Carrera Maldita: Gasto Público Versus Ajuste Fiscal

19/07/2012 | Economia

EL DILEMA DEL KIRCHNERISMO
Carrera maldita: gasto público versus ajuste fiscal
En un contexto de debilidad económica, se vuelve a hablar de ajustes fiscales versus gasto público, y participación del Estado en la economía. Sin embargo, la falta de claridad sobre el origen del problema, que implican un ajuste fiscal y el exceso de gasto público, pueden llevar a un equivocado diagnóstico y erradas decisiones. No todo ajuste es un problema económico y el equilibrio fiscal tampoco es lo único importante, especialmente en casos de elevado gasto público.
La desaceleración de la economía Argentina, ya sea que la misma culmine en una recesión, depresión, o incluso estanflación, vuelve a poner el debate de “gasto público versus ajuste fiscal” sobre la mesa. ¿Debe el gobierno aumentar el gasto público o producir el llamado ajuste fiscal para ayudar a la economía? Es necesario, sin embargo, antes de promover un curso de acción entender cuál es el problema, es decir, que es lo que da origen a la débil situación económica actual. No sea cosa que se opte como remedio aquello que ha generado el problema en primer lugar. No menos importante es entender en qué consiste precisamente “aumentar el gasto” o producir un “ajuste fiscal.”
Los problemas económicos actuales tienen, por lo menos, dos orígenes claros. En primer lugar la arbitrariedad y falta de respeto a los derechos de propiedad y libertad civil y económica. Un país dónde puede nacionalizarse —por no decir expropiarse— una de las empresas privadas más grandes del país sin pasar por los requerimientos que establece la constitución, se toman los fondos de las AFJP sin devolver los depósitos a sus dueños, etc., no es un país que resulte atractivo a las inversiones. De allí la fuga de capitales y que las inversiones extranjeras directas en el país sean tan bajas.
El segundo punto no es otra cosa que un pesado gasto público con acumulación de déficits fiscales en los últimos años. Dado que el gobierno nunca salió completamente de su situación de default, ni genera confianza en el exterior, no le resulta sencillo obtener financiamiento externo, por lo que debe recurrir a la presión y aumentos impositivos que se han visto en los últimos años.
El problema de gasto público versus ajuste fiscal cae sobre el segundo punto. Pero es importante tener presente que no se puede mejorar la economía sin atender consistentemente ambos problemas. Posiblemente el asunto económico que más preocupe al gobierno sea justamente, el de déficit fiscal, o para decirlo en otros términos, un problema agudo de caja. Las trabas a las importaciones, los cepos a la compra de dólares y la alta presión impositiva responden a este problema. Cuando una empresa se encuentra con un déficit de caja tiene dos opciones para evitar ir a una eventual quiebra, o aumenta sus ingresos o disminuye sus costos. No es distinto en el caso de los gobiernos.
Cuando no hay acceso a créditos externos, cuando el Banco Central ya no puede seguir financiando al tesoro sin que se le escape la inflación, y cuando la presión impositiva se encuentra en un nivel agobiante (por ejemplo, ¿es realmente necesario que las jubilaciones tributen impuestos a las ganancias? ¿Tan difícil es reformar este tipo de tributaciones que los jubilados aún siguen pagando este impuesto?), entonces no quedan otras variables que ajustar la del gasto público. El uso del término “ajuste fiscal”, sin embargo, se encuentra altamente politizado. Al hablar de ajuste fiscal parecería ser que se hace referencia a “ajustes salvajes” que van a dejar a los empleados públicos sin trabajo o merecidos aumentos salariales, que se van a interrumpirse obras públicas que llevan servicios básicos a zonas carenciadas, etc. “Enfriar” la economía es otra forma de referirse al mismo problema. En resumen, disminuir el monto de gasto público, poniendo así un freno a la economía, podría evitarse si se dejase al Estado ser el motor del mercado.
En segundo lugar, un ajuste fiscal por el lado del gasto no necesariamente implica bajar el monto del mismo, bien puede ser que sea suficiente bajar la velocidad a la que aumenta el gasto público. Pareciera ser que los economistas K no pueden considerar esta alternativa. Si el gasto público nominal en los últimos 4 años creció entre un 23% y un 32% mientras que el PBI nominal lo hizo entre un 10% y un 27% (según datos oficiales), bien podría sugerirse disminuir el nivel de aumento del gasto en lugar de disminuir el monto del gasto. En otras palabras, reducir la velocidad a la que crece el gasto público en lugar de bajar el gasto. Bajar el gasto no es la única manera de obtener un equilibrio fiscal si la recaudación viene aumentando. Distinto es el caso si la presión impositiva y el cierre de la economía hace que se desacelere la economía y la recaudación comience a caer. Para ponerlo en términos politizados, un gasto público que crece más despacio que la economía es una manera no salvaje de reducir el peso del estado y dar más participación al sector privado cuando reducir el nivel de gasto no es una opción políticamente viable.
¿Es, sin embargo, un equilibrio fiscal suficiente para tener una economía sana y con crecimiento? Ciertamente no es lo mismo tener las cuentas del tesoro equilibradas al 30% del PBI que al 10% del PBI. Cuando el gasto público excede los roles propios del estado (proveer seguridad, justicia, etc.), el mismo comienza a ser una carga más que un beneficio. El problema no es sólo tener un resultado fiscal equilibrado, sino que el mismo no sea una carga para el resto de la economía y los contribuyentes. Bien puede ser preferible un gasto público del 10% del PBI con un pequeño déficit que un tesoro estrictamente equilibrado con un nivel de gasto del 30% del PBI. La eficiencia del gasto tampoco deja de ser un punto importante. Si el estado va a proveer seguridad, educación y salud, no debería ser necesario tener que volver a pagar estos servicios en el sector privado dada la pobre oferta que el sector público hace en estos frentes.
Pero el planteo politizado que se suele hacer del ajuste fiscal pasa por alto el problema de fondo. El problema en un contexto de crisis no es si debe o no hacerse un ajuste, sino que el problema a resolver es quien va a cargar con el costo del ajuste. Aumentar los impuestos no es menos ajuste fiscal que bajar el gasto. ¿O acaso los impuestos son gratis para los contribuyentes? Cada peso que el contribuyente destina al estado es un peso que el contribuyente dejar de gastar por cuenta propia. Tener altas tasas de inflación para mantener niveles excesivos de gasto, ¿no es acaso también trasladar el ajuste a los sectores asalariados y con menores ingresos? ¿No es un ajuste sobre el ahorro eliminar la opción de compra de dólares para atesoramiento?
En resumen, hay maneras no salvajes de hacer ajustes fiscales y, no menos importante, el ajuste no es en sí una opción en un contexto de economías que se desacelera, la cuestión es qué sectores se van a hacer cargo de los costos. No es otra cosa que un problema de distribución del ingreso entre el sector privado y el sector público, donde el segundo tiene la potestad de ser parte y el que reparte al mismo tiempo.

Nicolás Cachanosky
Economía para Todos

FUENTE: PERIÓDICO TRIBUNA

Personal calificado: el 63% de las empresas no cubre posiciones clave


Martes 22 de julio de 2014 |
Por  | LA NACION

La falta de personal calificado se agravó drásticamente en la Argentina. Según una encuesta de Manpower Group, el 63% de los empleadores no logra cubrir posiciones clave. Hace un año, en el mismo estudio, las empresas que decían tener dificultades llegaban al 41%.
Entre los puestos más difíciles de cubrir en el mercado local están los que requieren formación específica, como técnicos industriales, ingenieros, oficios manuales, personal de contabilidad y finanzas, y operarios industriales con determinadas competencias. Y aparecen algunos nuevos: gerentes de ventas, supervisores, ejecutivos y gerentes de proyecto.
La falta crónica de capacidades técnicas, las mayores exigencias de las empresas -cada vez requieren más diversidad de especialidades-, las deficiencias en la calidad educativa y el temor a cambiar de trabajo en un contexto de inestabilidad económica son algunas de las causas del fenómeno, que en la Argentina convive con crecientes suspensiones y despidos en varias industrias.
Esta aparente paradoja se explica por la desconexión entre lo que las empresas demandan y lo que el mercado laboral ofrece.
La escasez de personal calificado obligará a las empresas a invertir más en capacitación de sus actuales trabajadores para desarrollar los perfiles que se necesitan.
"Otras fuentes adicionales de talentos serán las mujeres y los mayores de 45 años, para lo cual las compañías se tendrán que adaptar a las necesidades de estos segmentos", dijo Alfredo Fagalde, director general de Manpower Argentina.
La 9ª Encuesta de Escasez de Talento de Manpower abarcó a 37.000 empleadores en 42 países. La Argentina -donde se entrevistó a 803 empresas- ocupa el 4° puesto entre los mercados con mayor escasez de personal calificado; el año pasado estaba 13ª.
Si se lo compara con los resultados de la encuesta en 2013, obreros y personal de tecnología de la información escalan dos posiciones (5º y 6º puesto, respectivamente), mientras que ingresan nuevas categorías (gerentes de venta, supervisores, gerentes/ejecutivos y gerentes de proyecto) y otras salen de los 10 primeros puestos del ranking (secretarias, asistentes y personal de oficina; representantes de servicios al cliente y soporte al cliente; choferes y operarios de la producción).
El fenómeno de la falta de personal calificado es global: "Uno de cada tres empleadores mencionó tener dificultad para cubrir puestos, con un incremento de un punto porcentual respecto de 2013 y el nivel más alto desde 2007", sostiene el trabajo. En otras palabras, el problema afecta en la Argentina al doble de empleadores que el promedio mundial. Otros países de la región en los que este déficit de profesionales se agudizó son Perú y Colombia. Y en Brasil, el fenómeno ya parece estructural.
Según se desprende de la investigación, aquí los empleadores atribuyen la dificultad para cubrir las posiciones clave a la falta de experiencia de los candidatos (48%), de competencias técnicas y habilidades duras (21%) y directamente a la escasez de candidatos (17%). "En la Argentina se percibe cierta retracción de la oferta por la actitud más reservada o cauta de parte de las personas que están trabajando respecto de buscar un nuevo trabajo debido sobre todo a la incertidumbre que provoca la inestabilidad económica. En cambio, en Perú y Colombia sabemos que la escasez se debe sobre todo a una demanda muy activa por parte de las empresas", explicó Alfredo Fagalde, director general de la filial local de Manpower Group, proveedora del mercado laboral, que se ocupa desde el reclutamiento y la contratación hasta la evaluación de los empleados.
En todo el mundo, las compañías creen que esta escasez afectará negativamente el desempeño corporativo (54%). En la Argentina, esta percepción es levemente inferior (49%).
"El impacto en la capacidad de dar servicio al cliente sigue siendo la mayor preocupación a nivel global, pero la encuesta revela formas adicionales en las que las brechas en habilidades tienen consecuencias negativas en una organización, como la pérdida de competitividad y el aumento en la rotación del personal. Estos últimos son los ámbitos de mayor impacto para los empleadores argentinos", agregó Fagalde.
Los países con más problemas para encontrar personal calificado son Japón (81% de los empleadores dice que no llega a cubrir las posiciones clave), Perú (67%) y la India (64%), mientras que se agudizó respecto del año pasado en mercados como el propio Perú (+39%), Colombia (+27%), Argentina (+22%), Panamá (+20%) e Italia (+17%). Los valores más bajos se dan, al igual que en 2013, en España (3%) e Irlanda (2%).

OTRA "GUERRA" MUNDIAL

En 1997, Steven Hankin de la consultora McKinsey, habló por primera vez de la "guerra por el talento", en referencia a una creciente competencia global entre empresas y países por atraer y retener a profesionales calificados, y en la centralidad del talento en el éxito de las compañías. El concepto se cristalizó luego en un libro de Ed Michaels, Helen Handfield-Jones y Beth Axelrod publicado por Harvard Business Press.
Aquellos conceptos dejaron de ser una teoría de management para convertirse en una realidad cada vez más dura para las empresas.
En la Argentina, uno de los sectores que más sufren la escasez de mano de obra es el del software y los servicios informáticos, que crece al ritmo de los recursos humanos. Pero el fenómeno alcanza a industrias básicas y las áreas creativas

FUENTE: LA NACIÓN

La historia argentina de recesiones con inflación

 El análisis económico del día. La historia económica argentina, plagada de recesiones, puede ser útil para reconsiderar la idea de que una recesión necesariamente tiene que bajar la inflación. Y hacer entonces menos sorprendente lo que hoy está ocurriendo.

 04/07/2014
Este año se generaron ciertas expectativas de que la inflación podía llegar a reducirse sustancialmente como consecuencia de la recesión que comenzó a finales del año pasado. 
La evolución decreciente de la inflación desde febrero en adelante fue interpretada, en el marco de aquellas expectativas, como una confirmación de que una recesión efectivamente reduce la inflación.
Pero ocurre que la inflación se ha mantenido por encima del 2% mensual, en niveles similares o incluso superiores a los registrados en iguales meses de 2013 y 2012, cuando la economía todavía crecía. Si las recesiones reducen la inflación, cómo es posible entonces que hoy, con recesión, tengamos inflación igual o mayor que en los años previos, en los cuales la economía crecía.
La nota “Por qué la inflación no baja del 2% mensual” planteaba un argumento de tipo conceptual: la recesión reduce las presiones inflacionarias por excesos de demanda, pero no necesariamente reduce las presiones inflacionarias por aumentos de costos.
Pero ese argumento puede no ser suficiente para quienes estén convencidos de que una recesión necesariamente tiene que bajar la inflación. A fin de cuentas, suelen existir ideas muy arraigadas, favorecidas por el sentido común, difíciles de combatir sólo con argumentos conceptuales. Es el caso de la idea de que las recesiones reducen la inflación.
En este caso conviene analizar la historia económica argentina, muy rica en experiencias tanto de inflación como de recesiones (ver tablas descargables 1 y 2 al final de la nota).
En el periodo de alta inflación entre 1975 y 1990 hubo ocho años con caída de la actividad económica, todos ellos con inflación por encima del 100% anual. Y en seis de ellos, la inflación no sólo fue elevada, sino que además aumentó.
En 1975, la actividad económica cayó 0.6%, y la inflación subió fuertemente, del 40.1% el año previo al 335% ese año. Fue el año del Rodrigazo.
En 1978, la actividad económica cayó 3.2%, y la inflación subió del 160.4% el año previo al 169.9% ese año. Fue cuando Martínez de Hoz intentó bajar la inflación con una política monetaria fuertemente contractiva, en línea con las políticas monetaristas de moda a finales de los 70.
En 1981 y 1982, la actividad económica cayó 5.4% y 3.2%, respectivamente. Y la inflación subió del 87.6% en 1980 al 131.3% en 1981 y al 209.7% en 1982. Fueron los años del final de la “tablita cambiaria” y de la crisis bancaria.
En 1985 la actividad económica cayó 7%, y la inflación bajó del 688% el año previo al 385.4% ese año, aunque durante el segundo semestre de ese año, luego del exitoso inicio del Plan Austral, la inflación bajó drásticamente y la actividad económica se recuperó.
Y en 1988, 1989 y 1990 la actividad económica cayó 1.9%, 6.9% y 1.8%, respectivamente, mientras que la inflación se incrementó del 174.8% en 1987 al 387.7% en 1988, y terminó en las hiperinflaciones de 1989 (4,923.6%) y 1990 (1,343.9%). 
Tal vez podría argumentarse que los años considerados son una excepción. Pero hay más evidencias en otros periodos. En 2002, la actividad económica cayó 10.4%, y la inflación subió de -1.6 (es decir, deflación) a 41%. Otros años de caída en la actividad económica y aumento de la inflación fueron 1917, 1932, 1945, 1949, 1959 y 1962.
Por supuesto que hay ocasiones en las cuales la recesión impacta negativamente sobre la inflación. Años con caída de la actividad económica y reducción de la inflación fueron 1902, 1914, 1916, 1925, 1930, 1931, 1943, 1952, 1963, 1995, 1999 a 2001, 2009.
Esto no significa que no exista relación entre la actividad económica y la inflación. O que se trate de una relación tan fortuita o aleatoria que no permita un análisis útil.
Significa que esa relación depende del contexto.
En años como 1930 y 1931, en medio de la Gran Depresión, o entre 1999 y 2001, en medio de la fuerte recesión que terminó en la crisis de fines de 2001 y principios de 2002, fuertes recesiones terminaron no sólo bajando la inflación, sino incluso transformándola en deflación, es decir, caída de precios. Estos son dos ejemplos típicos de cuando sí es cierto que una recesión puede reducir la inflación.
En años como 1988 y 1989 el orden de causalidad es inverso. No es la actividad económica la que influye sobre la inflación, sino la elevadísima inflación la que termina reduciendo la actividad económica, porque la economía no puede funcionar eficientemente en un contexto hiperinflacionario. En estos casos, que la actividad económica caiga, incluso en porcentajes elevados, no incide en absoluto en la evolución de los precios.
El caso de 1978 muestra otro tipo de relación. Para intentar bajar una inflación elevada, el Gobierno ejecuta una política monetaria muy contractiva. Como la inflación no cede, porque está siguiendo una dinámica propia, independiente de la actividad económica, las tasas de interés terminan siendo muy altas, la economía cae en recesión, y la inflación sigue su curso, sin reducirse.
De todos estos ejemplos, el de 1978 es el que más se parece a la situación actual.
Ironías de la historia económica argentina.


FUENTE: LA VOZ 


HIPERINFLACIÓN




 La primera hiperinflación ocurrió en 1989; en este año los precios al consumidor aumentaron 3.079%. Esta inflación siguió a la ruptura abrupta del último plan de ajuste del gobierno de Alfonsín, el plan Primavera, (En agosto de 1988, el plan Austral estaba agotado, por lo cual el gobierno lanzó el plan Primavera. El nuevo plan económico impulsaba la apertura de la economía y la privatización de empresas estatales, un punto que fue duramente atacado por el justicialismo en ambas Cámaras) dicho plan no lograría evitar la hiperinflación de 1989, que terminaría en la renuncia de Alfonsín y en una transición adelantada al presidente electo Carlos Menem.


El traspaso del poder se concretaba en el marco de un recrudecimiento hiperinflacionario. Los precios subieron en el mes de julio un 197%, los salarios entre 110% y 160% y las tarifas de gas, electricidad y teléfonos (que habían quedado rezagadas frente a los otros precios) un 700%. Medio salario obrero se debía destinar al pago de servicios. Aunque en agosto la inflación descendió, la transferencia de recursos se había concretado: la participación de los asalariados en el ingreso cayó al 20% (del 43% en 1974 y el 27% en 1988). Las consecuencias de la hiperinflación fueron graves: la monetización de la economía cayó a valores ínfimos (el 3,7% del PBI en el primer trimestre de 1989 y el 1,7% en el segundo), la deuda pública interna creció en forma exponencial (a una tasa del 60% mensual promedio entre febrero y junio) y los ingresos de la Tesorería General de la Nación se redujeron violentamente en términos reales.
La segunda hiperinflación tuvo lugar entre enero y marzo de 1990, año en que la inflación alcanzó al 2.314%. Ella comenzó con una corrida cambiaria en diciembre de 1989,luego de que un diario financiero revelara que el gobierno lanzaría un plan de  dolarización. En enero, los depósitos bancarios fueron congelados y transformados en bonos externos (El Plan Bonex fue un plan económico impuesto en diciembre de 1989 durante la presidencia de Carlos Saúl Menem y que consistió en el canje compulsivo de los depósitos a plazo fijo por títulos públicos denominados "Bonex 89"). La hiperinflación licuó la deuda cuasifiscal en pesos y así “limpió el terreno” sobre el que un año más tarde el gobierno lanzó el plan de convertibilidad.

 

Argentina importa gas en mayor cantidad y cada vez más caro


ypf ensenada

11/02/13 - 09:33hs Crece el consumo, pero no así la oferta local. El gas en los últimos tiempos se ha convertido en un recurso esencial, pero la falta de inversión en el sector ha arrastrado a la caída en la producción, con lo que se importa en mayores volúmenes y a un precio cada vez más alto. El año pasado Argentina importó gas por un total de 4697,8 millones de dólares.


La suba en la importación de gas aumentó de un año a otro (en relación a 2011 y 2012) un 60 por ciento más de divisas en dólares, tuvo que desembolsar el gobierno por tan preciado recurso. Representa en la balanza nacional un 7 por ciento en las compras que el país realizó al exterior el año pasado.
El incremento en la compra de gas al exterior en la relación comercial entre 2011 y 2012 equivale a un 15 por ciento, en un recurso que cada año cuesta un poco más.
Importación de gas: dos vías
Argentina importa gas a partir de dos vías y mediante el comercio con dos países vecinos: Bolivia y Brasil.
En el caso del primero, el gas es trasportado a nuestro país a través del gasoducto que llega desde el país andino; en el caso del segundo, lo hace en forma de Gas Natural Licuado (LNG, según sus siglas en inglés) y se transporta a través de barcos que llegan a los puertos de Bahía Blanca y Escobar. En ambos casos, la operación está bajo el control de YPF y Enarsa.
En 2012, las compras a ese país crecieron un 65 por ciento en volumen. Aunque la Argentina paga unos 11 dólares por millón de BTU (la unidad de medida), es decir, cuatro veces más que el valor que recibe por la misma cantidad una petrolera local, está por debajo de los alrededor de 17 dólares que el Gobierno gasta para comprar el gas licuado en el exterior.
Ese último ítem es, por mucho, el que más le duele a la balanza energética: en comparación con los números de 2011, las importaciones crecieron el año pasado un 17 por ciento, pero implicaron un desembolso 46% mayor.
Gas: un déficit histórico, una cuenta pendiente
El elevado gasto que significó al Estado nacional la importación de gas es producto de una política de la desinversión y el mal uso de los recursos naturales y el subsuelo de nuestro país.
YPF es muestra de este manejo terrible del subsuelo argentino. La empresa del Estado que daba ganancias y que aplicaba tecnologías en la producción  y el tratamiento local de recursos petrolíferos, en el menemismo entregada a España y “recuperada” durante el kirchnerismo, pero ya con los pozos vacíos, sin explotación off shore.
Hoy, en la refinería, la planta de tratamiento que se encuentra en la vecina ciudad de Ensenada, el gas sobrante, que no se usa ni se vende, se quema en una antorcha que se eleva en el cielo de la provincia, como muestra fiel de la continuidad de la nefasta política energética del país.
Otro es el cantar de nuestro vecino Brasil, cuya industria petrolífera ha crecido enormemente en los últimos tiempos producto de una política estratégica y a largo plazo en el desarrollo de la explotación de la plataforma submarina continental, al interior del mar. En la actualidad es una fuerte potencia a nivel latinoamericano y avanza en el desarrollo de nuevas tecnologías y en la explotación de combustibles no convencionales como la alcohonasfta. Por nuestra parte, nosotros seguimos comprando gas a Bolivia.

¿Cómo comenzó la relación de Argentina con los fondos buitre?

Antes de la crisis de 2001, Argentina intentó salvar su economía con dos operaciones financieras. Primero fue con el conocido blindaje, por el que recibió un préstamo ficticio de 40 mil millones de dólares. Tiempo después se aplicó el megacanje, que intercambió bonos viejos por nuevos. Ambas operatorias fracasaron, el país entró en default y muchos de los que tenían bonos corrieron a venderlos. Los fondos buitre, por supuesto, compraron esos bonos a un precio mucho más bajo de su valor. En 2005 el Estado argentino decidió reestructurar su deuda para cumplir sus compromisos financieros. Casi el 76 por ciento de los deudores aceptaron esa renegociación, con una quita de casi el 75 por ciento de ganancias. Los fondos buitre que habían comprado bonos no quisieron aceptar.

¿Qué es un fondo buitre?

Los fondos buitre (también conocidos como fondos rapaces o basura) son especuladores que compran por centavos la deuda de países pobres o con problemas financieros  para entablar luego procedimientos judiciales con el objetivo de obtener sumas considerablemente mayores, de hasta el 400 por ciento de lo que pagaron por ellas.

¿Cómo se los conoce técnicamente?

La denominación “fondo buitre” es un nombre que devela una postura crítica sobre el tema. También a los fondos buitre se los conoce como holdouts (del inglés to hold out, quedarse fuera), con referencia a la acción que realiza el tenedor de bonos de deuda pública que se mantiene por fuera de una negociación de amortización, en el marco de una reestructuración de dicha deuda provocada por una situación de cesación de pagos o default.


FUENTE: UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO



El Blindaje

El Presidente Fernando de la Rúa debió enfrentar un contexto económico sumamente desfavorable para la economía argentina.
En octubre de 2000, se produce la renuncia del Vicepresidente Carlos Álvarez, disconforme con hechos de corrupción que estaba llevando adelante el propio Gobierno. Esta crisis institucional provocó una primera salida de depósitos del sistema bancario que ascendió a 789 millones de pesos en octubre y a 1.038 millones en noviembre.
A comienzos del mes de noviembre, el país negoció con el FMI un multimillonario blindaje financiero, con aportes del BID, del Banco Mundial, del Gobierno de España (el mayor inversor extranjero de la Argentina) y de un grupo de bancos privados que operaba en el país. El "Blindaje" finalmente se aprobó en el mes de diciembre y alcanzó una suma cercana a los 40 mil millones de dólares
WIKIPEDIA

El Megacanje tuvo lugar en medio de una crisis económica argentina que se extendió entre 1999 y 2002. La operación consistió en postergar los vencimientos de diversas deudas por tres años para las que vencen antes del 31/12/2010. El monto de las deudas postergadas fue de 50.000 millones de dólares, reduciendo los vencimientos de deuda para el año 2011 a 3.000 millones. Como compensación por dicha postergación, los intereses de la deuda fueron aumentados al 7% anual.1

La desocupación se mantiene a raya

FUENTE: PÁGINA 12

Miércoles, 21 de agosto de 2013

El desempleo se ubicó en el mismo nivel del segundo trimestre de 2012, con un leve aumento de la cantidad de personas que buscaron empleo y del número total de ocupados. Pero eso no fue suficiente para absorber la nueva demanda de puestos de trabajo.

Imagen ilustrativa tomada de Internet


En el segundo trimestre, la tasa de desocupación fue de 7,2 por ciento, un nivel idéntico respecto del mismo período del año pasado. Así lo informó ayer el Indec, que precisó además que la tasa de actividad pasó del 46,2 al 46,4 por ciento en los últimos doce meses, mientras que la tasa de empleo avanzó del 42,8 al 43,1 por ciento. En cuanto al nivel de subocupación hubo un alza del 9,4 por ciento al 9,7 por ciento. Estas cifras dan cuenta de la resistencia del empleo en un contexto de tensiones económicas a nivel local y mundial. No obstante, evidencian un mercado laboral con dificultades para reducir el desempleo por debajo del 7 por ciento. Expertos señalan la necesidad de reforzar políticas económicas que impulsen producción de mano de obra intensiva y estimulen la creación de puestos de trabajo.
En el último año, los cambios en la Encuesta Permanente de Hogares del Indec para 31 ciudades fueron los siguientes:
- La población total en esos distritos aumentó en 214.000 personas, para ubicarse en 25.499.000 habitantes.
- La población económicamente activa (cantidad de habitantes que busca empleo o que trabaja) avanzó en 169.000 personas, al ascender hasta 11.843.000.
- De estos 169.000 aspirantes a tener empleo, hubo 153.000 que consiguieron trabajo en el último año, por lo que la población ocupada alcanzó a 10.985.000 asalariados. A su vez, hubo otros 16.000 aspirantes que no lograron incorporarse al mercado, por lo que la población desocupada se ubicó en 858.000 personas.
- Por último, el año pasado había 1.094.000 personas que trabajaban menos de 35 horas semanales y estaban dispuestas a trabajar más, mientras que ahora se registraron 1.151.000 asalariados en esta condición.
Este desempeño del mercado laboral entre el segundo trimestre del año pasado y el mismo período de 2013 adquiere relevancia en distintas direcciones. Una es que, a pesar de tensiones económicas tanto en Argentina como en el mundo, las empresas no ajustaron costos a partir de la reducción de la plantilla de personal. El crecimiento de la actividad local pasó de 8 por ciento en 2011 a 1,9 por ciento en 2012 sin que eso implicara fuerte destrucción de puestos de trabajo.
El análisis también es válido para los últimos años. El desempleo argentino, tras tocar un pico de 9,1 por ciento en el tercer trimestre de 2009 debido al estallido de la crisis financiera internacional, se estabilizó en torno del 7 por ciento. A diferencia de esta tendencia, la crisis de las potencias maduras –que atraviesa su sexto año consecutivo– se complementó con un incremento masivo de despidos. Por caso, el nivel de ocupación en la Zona Euro fue uno de los más afectados. Durante 2007, antes del inicio de la recesión, España tenía una tasa de desempleo del 8 por ciento, mientras que ahora alcanzó un valor superior al 24,7 por ciento. La situación no mejora si se revisa el nivel de desempleo juvenil. Entre 2007 y 2012, el indicador pasó del 17,8 por ciento al 52,5 por ciento. En Grecia el recorrido fue similar. El nivel de desempleo total subió del 8,3 al 23,9 por ciento en los últimos cinco años, al tiempo que la desocupación juvenil avanzó desde 22,8 hasta 54,3 por ciento. Otro ejemplo es el de Irlanda, con una desocupación que ascendió del 4,5 por ciento hasta un 14,7 por ciento.
Un punto de conexión entre estos países europeos es que aplicaron políticas de austeridad sobre las cuentas públicas para intentar salir de la fase económica recesiva. Por caso, el gobierno español firmó un ajuste de alrededor de 65 mil millones de euros (entre recortes de presupuesto y aumento de impuestos) con el objetivo de reducir el déficit fiscal al 2,8 por ciento del Producto en 2014.
A diferencia de esas políticas de austeridad, el Estado argentino reforzó su presencia para devolverle dinamismo a la economía. En el primer semestre de 2013, las iniciativas públicas para impulsar el consumo y crear trabajo tuvieron el siguiente impacto, según un informe del Ministerio de Economía:
- El plan de créditos para la vivienda Pro.Cre.Ar explicó la creación de 6932 puestos laborales directos e indirectos.
- El aumento de la Asignación Universal por Hijo y las asignaciones familiares contributivas generaron 1659 empleos.
- También la movilidad jubilatoria incentivó la demanda de la economía, lo que permitió ocupar a 32.072 personas.
- En cuanto a las transferencias de recursos para la construcción de obra de infraestructura y vivienda social se estimó la creación de 3555 empleos directos e indirectos.
Informe: Federico Kucher.

Uruguay desplazó a la Argentina en exportaciones de leche a Brasil

La industria lechera se sumó a la crisis de comercio bilateral con el principal socio del Mercosur; el país no logró cubrir el cupo acordado y ahora sería reducido
La industria lechera uruguaya desplazó a la Argentina como principal exportador al Brasil, en el marco de un retroceso de las ventas de nuestro país al principal socio del Mercosur.
"La pauta importadora brasileña de leche era 60 por ciento de origen argentino y 40 por ciento uruguaya, ahora más de la mitad es del Uruguay", reconoció el gerente del Centro de la Industria lechera (CIL), Aníbal Schaller.
En declaraciones al sitio brasileño Globo Rural , Schaller admitió que "sería mejor que Brasil comprase más leche de la Argentina, pero lo que observamos es que viene sustituyendo la leche argentina por la uruguaya".
La caída de las exportaciones argentinas de leche al Brasil tiene lugar en medio de negociaciones de industriales de ambos países en torno de los cupos de exportación, que por el momento se mantienen en 3.600 toneladas mensuales, si bien los brasileños pujan por reducirlos y los argentinos por aumentarlos.
Si se hubieran cumplido con esas metas, en el primer trimestre la Argentina habría exportado 10.800 toneladas, pero en Brasil señalan que se recibieron 5.135 menos de la mitad a un promedio de 1.711 toneladas por mes.
El acuerdo para seguir con el cupo de 3.600 toneladas mensuales fue prorrogado el martes último en Brasilia, en coincidencia con las deliberaciones en las que el mercado automotor fue el centro de la atención.
"Los negociadores argentinos querían elevar la cuota a 4.500 toneladas, pero argumentamos que no tiene sentido aumentar una cuota si no pueden cumplir lo que ya está establecido", explicó el representante de la Confederación de Agricultura y Ganadería del Brasil.
Como contrapartida, los brasileños propusieron bajar el cupo a 3.000 toneladas mensuales, pero finalmente se accedió a prorrogar las 3.600.
Para explicar la caída de las exportaciones al Brasil, la industria argentina señaló la persistencia de las trabas burocráticas en el comercio exterior y, además, los mejores precios de venta a otros países: mientras Brasil paga entre 4.300 y 4.800 dólares por tonelada, Venezuela, Argelia y China desembolsas de 5.000 a 5.200 dólares.
En Brasil adujeron tres razones para impulsar una reducción de la cuota: la Argentina no alcanzó a cumplir con la mitad de lo convenido en el primer trimestre, se prevé que la producción brasileña de leche crecerá un 10 por ciento y, por último, existen dudas sobre si ese crecimiento será acompañado por el consumo interno.
Información de DyN.

Denuncia contra Argentina ante la OMC por prácticas proteccionistas

FUENTE: ECONOMÍA.ELPAIS.COM

EE UU, la UE y otros países presentan una queja en el organismo por las "medidas restrictivas al comercio" tomadas por Buenos Aires

Unos 40 países, incluidos los de la Unión Europea, EE UU, Japón, México y Panamá, se quejaron hoy ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por las restricciones que aplica Argentina contra las importaciones. El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha ido incrementando en forma paulatina las barreras desde la crisis mundial de 2008, pero sobre todo a partir del año pasado, en la medida en que se redujo el superávit comercial por el incremento de las compras externas. Una inflación de más del 20% anual en Argentina ha elevado los costes de la producción medidos en divisas, lo que ha alentado la importación, aunque el peso tampoco está tan sobrevalorado como en la crisis que este país sufrió en 2001.
"Expresamos en forma conjunta nuestra continua y profunda preocupación ante la naturaleza y la aplicación de medidas restrictivas al comercio tomadas por Argentina, las cuales están afectando negativamente importaciones de Argentina desde un creciente número de miembros de la OMC", decía el documento suscrito también por Israel, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza, Taiwán, Tailandia y Turquía. El grupo se quejó por la "falta de transparencia" de Argentina en la implementación y administración de su régimen de licencias no automáticas de importaciones, que, según expresaron, crea "profunda incertidumbre tanto para exportadores como para potenciales exportadores hacia Argentina, así como para inversores en Argentina".

Unos 40 países se quejan por "falta de transparencia" de Argentina en el régimen de licencias no automáticas de importaciones
A las licencias para ciertos productos se agregaron en febrero pasado las declaraciones juradas anticipadas de importación, que es un trámite que debe hacerse antes de la entrada de cualquier artículo. Hasta ahora, el 30% de esas declaraciones juradas han sido rechazadas por diversos motivos burocráticos. Los países denunciantes también protestaron ante la OMC contra este nuevo mecanismo. Entre los productos frenados en la Aduana figuraban hasta ayer los libros, aunque las quejas de editoriales y lectores llevaron a liberar su ingreso.
El vicepresidente de Argentina, Amado Boudou, fue el encargado de responder en Buenos Aires a la queja presentada por los 40 países en la sede de la OMC en Ginebra."Esta es una política que le sirve a todos los argentinos: cuando nosotros estamos cuidando en la frontera algún producto es porque estamos cuidando el trabajo de los argentinos", alegó Boudou en el Canal 26. El exministro de Economía también justificó su política en la red social Twitter: "Nosotros no estamos en contra de las importaciones, estamos cuidando el trabajo de cada uno de ustedes, cuidando la industria argentina. Cuando les dicen que 'falta algo', sepan que hay intencionalidad política. Argentina está abierta al mundo pero no destrozaremos la industria".
Entre los productos protegidos por licencias no automáticas figuran ordenadores portátiles, electrodomésticos, químicos, automóviles, maquinarias, textiles y papelería. La OMC establece que los países deben aprobar estas licencias en 60 días, pero los denunciantes de Argentina afirman que el Gobierno de Fernández se toma más tiempo, seis meses o más.
En la reunión del Consejo para el Comercio de Bienes de la OMC en la que se leyó y distribuyó la declaración conjunta, Argentina la rechazó por considerar que no se apoyaba en datos objetivos y que tenía un trasfondo político, según comentaron fuentes diplomáticas a la agencia EFE. La secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de Argentina, Cecilia Nahón, recordó que Argentina ha aumentado de manera considerable sus importaciones en los últimos años.

Tipos de dólar en Argentina

FUENTE: VIAJAR A ARGENTINA HOY

Hace un tiempo me vienen pidiendo ésto, así que llegó el momento de escribir sobre lo que algunos conocemos, otros han escuchado y muy pocos saben, los tipos de dólar en Argentina y la conveniencia de cambio.

Comenzó en el 2012 cuando el gobierno decidió imponer un cepo al dólar. En la actualidad todos saben de ello pero a pesar de que pasó más de un año con la medida aún la presidenta Cristina Fernández de Kitchner niega el mencionado cepo.
Si bien la medida es del gobierno, pero también negada por el mismo, el interés del artículo no es de origen político sino económico, solo menciono algunas cosas como referencia (contexto).

¿En qué consiste el cepo al dólar?


Ya no se pueden comprar dólares en Argentina sin pasar por una entidad reguladora llamada “AFIP” y la compra de dólares en Argentina está limitada a importaciones y exportaciones. Se realizó ésto para evitar la fuga de capitales al exterior, sin embargo todos éstos temas, son agua de otro cántaro.
Directamente a los particulares (personas naturales como usted y yo) que desean comprar dólares en Argentina solamente podrán hacerlo para viajar, pero no para ahorrar en divisa extranjera. Se considera un delito la compra de la divisa y no viajar.
Adicionalmente, si queremos recibir dólares desde el exterior ésto no es posible, ya que, las casas de divisas y transferencias están obligadas a entregar Pesos Argentinos en vez de dólares, eso incluye a Western Union, Money Gram y otras del mismo tipo.
Entonces, por más que le envíen dinero desde el exterior a Argentina en dólares, deberá recibirlo en pesos Argentinos.

Los efectos que causa la medida

Hay dos factores importantes: La inflación que hace a la moneda Argentina tener menos valor y el cepo al dólar.
La combinación de éstas dos cosas, genera que, exista un miedo comercial / social y aparezcan nuevos elementos en nuestra mezcla, uno de ellos es el famoso Dólar Paralelo.
¿Porqué a la gente le interesa tanto el dólar? Sencillo, pues el mismo mantiene su valor, mientras que la moneda Argentina devalúa, también porque, si se tiene todo en dólares, eventualmente la tasa de cambio a peso Argentino beneficiaría a quien tuviese más dólares.
Además, al existir un cepo que perjudica a empresas / personas, eso hace que suban los precios, lo cual produce inflación.
Podría ser casi como una bola de nieve, que crece a medida que se desliza por una pendiente.

El Dólar Paralelo, Blue, Arbolito y otros términos salvajes

Existen más de 15 tipos de dólar en Argentina. ¿Más de 15? ¡Sí, más de 15! *1
Sucede lo siguiente, existen dós tipos de dólar que son los más importantes en Argentina, el dólar Oficial y el dólar Paralelo.
El dólar Oficial es aquel que conseguiríamos en el banco para viajar al exterior (luego de haber pasado por la aprobación del AFIP para comprar dólares y si es que el banco tiene dólares para la venta).
El dólar paralelo, es el dólar que se vende “ilegalmente” y no está regularizado por una o varias entidades del gobierno.
Los valores del dólar en Argentina:
  • Oficial: 1 dólar = 5.8 ARS
  • Paralelo: 1 dólar = 9.9 ARS
(tomado de La Nación)
 Otros tipos de Dólar (restar o sumar según):
  • Dólar Soja:  dólar Oficial -35%
  • Dólar Girasol: dólar Oficial -32%
  • Dólar Trigo: dólar Oficial -23%
  • Dólar Maíz: dólar Oficial -20%
  • Dólar Industria: dólar Oficial -5%
  • Dólar Carne: dólar Oficial -15%
  • Dólar Importación: dólar Oficial +2% (para productos que no existen en el país) y +14% (para productos que sí se fabrican en el país)
  • Dolar Importación: dólar Oficial +35% (para electrodomésticos o bienes de consumo)
  • Dólar Blue o Paralelo: 9.9 ARS (aquel que usa la gente para ahorrar o atesorar)
  • Dólar compras en el Exterior: dólar Oficial + 15%
  • Dólar Inmobiliario: La mitad entre el Oficial y el Paralelo (es el precio para compra, venta o alquiler de inmuebles).
  • Dólar Turista: dólar Oficial + 20% (así lo contempla el AFIP)
  • Dólar Tarjeta: dólar Turista + 3% de financiación + 8 ctvos de transferencia (Son los dólares que se sacan usando la tarjeta en cajeros en el exterior)
  • Dólar Paypal: dólar Oficial + 20% (AFIP) + 6% comisión de paypal
Fuentes: Infobae, Yahoo Finanzas