Por Redacción LAVOZ
Argentina
dio uno de los pasos más importantes en la recomposición del frente
externo, tras las renegociaciones de deuda con los tenedores de bonos en
cesación de pagos. Se trata del acuerdo con el Club de París, grupo que
reunió a los representantes de 15 gobiernos y bancos estatales de
países que financiaron diversos proyectos en las décadas anteriores.
Es un hecho trascendente ya que nuestro país no había cancelado las
obligaciones con los organismos oficiales de crédito de esos países
desde 2001, cuando se declaró la cesación de pagos de la deuda pública,
ni tampoco lo había hecho en fechas más recientes.El acuerdo permitirá pagar obligaciones en default por 9.700 millones de dólares en cinco años, con una tasa del tres por ciento anual sobre el capital adeudado y con la posibilidad de extender dos años más la cancelación si durante ese lapso no se produce una inversión adicional suficiente por parte de los organismos de los países involucrados en la declaración.
Este paso supone contar con una mejor carta de presentación en el mundo de las finanzas internacionales, por lo que se podrá acceder a créditos más ventajosos. El compromiso supone también una enorme responsabilidad para las actuales autoridades, que desde aquí hasta la finalización del mandato de Cristina Fernández deberán afrontar pagos por 1.150 millones de dólares, más los intereses.
La mayor parte de esta deuda tendrá que ser afrontada por el gobierno que asuma el 10 de diciembre de 2015, en un contexto de estrechez de las reservas del Banco Central y con vencimientos en promedio superiores a los 16 mil millones de dólares desde 2016.
La responsabilidad y la mesura con las que deberán actuar los funcionarios nacionales no se agotan en la cancelación de la deuda refinanciada, sino en un nivel de gasto público que permita ahorrar los recursos para los pagos. De tal modo, se evitaría tomar deuda para gastos corrientes.
Esa responsabilidad no está presente en el gobierno actual, que en los últimos años aumentó el nivel del gasto público, con lo cual tales ejercicios cerraron con déficit.
Este pudo disimularse a través del rubro “rentas de la propiedad”, que no es otra cosa que ganancias ficticias del Banco Central y de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), las cuales fueron giradas al Tesoro nacional para disimular el rojo en las cuentas públicas.
Por caso, el primer trimestre arroja un déficit primario de 32.560 millones, que fue corregido en parte por “rentas de la propiedad” por 15.180 millones, o sea, emisión de dinero, según advierte un informe del Instituto de Análisis de la Realidad Fiscal (Iaraf).
El éxito logrado ante el Club de París exigirá, entonces, un manejo prudente de los recursos públicos, para no repetir las crisis del pasado.
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¿Qué es el Club de París?
El Club de París, es un foro informal de acreedores oficiales y países deudores. Su función es coordinar formas de pago y renegociación de deudas externas de los países e instituciones de préstamo.
Los países permanentes que lo conforman son Austria, Holanda, Rusia, Inglaterra, Canadá, Japón, Dinamarca, Italia, España, Australia, Irlanda, Finlandia, Bélgica, Francia, Alemania, Estados Unidos, Noruega, Suecia y Suiza.
Aquellos países deudores que entran en cesación de pago con el Club de París se exponen a una represalia velada del mundo financiero, consistente en un corte automático de créditos que contribuyan a paliar una crisis. Es desde esta perspectiva que pueden cuestionarse las intenciones altruistas que ostenta esta organización que constituye una significativa acumulación de Poder.