de crecimiento récord, se desplomaron el consumo y la actividad por la crisis financiera global. El problema central ya no es la caída de bancos (después del rescate coordinado del G7), sino la recesión en los Estados Unidos y los países centrales, que deben digerir el exceso de consumo basado en la etapa de crédito abundante y barato.
- El gran interrogante aún sin respuesta es cómo se sale de la crisis global y cuánto dura (las estimaciones van de 9 a 24 meses). Este es un factor clave para el posicionamiento de países y empresas. El efecto Obama podría ayudar a acortar tiempos.
- La Argentina también es otra: del crecimiento generalizado a tasas chinas, la actividad pasó al freno sin ABS (no todos los sectores se desaceleran simultáneamente); los precios internacionales de las commodities bajaron a la mitad en cinco meses; cae la recaudación; se debilitó el tipo de cambio frente al dólar y las monedas de los países latinoamericanos, y la fuga de capitales superó a la de 2001.
- La economía ya se venía desacelerando desde el conflicto con el campo. La crisis internacional agudizó esta tendencia y dejó al descubierto los problemas y límites del "modelo procíclico" (bonanza para siempre). Los problemas eran (y son) gasto público récord, subsidios a granel y poco racionales, mayor presión tributaria, tipo de cambio sin mucho margen para devaluar, menor liquidez y salarios bajos frente a la inflación pasada, pero altos como costo empresario.
- Con el nuevo escenario, las principales variables por monitorear pasan a ser los precios de la soja, la cotización del real frente al dólar y el superávit comercial (o sea, la oferta genuina de divisas). También, como correlato de lo anterior, la salida de capitales, el nivel de importaciones y la evolución de las reservas.
- Hay un serio problema de expectativas. El kirchnerismo ya había perdido credibilidad con la intervención del Indec y después con el conflicto con el campo. La estatización de la jubilación privada fue el golpe de gracia. Al afectar el derecho de propiedad, instaló la idea de que la obsesión por reforzar la caja fiscal a toda costa puede ser un problema antes que una virtud.
- Con el monocomando económico de Néstor Kirchner (más Moreno, Boudou y Echegaray como incondicionales "soldados K"); instituciones débiles, ausencia de un plan coordinado y con estatizaciones repentinas, la política económica se convierte en una caja de Pandora. De la euforia del período 2003/2007, se pasó a adivinar cuál será la próxima sorpresa.
- La desconfianza sobre el futuro económico puede pesar más que el activismo K en el presente.
- Que la economía se desacelere y el PBI pueda tener crecimiento cero o ligeramente positivo en 2009 no significa que el país deba padecer una crisis como la de 2001/2002. El punto de partida es muy diferente.
- Una desaceleración de la economía (con crecimiento de 1 o 2% de PBI o aún más bajo) desde un piso alto, tampoco indica que todos los sectores terminen en el subsuelo (están menos afectados los sectores de consumo masivo y más los productores de bienes durables, equipos o exportables).
- La evolución del PBI se asemeja hoy al perfil de una carpa canadiense con un alero ligeramente inclinado hacia abajo. No sólo hay que tener en cuenta los aumentos interanuales, sino la desaceleración que se produce mes a mes en los indicadores de actividad.
- Pedir asistencia al FMI habría sido económicamente menos costoso que confiscar los ahorros individuales de casi 4 millones de futuros jubilados. El problema es la mezcla de ideología y "mala praxis" económica.
- Con la estatización de los aportes administrados por las AFJP se buscó cubrir las pérdidas de recaudación por retenciones; pero no es seguro que mejore el superávit fiscal genuino en 2009 porque el año electoral influirá en el gasto público. La estatización del stock de activos, a su vez, hace que los futuros jubilados terminen subsidiando a los compradores de autos o de acondicionadores de aire. Un típico esquema de "viaje ahora, pague después".
- El efecto reactivador de todos los paquetes oficiales puede ser positivo, pero en el margen. La mayor desconfianza está en los sectores de mayores recursos, cuyas decisiones impactan sobre el resto de la cadena de consumo y producción.
- La sensación predominante es que las nuevas medidas redistribuyen e inyectan pesos a la economía, pero no resuelven el problema clave de 2009: por la crisis cae la oferta de dólares (que en los últimos cinco años siempre superó a la demanda), en un año en que los vencimientos en divisas suman unos 8000 millones.
- La mayor demanda de divisas se apoya en una expectativa de devaluación más acentuada. El razonamiento es que si el Gobierno no quiere perder reservas tendrá que subir el tipo de cambio o extremar los controles sobre la demanda o frenar importaciones.
- La expectativa para fin de 2009 es de un dólar ligeramente superior a los 4 pesos. La duda es si llega antes. Por ahora, el BCRA convalidó la "flotación administrada": se resiste a dar grandes saltos, porque si se mantiene la desconfianza y la fuga de capitales puede perder reservas o ir a un esquema indeseado de fuertes controles.
- La alternativa es que el blanqueo de capitales sea un éxito (difícil) o que la salida de la crisis global se produzca en un tiempo relativamente corto, en cuyo caso la Argentina podría recuperar terreno si no comete más errores de política económica.
- Los ajustes de tarifas ya anunciados para reducir subsidios estatales van a traer sorpresas desagradables en el comienzo de 2009. En el caso de la electricidad, oscilarán entre 75% y 400% para la franja de altos consumos de 1300 a 4000 kWh bimestrales.
- Para las empresas, las claves para 2009 serán los costos y estar atentos a las oportunidades, internas y externas. Aun las que ofrece el propio gobierno según los sectores.
- El resultado de las elecciones legislativas de 2009 se dirime en la provincia de Buenos Aires y especialmente en el conurbano. Aquí va a estar concentrado todo el activismo K.