Por qué la electrónica es más cara en el país que en EE.UU.

Viernes 07 de diciembre de 2012 | 13:15
Un vistazo a cómo se define el precio de la tecnología en nuestro país, en base a los costos involucrados en la importación de tecnología en la Argentina
Por   | LA NACION

 
A los impuestos se le suman costos como el de tener un container con mercadería a la espera de su distribución es de entre 70 y 100 pesos por día. Foto: Archivo 
Hace casi un mes publicamos una nota que compara los precios de la electrónica de consumo en el país y en Estados Unidos. No hay grandes misterios: en ese país todos los productos están más baratos, comparando el precio local nacional con el precio turista (es decir, los dólares que se pagan al comprarlo en Estados Unidos más la retención por el pago a cuenta del impuesto a las ganancias, mas el pago del 50% del monto que quede por encima de los 300 dólares de franquicia para el ingreso de mercadería extranjera al país; y obviando el viaje hasta ese país y vuelta).
En la mayoría de los casos sigue siendo más conveniente, a largo plazo, la compra local de un producto, porque se accede a la financiación en cuotas, a la garantía nacional y al servicio técnico local.
Pero la duda inevitable era preguntarse por qué, si un producto tiene en ambos casos el mismo origen (China) y presumiblemente el mismo precio inicial, existe tanta diferencia entre el precio nacional y el estadounidense.

Estados unidos, ejemplo dificil

Los expertos consultados sostienen que Estados Unidos es la opción más injusta para compararse, porque allí la tecnología es muy barata; si se miran otros mercados (de América latina, por ejemplo) la brecha es menor.
Estados Unidos es un mercado muy grande, de mucho volumen y muy competitivo, donde los márgenes de ganancia son más bajos (equilibrados precisamente por el alto volumen que se maneja). Europa es, como han reconocido todos los que alguna vez han viajado allí, un caso intermedio (más caro que Estados Unidos, más barato que América latina).
Así y todo, la referencia suele ser Estados Unidos: allí los impuestos de importación a la tecnología son más bajos que los locales: un 8 por ciento total, en promedio, contra un 21% de IVA local, a lo que se suma un 20,48% de impuesto interno a bienes suntuarios, un 20,5% de derechos aduaneros, 4,5% de ingresos brutos y ganancia, y un 1,2% de impuesto al cheque, que se paga por partida doble.








No sólo son impuestos

Esto no incluye el porcentaje de ganancias que luego irán sumando los intermediarios (el canal de distribución, la tienda minorista) ni toda una serie de costos que tienen que ver con la logística, costos bancarios, financieros, búsqueda de proveedores, importación de muestras, gestión de las licencias de importación y demás.
La logística y el transporte suman entre el 5 y el 7% del costo de un producto, en promedio. Transportar un contenedor de 70 metros cúbicos de China a la Argentina (en barco) tiene un precio de 5500 dólares. En avión el costo es de 7 dólares por kilo hasta Ezeiza.
Un camión (custodiado) que lleva mercadería a Tierra del Fuego para su procesamiento final y luego la trae a Buenos Aires para su venta tiene un costo aproximado de 45.000 pesos para recorrer los 6400 kilómetros involucrados (la distancia entre China y la Argentina es de aproximadamente 19.000 kilómetros).
 
Un container tarda, en barco, entre 30 y 40 días en llegar desde China al puerto de Buenos Aires. Foto: Archivo 
Una vez que se aprueba la entrada de un producto, el importador tiene 60 días para ingresar la mercadería. El viaje en barco desde China tarda un mes o 40 días, por lo que muchas empresas lo traen antes y lo dejan en depósitos fiscales (70 a 100 pesos por día por container) a la espera de que se terminen los trámites.
Entre medio está el tema de la financiación: el producto que alguien compra en 12 cuotas fue pagado completo al fabricante chino, y el importador necesita ese dinero (lo que puede implicar un préstamo bancario) y calcular qué precio debe ponerle pensando que recuperará el costo en 30, 60 o 90 días, estimando la inflación y la posible variación en el precio del dólar.
El sitio especializado Redusers publicó, en 2011, un detalle de los precios que se suman a una tableta desde que sale de China hasta que llega a las manos de los consumidores que también puede resultar ilustrativo .
Así, entre una cosa y otra el precio local del producto termina siendo aproximadamente el doble que el que tiene en los Estados Unidos (si no se calcula el costo de importarlo a mano en un viaje, como detallamos en esta nota ). En Chile, que tiene un tratado de libre comercio con Estados Unidos, la diferencia ronda el 8 por ciento. Brasil está más cercano a nuestros precios, pero allí la diferencia la marca, una vez más, el tamaño del mercado..

Los fondos buitre aseguran estar listos para negociar y aceptar bonos


HOLDOUTS Y DEUDA ARGENTINA
Así lo afirma el diario estadounidense The Wall Street Journal, citando fuentes relacionadas al fondo Elliott Management Corp. de Paul Singer, líder de un grupo de acreedores que no entraron al canje y que pretende cobrar más de 1.500 millones de dólares a la Argentina.
El influyente diario "The Wall Street Journal" asegura hoy en un artículo que los "fondos buitre" estan listos para negociar con Argentina y aceptar bonos.

El artículo de Shane Romig y Ken Parks manifiesta que el fondo Elliott Management Corp. de Paul Singer, el líder de un grupo de acreedores que no entraron al canje y que buscan cobrarle más de 1.500 millones de dólares a la Argentina, está listo para negociar y aceptaría bonos como parte de un acuerdo.

Citando fuentes relacionadas al caso, el diario norteamericano asegura que Singer estaría dispuesto a acordar con el país y aceptar nuevos títulos como parte del acuerdo.

Esto modificaría sustancialmente el actual estado del conflicto entre la Argentina y un grupo de acreedores que no entraron en los canjes anteriores y que complica la economía de nuestro país.
Los fondos buitre han obtenido un fallo favorable a su posición por parte de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, que rechazó la apelación de la Argentina, al tiempo que la Corte de Apelaciones de Nueva York levantó la medida cautelar (stay) que frenaba la ejecución de la sentencia a los holdouts.

El prestigio diario estadounidense recordó en su edición de hoy que el próximo pago sobre los bonos reestructurados se vence el 30 de junio y que "Argentina corre el riesgo de caer en default si no llega a un acuerdo con los llamados fondos rebeldes o holdouts".

FUENTE: CLARÍN

“Estamos dando los primeros pasos para un canje en Argentina, bajo ley argentina"


kicillof diserta
El ministro de Economía se refirió esta tarde al tema de los fondos buitre en el Palacio de Hacienda, donde anunció además que los abogados del Estado irán a hablar con el juez Thomas Griesa. "Somos los que venimos a arreglar el desastre que dejaron en 2001 pero no a cualquier costo", indicó.
Kicillof anunció que el Gobierno impulsará un nuevo canje de deuda bajo ley argentina para asegurar el pago a los bonistas con títulos reestructurados y que los abogados que representan al país se presentarán ante el juez Thomas Griesa para consultarlo sobre sus palabras en torno a que la medida judicial que tomó "no empuja a la Argentina al default".
"Estamos ante un problema de dimensiones globales, y lo que contestamos es: no pasarán, no van a voltear nuestras reestructuraciones de deuda porque lo vamos a impedir", afirmó Kicillof en una rueda de prensa en la que abordó las consecuencias de la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de rechazar la apelación presentada por Argentina en la causa contra fondos buitre.
"Quédense tranquilos, esto está estudiado en profundidad" dijo el ministro ante decenas de funcionarios y periodistas que colmaron el Microcine del Palacio de Hacienda.
Kicillof confirmó que este miércoles a las 10 asistirá al Congreso para reunirse con los presidentes de ambas Cámaras, y de los distintos bloques parlamentarios "para explicarles la situación y los pasos a seguir".
El ministro aseguró que las consecuencias de la sentencia de Griesa, que determinan el pago de 1.500 millones de dólares a los fondos buitre que litigaron, "nos empuja al default", porque además de esa cifra, Argentina se verá obligada a pagarle a los otros tenedores de deuda que no entraron al canje otros 15.000 millones de dólares, cifra que equivale a "la mitad de las reservas" que tiene el país.
Tras lo cual agregó que "también (contempla) a los que aceptaron el canje y que quieren estar en igualdad de condiciones que los otros que no entraron" y ahora, por la decisión de la justicia norteamericana, se les debe abonar el total de la deuda.
El próximo pago de la deuda, unos 900 millones de dólares de títulos Discount será el 30 de junio, oportunidad en que Argentina también debería pagarle los 1.500 millones a los fondos buitre, según el fallo dispuesto por Griesa que fue convalidado por la Corte Suprema estadounidense.
"Si una sentencia nos pide que nos suicidemos, no nos vamos a suicidar", dijo Kicillof y destacó que "no podemos permitir que nos impidan honrar nuestra deuda".
"Es por eso que estamos iniciando los pasos para hacer un canje de deuda para pagar en Argentina, bajo legislación argentina", los títulos que hoy están bajo legislación estadounidense, afirmó el ministro, sin brindar mayores precisiones sobre las condiciones de esta nueva restructuración.
La idea de pagar bajo legislación argentina ya había sido adelantada en agosto del año pasado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en oportunidad en que la Cámara de Apelaciones de Nueva York había avalado la decisión de primera instancia tomada por Griesa.
En esa oportunidad, la jefa del Estado dijo que "Argentina siempre pagó su deuda" a partir de la restructuración de 2005, y que no permitiría que estas decisiones judiciales hagan peligrar el cumplimiento de las obligaciones pactadas con los bonistas que aceptaron una quita en sus bonos y nuevos plazos de pago.
Kicillof destacó también que el juez Griesa "dijo que no quiere empujar al país al default, pero eso no se desprende del fallo", por eso "vamos a mandar a nuestros abogados a hablar con el Juez sobre ese punto, a ver a qué se refiere".
Criticó a los economistas que le sugieren "negociar con los buitres", ya que "los buitres son buitres porque no negocian. Si quisieran negociar lo hubiesen hecho antes".
"¿Por qué hablamos de fondos buitre?... porque no eran acreedores de Argentina, nunca le prestaron plata, sino que compraron títulos que están por afuera de las restructuración. Ese es el negocio de los fondos buitre, porque pagaron 48 millones de dólares esos bonos que estaban en default y hoy un juez de los Estados Unidos dijo que hay que pagar 832 millones", sentenció Kicillof.
Telam

Fondo buitre

Un fondo buitre es un fondo de capital de riesgo o fondo de inversión libre que invierte en una deuda pública de una entidad que se considera débil o cercana a la quiebra.1 De acuerdo con el periodista Alcadio Oña, el modus operandi de los fondos buitre consiste simplemente en comprar en el mercado deuda de Estados y empresas al borde la quiebra, normalmente al 20% o al 30% de su valor nominal (su valor facial), y luego pleitear o «apretar» por el pago del 100% de este valor.2 En otras palabras, mediante la especulación financiera, los fondos buitre compran títulos de deuda de los países en una situación económica dificil, a precio basura para luego litigar en los foros internacionales e intentar cobrar la totalidad del valor de esos bonos.3
Como marco de fondo debe recordarse que el 10 de marzo de 1989, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos de América, Nicholas Brady, modificó la política de este país respecto a la deuda internacional. Bajo la nueva política, conocida como “el Plan Brady”, se instó a los prestamistas para que, de manera voluntaria, condonaran parte de la deuda no atendida por los países menos desarrollados, reestructuraran el saldo de la deuda que quedaba pendiente de pago y otorgaran préstamos adicionales a esos países.

FUENTE: WIKIPEDIA

The Wall Street Journal sobre el fallo por los holdouts: "Argentina, entre la espada y la pared"




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La visión del periódico The Wall Street Journal acerca del fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos por el caso de los holdout contra Argentina, es para nada  esperanzadora. La publicación indica que fue efectivamente un duro final para la Argentina, en su larga batalla contra el reducido grupo de acreedores. Así, el medio asegura que la decisión podría sentar las bases para que el país sudamericano se declare en cesación de pagos por segunda vez desde 2001.
The Wall Street Journal sobre el fallo por los holdouts: “Argentina, entre la espada y la pared” ”

Ayer el fallo fue inminente: los jueces rechazaron la apelación de Argentina contra una decisión de un tribunal inferior que determinó que el país no puede pagar los nuevos bonos que emitió para reestructurar su deuda en 2005 y 2010 si al mismo tiempo no les paga a los fondos de cobertura que se negaron a aceptar los nuevos títulos con una reducción de sus acreencias, tras la cesación de pagos de 2001.
La nota del WSJ explica que Argentina tiene hasta fin de mes para llegar a un acuerdo con los estos acreedores, o no podrá realizar el próximo pago de su deuda, que vence el 30 de junio, cayendo nuevamente en el cese de pagos.
La decisión del máximo tribunal de Estados Unidos estremeció los  argentinos, por lo que ciertos bonos argentinos llegaron a caer 10%, mientras que el Merval, el principal índice de la Bolsa de Buenos Aires, perdió 10%, según el artículo en cuestión.
Los conocidos como “fondos buitre” se tratan de unos pocos acreedores con amplios recursos a su disposición que han sido inflexibles en su insistencia de recibir un pago total por sus activos.
Expertos siguieron muy de cerca el caso ya que puede sentar un precedente legal para futuras reestructuraciones de la deuda soberana, así como para evaluar la capacidad de Argentina de regresar a los mercados de capitales con objeto de aliviar la escasez de dólares en el país.
Los fondos “rebeldes” llegaron en el pasado a extremos para recuperar su dinero. Intentaron confiscar el avión presidencial en 2007, y NML Capital Ltd., que es parte de Elliott Management Corp., logró que la  de Ghana retuviera en 2012, durante 76 días, la Fragata Libertad, buque escuela de la Armada Argentina, y trató de impedir además que el país lance un par de satélites al espacio.
Desde un comienzo, la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner , se negó a negociar con los acreedores a los que catalogó como “buitres”.
La mandataria tiene de ahora en más un menú limitado de opciones políticamente difíciles, de las que tendrá si o si que elegir alguna, explica WSJ. Puede pagarles lo que les adeuda a los fondos y así, negociar un pacto con ellos, o anunciar una cesación de pagos a fin de mes.

FUENTE: NEXOFIN

La hora de ser responsables





Argentina dio uno de los pasos más importantes en la recomposición del frente externo, tras las renegociaciones de deuda con los tenedores de bonos en cesación de pagos. Se trata del acuerdo con el Club de París, grupo que reunió a los representantes de 15 gobiernos y bancos estatales de países que financiaron diversos proyectos en las décadas anteriores.
Es un hecho trascendente ya que nuestro país no había cancelado las obligaciones con los organismos oficiales de crédito de esos países desde 2001, cuando se declaró la cesación de pagos de la deuda pública, ni tampoco lo había hecho en fechas más recientes.
El acuerdo permitirá pagar obligaciones en default por 9.700 millones de dólares en cinco años, con una tasa del tres por ciento anual sobre el capital adeudado y con la posibilidad de extender dos años más la cancelación si durante ese lapso no se produce una inversión adicional suficiente por parte de los organismos de los países involucrados en la declaración.
Este paso supone contar con una mejor carta de presentación en el mundo de las finanzas internacionales, por lo que se podrá acceder a créditos más ventajosos. El compromiso supone también una enorme responsabilidad para las actuales autoridades, que desde aquí hasta la finalización del mandato de Cristina Fernández deberán afrontar pagos por 1.150 millones de dólares, más los intereses.
La mayor parte de esta deuda tendrá que ser afrontada por el gobierno que asuma el 10 de diciembre de 2015, en un contexto de estrechez de las reservas del Banco Central y con vencimientos en promedio superiores a los 16 mil millones de dólares desde 2016.
La responsabilidad y la mesura con las que deberán actuar los funcionarios nacionales no se agotan en la cancelación de la deuda refinanciada, sino en un nivel de gasto público que permita ahorrar los recursos para los pagos. De tal modo, se evitaría tomar deuda para gastos corrientes.
Esa responsabilidad no está presente en el gobierno actual, que en los últimos años aumentó el nivel del gasto público, con lo cual tales ejercicios cerraron con déficit.
Este pudo disimularse a través del rubro “rentas de la propiedad”, que no es otra cosa que ganancias ficticias del Banco Central y de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), las cuales fueron giradas al Tesoro nacional para disimular el rojo en las cuentas públicas.
Por caso, el primer trimestre arroja un déficit primario de 32.560 millones, que fue corregido en parte por “rentas de la propiedad” por 15.180 millones, o sea, emisión de dinero, según advierte un informe del Instituto de Análisis de la Realidad Fiscal (Iaraf).
El éxito logrado ante el Club de París exigirá, entonces, un manejo prudente de los recursos públicos, para no repetir las crisis del pasado.
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¿Qué es el Club de París?
El Club de París, es un foro informal de acreedores oficiales y países deudores. Su función es coordinar formas de pago y renegociación de deudas externas de los países e instituciones de préstamo.

Los países permanentes que lo conforman son Austria, Holanda, Rusia, Inglaterra, Canadá, Japón, Dinamarca, Italia, España, Australia, Irlanda, Finlandia, Bélgica, Francia, Alemania, Estados Unidos, Noruega, Suecia y Suiza.

Aquellos países deudores que entran en cesación de pago con el Club de París se exponen a una represalia velada del mundo financiero, consistente en un corte automático de créditos que contribuyan a paliar una crisis. Es desde esta perspectiva que pueden cuestionarse las intenciones altruistas que ostenta esta organización que constituye una significativa acumulación de Poder.

Claves para ser un consumidor inteligente

ECONOMÍA

Claves para ser un consumidor inteligente

Por Matías Tombolini. Los consumidores argentinos somos objeto de diversas estrategias para captar nuestra atención.
07 de Mayo de 2014 07:41
Por: Matías Tombolini | Economista y periodista matiasrtombolini@gmail.com

Mientras la tasa de inflación esperada para este año en Argentina asciende a valores en torno de los 30 puntos, el crecimiento de nuestra economía se estaría situando en valores  cercanos a 0%.
Esta situación presenta un panorama donde la demanda no crece y los precios sí lo hacen, al tiempo que la oferta de bienes y servicios parece no aumentar.
En este contexto, los consumidores argentinos somos objeto de  diversas estrategias para captar nuestra atención, que nos prometen precios inmejorables.
La información que contienen los precios actualmente resulta parcialmente  incompleta y es un dato de la realidad que, dados los permanentes movimientos de precios, comparar se  vuelve una tarea realmente difícil.
¿Cuánto vale una remera de algodón? ¿Cuál es el precio de una notebook estándar? ¿Cuánto sale un kilo de tomate? ¿Cuál es el precio de la nafta súper?
Seguramente, el lector podría responder algunas de estas preguntas, difícilmente pueda contestar todas ellas, peor aún, si camina un poco, verá que el mismo producto presenta  importantes variaciones de precio según la zona geográfica en que se encuentre exhibido.
Cuando el contexto es inflacionario, caminar se torna una conducta recomendable, ya que la comparación se hace más provechosa, porque los precios varían constantemente.
En este sentido, definir pautas de consumo inteligente resulta altamente  beneficioso a la hora de hacer rendir más nuestro dinero.
En economía se suele decir que “nada es gratis”, por esto es importante  recordar que, a la hora de comprar, solemos encontrar precios determinados por la zona geográfica en que se  encuentre situada la boca de expendio. Siempre es bueno aprovechar tantas cuotas sin interés como nos ofrezcan para adquirir los productos, no hay que tenerles miedo a las cuotas  sino a la falta de planificación. Pensemos que si compramos y consumimos algo hoy y lo pagamos en varias cuotas, al momento de terminar de pagarlo, es muy probable que ese  producto haya subido de precio.
Ser un consumidor inteligente significa hacer uso de todos los  recursos disponibles para maximizar el rendimiento de nuestro dinero disponible para gastar. Para ello es bueno establecer  algunas acciones que nos ayuden a tener éxito en esta empresa.
Los pasos del consumidor inteligente a tener en cuenta son: planificar, informarse, elegir, actuar, comprometerse y participar, evaluar, concluir y repensar.
PLANIFICAR. Hacer un presupuesto de lo que vamos a gastar para cubrir  nuestras necesidades. Un consumidor inteligente gasta y ahorra para lograr satisfacer sus necesidades, no  evita gastos superfluos, simplemente los identifica para valorar mejor esa decisión.
INFORMARSE. Respecto de los productos y de las ofertas, quienes tienen tarjetas pueden suscribirse para recibir mails sobre las promos. También los bancos ofrecen sms (con costo) y los diarios publican las ofertas del día. Algunas páginas de internet ofrecen sistemas para comparar precios más competitivos. Esto le permite comprar productos servicios y precios  diferenciales respecto del resto de los consumidores.
ELEGIR. Si bien todos estamos influenciados por las publicidades sobre productos y servicios, el consumidor conoce cada vez más sobre lo que compra, con lo cual a la hora de elegir  considera: precio, calidad del producto, sus componentes, la empresa que lo hace, la garantía, rapidez en la entrega, experiencias de otros consumidores y relación precio/producto.
ACTUAR Y COMPROMETERSE. Al consumidor inteligente le preocupan el medioambiente y el bienestar (cuidar el presupuesto y nuestro entorno) por lo que realiza las siguientes  acciones: compartir el viaje en auto al trabajo, usar transporte público o alternativo como la bicicleta, consumir productos de origen comprobable con fabricantes comprometidos con el medioambiente, no consumir productos cuyos fabricantes estén vinculados a trabajo esclavo o que tengan comportamientos contrarios a los intereses de la comunidad, conocer sus  derechos y obligaciones y hacerlos valer, acudir a Defensa del Consumidor y llamar a los entes reguladores de servicio públicos cuando es necesario.
EVALUAR. Además, el consumidor inteligente evalúa y realiza los siguientes ejercicios: compara los gastos que planificó contra los que realmente realizó, calcula la diferencia, mide el  desvío y se hace cargo.
CONCLUIR Y REPENSAR. El consumidor inteligente analiza en qué se cumplió su presupuesto y en qué casos no se cumplió. Verifica los casos en que no se cumplió y replantea el presupuesto. O no.
Entiende que el presupuesto representa un promedio.
Toma acción directa allí donde claramente hay gastos insostenibles con su nivel de ingresos e involucra en el análisis al grupo familiar.
REFLEXIONAR. Consumir de manera inteligente implica comprometer a toda la familia en ello. Para esto es esencial que todos aporten su punto de vista y sus problemas particulares.
Escucharnos dentro de la familia aporta una dosis de racionalidad al momento de pensar la forma en que consumimos y puede redundar en beneficios para todos.
Todos tenemos algo para decir siempre, aunque la decisión final la tomen una o dos personas.
El mejor presupuesto no es el de los que gastan menos, sino el que permite que, con los recursos existentes, todos estén lo más conformes posible.
Al final de cuentas, consumir de forma inteligente, no suele ser tarea sencilla, y en tiempos de inflación mucho menos.
Sin dudas, caminar, estar atentos, planificar y ser ordenados son los secretos de aquellos que mejor lo hacen.

Deterioro de la cultura del ahorro

edición impresa 

“La década K deterioró la cultura del ahorro”

El economista y periodista Tomás Bulat propone una guía práctica para tomar las decisiones económicas indicadas en las distintas etapas de la vida. Por qué dice que los argentinos son “defensivos” a la hora de invertir. Sus críticas a la herencia kirchnerista.

 “La década K deterioró la cultura del ahorro”
“La década K deterioró la cultura del ahorro”
A los 10 años, aprender. A los 25, capacitarse. A los 35, endeudarse. A los 50, facturar. A los 65, invertir. Y a los 75, disfrutar. En la teoría, el camino económico a tomar en las distintas etapas de la vida parece simple, pero lo cierto es que, en la práctica, administrar el dinero en la Argentina supone sortear una ruta de curvas y contracurvas.

Como si el entrañable Juego de la Vida se cruzara con las revelaciones de Freakonomics, el economista y periodista Tomás Bulat presenta en su último libro, La economía de tu vida (Editorial Sudamericana), una guía para tomar las decisiones económicas indicadas en el momento indicado a lo largo de los años. “Todo el tiempo tomamos decisiones económicas, pero lo hacemos intuitivamente, a veces guiados por nuestras emociones y en parte por la razón”, cuenta que responde el autor cuando sus familiares y amigos lo llaman pidiendo consejo bajo el lamento de “no sé nada de economía”. Y dobla la apuesta: “No solo sabemos de economía: hacemos la economía. Lo que pasa es que nuestras decisiones van cambiando, a lo largo de los años, en las distintas etapas de la vida”.

Durante la infancia, explica Bulat, el niño incorpora sus primeras nociones de economía a medida que empieza a tener cierta autonomía. “Por ejemplo, la restricción presupuestaria: sus padres le dan plata para comprarse un sándwich y un jugo, pero no le alcanza para comer también un alfajor. Así, aprende a tomar decisiones que lo maximizan”, señala el economista, padre de tres hijos, quienes hacen de involuntarios protagonistas en más de un pasaje del libro. Y agrega: “Cuando el chico crece y entra al secundario, se empieza a trabajar sobre la semana como medida de tiempo para administrar el dinero. Es entonces cuando empieza a tomar decisiones inmediatas y mediatas en función de los consumos que quiere hacer”.

Al avanzar de casillero, las decisiones económicas van cambiando, sostiene. “No hacemos lo mismo a los 20 que a los 40 o a los 60. No somos los mismos ni deseamos las mismas cosas”.

Invertir en capacitación, experiencias y viajes al ganar el primer sueldo; endeudarse hasta el cuello - “incluso en la Argentina, o especialmente en la Argentina, diría,”- entre los 30 y los 40 con la llegada de los hijos; volcarse a las inversiones financieras para darse algunos gustos pasados los 50; y disfrutar del retiro, etapa en la que se produce “una delegación de voluntad, porque tu médico y tus nietos empiezan a decidir más tus gastos que vos mismo”, son algunos de los consejos que el autor ofrece en el libro que fue presentado a sala llena días atrás en la Feria del Libro.

* ¿Cómo somos los argentinos a la hora de administrar nuestro dinero?
- Malísimos, porque somos unas sociedad de corto plazo. Por eso somos muy gastadores y poco ahorradores. Y cuando ahorramos, lo hacemos en ladrillos o en autos. La idea de ahorrar comprándose un auto es de una estupidez importante, porque supone un gasto. Somos defensivos a la hora de ahorrar: el ladrillo no es una inversión que brinde rentabilidad en el largo plazo. Al igual que el dólar guardado en el colchón, que va perdiendo valor por la inflación de los Estados Unidos. El argentino no tiene una posición agresiva respecto del ahorro, en el que gane rentabilidad.

* ¿Y qué otras alternativas de inversión hay?
Hay menos que en otro países, pero hay oportunidades. Por eso digo que hay una etapa de la vida en la que vale la pena empezar a dedicar tiempo a estudiar la Bolsa. El dólar en el bolsillo rinde -2% por año. El bono dolarizado puede pagar 10% en dólares, aunque se corre el riesgo de que el Estado no pague. Hay que aprender a arriesgarse y a diversificarse.

* El incentivo al consumo y la alta inflación marcaron el modelo kirchnerista. ¿Qué enseñanzas crees que nos deja la década K?
La década kirchnerista y su alta inflación mataron la posibilidad de pensar en el largo plazo. Queda una sensación de cortoplacismo, en donde si tenés algo ahora lo tenés que aprovechar ahora porque después no sabés qué va a pasar en el futuro. Por eso los viajes, los gastos, las salidas. Es la enseñanza que te deja el kirchnerismo: el consumidor se volvió más emocional y menos racional.

* ¿Se perdió la cultural del ahorro?
Se deterioró en la Argentina, sobre todo desde el 2009 en adelante. Aunque también es cierto que mantenemos los genes gallegos e italianos que nos llevan a ahorrar. Porque no hay que olvidar que cuando hay incertidumbre, esa presión lleva a un mayor ahorro. Por eso, creo que ante un año con dificultades económicas como este, la gente va a tratar de ahorrar más.

Populismo versus ley de Say

Columnista invitado

Populismo versus ley de Say

Si bien el relato oficial insiste en la década ganada, la realidad es que fue una década perdida porque en vez de haber estado sumergidos en una fiesta de consumo artificial, podríamos haber crecido sobre la base de inversiones, más puestos de trabajo, mejores salarios, más exportaciones y un consumo creciente en forma genuina.
En estos diez años, la Argentina se comportó como el sobrino tarambana que hereda a una tía rica y dilapida la fortuna en viajes, fiestas y otras excentricidades, en vez de invertir la herencia en alguna actividad que le genere ingresos futuros.
El problema para el sobrino tarambana se presenta cuando se le acaba la plata de la herencia. Entra en bancarrota y tiene que reducir el consumo. Se encuentra con la cruda realidad de que desaprovechó la herencia para disfrutar de la fiesta artificial presente sin pensar en su futuro. Ésta es la disyuntiva que actualmente tiene la economía argentina. Reconocer que se acabó la herencia de la tía rica y hay que ponerse a trabajar.
Insistiendo una vez más, para poder aumentar el consumo en forma artificial, se destruyó el sistema energético, el transporte público, las rutas, nuestros ahorros en las AFJP, etcétera. Ahora habrá que rehacer la infraestructura del país.
Distinta sería la situación actual si los buenos precios internacionales de los productos de exportación, las bajas tasas de interés en el mundo y el crecimiento mundial se hubiesen aprovechado para atraer inversiones competitivas. Hoy no estaríamos frente al dilema de ver quién asume el costo político de decirle a la gente la verdad: desperdiciamos la oportunidad y el consumo caerá porque no hay forma de financiar este consumo artificial.
Ahora bien, ¿tiene que sufrir la población para salir de esta borrachera de consumo que aportaba votos, pero hipotecaba el futuro?
¿Por qué voy a mentir? La población se encontrará con la realidad de que podrá consumir menos. Sin embargo, si se estableciera un plan económico consistente respaldado por un contexto institucional, el costo de la transición sería menor. Lo inevitable es corregir los precios relativos que tendrán un costo en términos de consumo. Ése es el problema social y político más complicado que tiene que afrontar este gobierno o el que le siga, con el agravante de que el "Rodrigazo" que tendremos se hará sobre un colchón social mucho más delgado que el que había en 1975. Me refiero a la pobreza, la indigencia y la tasa de desocupación.
¿Cómo generar un escenario de optimismo hacia el futuro? Cambiando la fórmula económica. Para consumir, primero hay que producir, y para producir, primero hay que invertir. La vieja ley de Say: la oferta crea su propia demanda. Para que alguien pueda consumir, primero tiene que producir. Si estoy solo en una isla, para consumir un coco, primero tengo que treparme al cocotero, bajarlo y luego consumirlo (producir). Claro que en las economías modernas la gente produce sus bienes que los intercambia por dinero y con ese dinero compra los bienes que desea. Lo que no puede eludirse en economía, por lo menos en el largo plazo, es la ley de Say. Para poder consumir, primero hay que producir.
Lo que hizo el Gobierno fue eludir la ley de Say al consumir stock de capital para financiar parcialmente la fiesta de consumo.
Volviendo al punto anterior, lo que necesita la economía argentina es un giro de 180 grados en su política económica. Aclaro que no digo que la economía no tiene que producir para consumir. En última instancia, el fin último de todo proceso económico es el consumo. Lo que ocurre es que, para poder acceder a niveles mayores de consumo, primero hay que aumentar la productividad, y eso se logra con inversiones, sean éstas para destinar a producir bienes de consumo interno o bien a la exportación. Lo que estoy diciendo es que hay que generar una gran reasignación de los recursos productivos (capital y trabajo). Primero hay que conseguir que los capitales estén dispuestos a volver a la Argentina a hundirse en inversiones competitivas. Se me ocurre que los primeros sectores que podrían captar esas inversiones pueden ser todos los que están ligados a la infraestructura destruida en todos estos años: energía, transporte, rutas, puertos y sectores ligados a las exportaciones. Además, con un tipo de cambio real más alto, el turismo receptivo volvería a demandar puestos de trabajo. Eliminando el cepo seguramente además se reactivaría el mercado inmobiliario buscando nuevos precios para el metro cuadrado construido.
Esos puestos de trabajo nuevos permitirían sostener el consumo hasta tanto la economía vaya adquiriendo más productividad. Crezcan los salarios y aumente el consumo. Claro que, para que las inversiones vengan y se logre ese cambio en la asignación de recursos, se requiere seguridad jurídica. Algo que sólo puede brindar la dirigencia política.
Nadie pide no consumir. Sólo se pide seguir el orden adecuado para que la gente no caiga, permanentemente, en estas crisis económicas en que se ilusiona con un nivel de vida que es ficticio para luego desilusionarse y descubrir de un día para otro que es más pobre.
El autor es economista..